El 2020 lo tuvo todo para Lee Dongjun: éxitos y fracasos, alegrías y disgustos, emoción y decepción. 

Todo empezó a pedir de boca para el centrocampista. Causó sensación con el combinado de la República de Corea que se adjudicó su grupo en la fase de clasificación asiática para el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino de Tokio. En el primer partido, contra China, anotó el gol de la victoria en el tiempo añadido, y luego inauguró el casillero frente a la RI de Irán, rival al que los suyos vencieron por 2-1.  

Ese desempeño dio continuidad a una campaña de 2019 notable, en la que había contribuido con 13 goles y 7 asistencias al ascenso del Busan IPark a la división de honor.

Pero a continuación las cosas empezaron a torcerse. Primero vino la decepción de un frustrado fichaje por el fútbol portugués, al malograrse un acuerdo con el Vitória de Guimarães, y la situación se agravó con el descenso del Busan.

Más tarde, en su primera convocatoria para una concentración de la selección nacional, el pasado noviembre en Austria, Dongjun dio positivo por COVID-19 y se perdió los partidos contra México y Catar.  

"No tuve ningún síntoma en Austria, pero de repente me lo dijeron [que había dado positivo]", explica el jugador, de 24 años, a FIFA.com. "Me pusieron inmediatamente en cuarentena en un hotel. Fueron unos momentos muy difíciles. Pero gracias a la atención de nuestro equipo médico pude recuperarme pronto".

"Con el Busan pasé de la alegría a la tristeza. Tenía muchas esperanzas tras el ascenso a la primera división, pero descendimos en la primera temporada, fue muy triste. Creo que mi experiencia con el Busan me ayudó a madurar más rápido". 

Dongjun recuperó su forma física y recaló en el Ulsan Hyundai, donde tiene la oportunidad de jugar a las órdenes nada menos que del legendario exinternacional surcoreano Hong Myungbo. Materializó seis goles con su nuevo club, que ascendió a lo más alto de la tabla de la K League. Bajo la dirección de Myungbo, primer jugador asiático en participar en cuatro Copas Mundiales de la FIFA™ consecutivas y primer futbolista asiático en ganar el Balón de Bronce, su fútbol ha subido a otro nivel, y se muestra encantado por ello. 

"Nuestro entrenador es una leyenda", insiste. "Es un honor jugar bajo su dirección. Solo han pasado unos meses [desde su llegada al Ulsan], pero he aprendido mucho en muchos aspectos", afirma. 

Se desempeña como extremo, normalmente por la banda derecha, y su velocidad, visión de juego, regate y remate suponen un auténtico quebradero de cabeza para los defensores contrarios de la K League. Aun así, él aspira a seguir mejorando.  

"Creo que debo rendir más”, asegura. “Quiero hacerlo mejor y aportarle más al equipo. Creo que todavía me queda mucho por demostrar ante nuestra afición. Mis objetivos son ganar el título de la K League con el Ulsan".

Ambiciones olímpicas 

Su gran estado de forma en la liga nacional le valió debutar con la selección absoluta en un amistoso contra Japón, en el mes de marzo. Y aunque ese partido se saldó con una derrota por 3-0, sirvió para extraer lecciones.

"Me sentí mal por el resultado de mi primer partido como internacional", confiesa. "Para un jugador de la selección no es algo positivo. Pero creo que aprendí algo. Pienso que la experiencia me ayudará a mejorar". 

Ahora, a las puertas de los Juegos Olímpicos de Tokio, Dongjun —quien destacó en un encuentro de preparación contra Argentina (2-2)— está encantado con la oportunidad de actuar ante los ojos de todo el globo.

"Me ha hecho mucha ilusión ser convocado por la selección olímpica. Los Juegos Olímpicos son un escenario en el que te mira todo el planeta. No pienso en otra cosa que en hacer bien mi trabajo y ayudar al equipo a conseguir victorias".  

*Fotos cortesía del Ulsan Hyundai