Aunque los imponentes jugadores del club argentino Boca Juniors aún no han cumplido la veintena, durante su estancia en Zúrich fueron el símbolo de una de las páginas más importantes de la historia del fútbol. El club dispone de un centro de alto rendimiento de renombre y es uno de los equipos sudamericanos de mayor tradición. Tras ganar el Campeonato Juvenil FIFA/Blue Stars en 2002 y 2010, en su nueva participación este año, ¿logrará hacerse con su tercer título?

La Casa Rosada en Buenos Aires, desde cuyo balcón saludara en alguna ocasión la primera dama Eva Perón, se encuentra a unos 3.6 km de La Bombonera, el estadio de Boca Juniors. Es un largo paseo que permite al visitante descubrir lo mejor de la capital argentina. Al final del trayecto, se erige la gran estructura de hormigón, construida entre 1938 y 1940 en el corazón del colorido barrio de La Boca, en cuyas calles se escuchan a todas horas melodías de tango.

El estadio tiene un aforo de 49.000 espectadores, y quien en alguna ocasión haya ocupado una de sus localidades sabe que no es una cuestión de dimensiones, sino de emociones. Cuando Boca juega en casa, es tal la euforia de sus hinchas que hace temblar la tierra bajo el césped. "Nunca había experimentado nada igual —comenta Christian Giménez, exjugador del Boca Juniors y el FC Basilea—. Hacen tanto ruido que casi no puedes oír a tus compañeros en el campo. Para mí, es el mejor estadio del mundo".

Según la leyenda, La Bombonera —como se conoce popularmente al Estadio Alberto Jacinto Armando— debe su nombre a su forma, similar a la de una caja de bombones que le habían regalado al arquitecto por su cumpleaños. Sin lugar a dudas, este singular y bullicioso estadio sigue siendo una «dulce tentación» para cualquier turista aficionado al fútbol. A pesar de los frecuentes rumores que corren en los últimos años de que el club desea adquirir un estadio más grande y moderno, los planes nunca han llegado a buen puerto. Para la afición es un lugar de culto. La marca Boca Juniors se asocia también a la competitividad, la pasión por el fútbol y alguna que otra grieta en el hormigón.

En cualquier caso, Boca siempre ha sido un club de la clase trabajadora. Sus orígenes se remontan al comienzo del siglo XX, cuando fue fundado por un grupo de emigrantes italianos que trabajaban en los astilleros. Como es natural, solían jugar cerca del puerto. En el lugar donde hoy se ubica La Bombonera, había un pequeño estadio con gradas de madera. Lo que sucedió después, ya es historia: el club cuenta ya con 18 títulos internacionales en su palmarés, ha sido campeón en seis ocasiones de la Copa Libertadores y de sus filas provienen grandes jugadores que han dado el salto a la escena del fútbol mundial.

El club dispone de una excelente escuela de fútbol, una institución formativa que en las últimas décadas se ha convertido en un centro de alto rendimiento para el desarrollo profesional de futbolistas. De la cantera de Boca Juniors han salido jugadores de talla internacional como Carlos Tévez (Manchester United, Juventus de Turín, etc.), Fernando Gago (Real Madrid, AS Roma, etc.) o Juan Román Riquelme (Barcelona, etc.). "La escuela de fútbol de Boca dispone de todo lo que necesita un joven futbolista con talento —explica Giménez—. No es casualidad que muchos juveniles de este club logren grandes carreras".

En La Bombonera se agotan las entradas de todos los partidos. Según sus propios cálculos, el club podría vender 250.000 abonos de temporada cada año. No tiene mucho sentido apuntarse en la lista de espera, ya que estos abonos se heredan de padres a hijos y quedan en la familia. Aunque esto no preocupa a Diego Armando Maradona, el mayor icono de Boca, que puede ver los encuentros en el estadio desde su tribuna de honor vitalicia.