El pasado junio, durante cinco minutos, Christian Eriksen estuvo –según sus propias palabras– “ido de este mundo”. Mientras una audiencia mundial observaba horrorizada los intentos desesperados por reanimar al jugador estelar de la selección danesa, las oraciones que hacían esos espectadores y televidentes eran simplemente por su supervivencia. Aquel día, nadie podría haber contemplado que Eriksen volvería a jugar al fútbol, y mucho menos albergar la esperanza de que volvería a estar al máximo nivel en menos de nueve meses. Sin embargo, sólo 259 días después de morir y ser devuelto a la vida, Eriksen volvió a saltar al césped este sábado para competir en la Premier League inglesa.

Lo hizo como suplente en el minuto 52, en un momento en el que su nuevo club –un Brentford que lucha por la permanencia– iba perdiendo por 0-2 y jugando con un hombre menos. Y aunque no pudiera construir un milagro futbolístico inspirando una remontada de su equipo, por una vez, el cinco veces elegido Mejor Jugador Danés del Año (récord absoluto) estuvo contento por ser partícipe de una derrota. “[Después de] pasar por lo que he pasado, estar de vuelta es un sentimiento maravilloso”, declaró tras el encuentro. “Ha sido muy especial desde el primer día, y el Brentford me ha cuidado muy bien. Todos han estado muy felices al respecto”. “Mi familia, mis padres, mis hijos, mi suegra y algunos médicos que han estado ayudándome aquí y allá… [todos estuvieron ahí para verme jugar]. Lo que han pasado ellos es todavía más duro que lo que he pasado yo”, señaló.

Para Eriksen, los minutos jugados el sábado simplemente representaron el último capítulo de una traumática historia que incluye ese paro cardiaco inicial, una operación para colocarle un marcapasos conocido como desfibrilador cardioversor implantable (DCI) y su marcha forzada del Inter de Milán. Su siguiente meta, explicó, ya con la salud asegurada, es “en primer lugar, recuperar las sensaciones y el toque, esas sensaciones futbolísticas; y ayudar al Brentford a permanecer en la Premier League”. Sin embargo, el jugador de 29 años también ha expresado su intención de poner un final de cuento de hadas a esta historia ya de por sí extraordinaria: “Mi objetivo es jugar el Mundial en Catar”, subrayó.

“Quiero jugar. Esa ha sido mi mentalidad todo el tiempo. Es una meta, un sueño. Otra cosa es si seré seleccionado. Pero mi sueño es volver. Estoy seguro de que puedo, porque no siento nada diferente. Físicamente, vuelvo a estar en plena forma”.

“Quiero demostrar que he seguido adelante y que puedo volver a jugar con la selección. Repito, le corresponde al seleccionador valorar mi nivel. Pero mi corazón no es un obstáculo”, precisó. “Los médicos me han permitido hacer de todo. Continuamente me han dado luz verde respecto a que todo está bien de cara al futuro. En realidad no tengo sentimientos de miedo al respecto; no siento mi DCI, por lo que si recibe un golpe, sé que es suficientemente seguro. No me asustan los retos venideros”, recalcó. Con su regreso al terreno de juego, Eriksen ya ha demostrado su coraje y ha superado las expectativas de casi todos. Mientras persigue esta última y rutilante meta, todo el mundo del fútbol deseará que lo logre y prosiga su camino en Catar.