Independientemente de cuál sea la manifestación artística, el rendimiento al más alto nivel ha de venir acompañado de un escenario de la más alta calidad. 

Y como en 2023 no habrá escenario futbolístico más grande que la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda™, el organismo rector del fútbol mundial está ayudando a las autoridades locales a proporcionar superficies de la más alta calidad a las 32 selecciones que dentro de 12 meses se darán cita allí.

Esta semana, la FIFA organizó en Sídney un exhaustivo Taller de Gestión de Terrenos de Juego de dos días de duración al que asistieron 80 participantes provenientes de los seis estadios australianos que albergarán partidos mundialistas, así como personal de las instalaciones de entrenamiento. En Nueva Zelanda se celebrará un acto similar antes del torneo de repesca intercontinental de la Copa Mundial Femenina.

"Subconscientemente, los aficionados pasan el 95 por ciento del tiempo que están en el estadio mirando a la cancha", declaró Alan Ferguson, director sénior de Gestión de Terrenos de Juego de la FIFA, poniendo así de relieve el papel que desempeña una superficie de juego de alta calidad en el fútbol moderno.

Ferguson estuvo acompañado de Kris Puzio, director de Gestión de Terrenos de Juego de la FIFA, además de otros expertos del sector. Entre los temas tratados estuvo el mantenimiento de la cancha, evaluación de la calidad, procedimientos de monitorización y las directrices de preparación de partidos de la FIFA.

Las actividades de esta semana incluyeron clases teóricas y prácticas, todo ello a la sombra del estadio Australia de Sídney, donde se disputará la final de 2023.

"Uno de nuestros principales objetivos es asegurarnos de que los asistentes adquieran un conocimiento completo de los requerimientos del terreno de juego y de por qué les pedimos que hagan lo que les pedimos que hagan", apuntó Ferguson.

"Incluso el personal de mantenimiento más experimentado puede echar un vistazo a los requisitos de la FIFA y pensar que quizá son un poco exagerados. Mucho de lo que presentamos en el taller es nuestra propia experiencia previa que hemos vivido de primera mano, y lo que intentamos es evitar la repetición de pequeños errores".

"Los aficionados son ahora más conscientes en lo que respecta a las canchas. La calidad del terreno de juego es a veces un punto de debate en los medios. Sin buenas canchas, no hay fútbol de buena calidad".

Ferguson afirmó que un aspecto clave es partir de la calidad de las canchas que se vieron en la Copa Mundial de la FIFA Francia 2019. "Francia [2019] fue un enorme paso adelante", aseveró. "Usamos césped híbrido en todos los estadios, toda una primicia, y la respuesta de las jugadoras y los entrenadores fue muy satisfactoria". 

"El fútbol femenino siempre es algo más generoso para la cancha, dado que las jugadoras son algo más ligeras y el juego es un poco distinto. Vimos en Francia que el fútbol femenino había avanzado y lo que queremos es seguir adelante en 2023. Francia puso el listón y Australia y Nueva Zelanda tienen que superarlo".

Un punto clave a nivel local para Australia y Nueva Zelanda 2023 es el legado, y proporcionar un beneficio tangible en lo que a terrenos de juego se refiere forma parte de la ecuación. Con esa finalidad, el personal local de mantenimiento no solo recibirá formación, sino que además se les proporcionarán nuevas máquinas cortacésped, equipamiento para trazar las líneas y otras herramientas relacionadas.

Para Ferguson, elevar el nivel de los terrenos de juego a escala mundial hasta alcanzar un nivel relativamente estandarizado es un objetivo a largo plazo, y el equipo de la FIFA tiene cinco talleres previstos para 2022.

"El mundo no es equitativo en lo que a los terrenos de juego se refiere", añadió Ferguson. "Así que lo que estamos intentando hacer es elevar la calidad de las canchas en las seis confederaciones". 

"Es una cuestión enorme que no vamos a poder superar de la noche a la mañana, pero pensamos que estos Talleres de Gestión de Terrenos de Juego antes de los torneos [de la FIFA] suponen una introducción para cada confederación que nos permite poner en marcha ese intercambio de información". 

"Para 2023, nos han pedido asistencia para la Copa Oro [de la CONCACAF], lo que es un gran paso de cara a la Copa Mundial 2026. La CAF también nos lo ha pedido, así que confío plenamente que de 2023 en adelante veremos organizarse actos como este continuamente".

A diferencia de otros países, los estadios australianos a menudo albergan partidos de cuatro variantes diferentes de fútbol, además de otros eventos. Sin embargo, las sedes del certamen tendrán cuatro semanas de exclusividad en vísperas de que el balón eche a rodar el año que viene.

"Normalmente, es muy difícil [gestionar un terreno de juego polivalente]", declaró Mal Caddies, que durante las dos últimas décadas ha sido director de Mantenimiento del estadio de Brisbane, con capacidad para más de 50.000 espectadores. Resulta sorprendente que este recinto albergue más de 100 eventos al año. "Pasar del rugby a 15 a un partido de fútbol, por ejemplo, es muy difícil, porque con el rugby la cancha sufre mucho. El periodo de exclusividad es esencial en un torneo como este". 

Ferguson es el primero en admitir que el personal de los estadios locales se enfrenta a un escenario que no es habitual en otros países.

"Aquí, el personal tiene que hacer frente por igual al rugby a 13, al rugby a 15, al fútbol australiano y en muchos casos el fútbol convencional es el pariente pobre, así que las canchas se disponen principalmente para los partidos con balón ovalado. Trabajaremos con los equipos de mantenimiento para asegurarnos de que las canchas se preparen lo mejor posible".

"Es un torneo invernal, cuando la hierba normalmente no crece tan fuerte, y somos conscientes de ello. Si alcanzamos nuestros objetivos, estoy seguro de que contaremos con un potente conjunto de canchas para la Copa Mundial".

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