martes 18 octubre 2016, 10:00

El doloroso déjà vu de la Vinotinto

Esta vez no hay música. Tampoco los habituales gritos que suelen escucharse a través de la puerta cerrada del vestuario. Solo silencio. De nuevo, como dos años atrás, la Vinotinto se queda a las puertas de una final de la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA. Entonces fue Japón (1-4), ahora la RDP de Corea (0-3). “Las asiáticas están un paso adelante”, comenta consternado uno de los utileros que custodian la puerta del camerín.

La puerta se abre y aparece Deyna Castellanos. Lleva una magdalena que come parsimoniosamente y un zumo de frutas. Con gesto tranquilo, se permite incluso alguna sonrisa en su charla con FIFA.com, pero la decepción es grande. Piensa que, de alguna manera, esta vez la final estaba más a mano que hace dos años en Costa Rica. Y no se anda con medias tintas. “Corea no nos ganó el partido, lo perdió Venezuela. Este año teníamos para estar en la final, pero no supimos cómo hacerlo. No hicimos nuestro fútbol”.

Es un análisis hecho después de desesperarse durante 90 minutos porque sus compañeras no supieron encontrarla en la cancha y ella tampoco alcanzó a convertir las pocas chances de que dispuso. “Es bastante similar a lo que nos pasó hace dos años. Va a ser una noche agria”, se lamenta. Sin embargo, la capitana sabe que no queda otra que pasar página, y ya sabe qué tiene que decir a sus compañeras. “Hay que decirles a las muchachas que queda un partido más donde Venezuela tiene la oportunidad de estar en el podio, de sacar el tercer lugar. Terminar terceras sería fantástico”.

Las veteranas de Costa Rica, como ella, como Sandra Luzardo, como Verónica Herrera, como Nayluisa Cáceres… serán quienes tiren del carro. “Creo que a nosotras es a las que más nos duele esto, pero tenemos que ayudar al equipo a seguir arriba”, dice con una sonrisa amarga.

Una 'Cenicienta' que quiere el bronce La puerta del vestuario vuelve a abrirse y sale Sandra. La aguerrida defensora, con la mirada perdida, anda tratando aún de digerir lo sucedido. “Es difícil ya casi llegar a la final y quedar otra vez fuera. Ya van dos veces”. Mastica las palabras intentando mantener la compostura, intentando centrarse en lo que aún les queda. “No hay que tirar la toalla, porque todavía nos queda un partido que es el más importante de todos. No nos podemos rendir jamás. Ése es nuestro ADN”. Mañana se lo repetirá una y otra vez a las compañeras. Hoy busca aferrarse a ese mensaje para no caer aún más en el desánimo.

Una tras otra, las jugadoras de Venezuela han ido saliendo del camerín rumbo al autocar. Siempre con el silencio como protagonista. Mientras los utileros recogen las últimas pertenencias, aparece el técnico Kenneth Zseremeta. También él ha vuelto a ver pasar de largo el tren de la final, como hace dos años. Pero tira de realismo. “Es doloroso, pero hay que reconocer que a nosotros todavía nos queda un paso largo para llegar donde están Japón o Corea. Tres de los cuatro equipos que quedamos en esta instancia son una potencia, y nosotros una Cenicienta”.

Pero por mucho que Zseremeta asegure que su rival este viernes por la tercera plaza del Mundial, España, tiene más nivel, no se resigna. “Éste no es el techo de Venezuela todavía. Nos falta un partido y claro que podemos ser terceros”. En Costa Rica Venezuela terminó cuarta, por lo que el objetivo del técnico y sus pupilas es claro: “Queremos tener nuestra revancha deportiva”.