Mercy Akide, Perpetua Nkwocha o Asisat Oshoala son apenas algunos de los nombres que figuran grabados con letras de oro en la leyenda del fútbol femenino nigeriano, cuyos regates, goles y pases situaron a su país en la buena posición que ocupa en el escalafón mundial. Es evidente que Aisha Falode, por su parte, nunca vistió los colores de las Súper Halconas, y desde luego carece de la habilidad con el balón de estas internacionales. Pero lo que ha aportado al fútbol nigeriano, y al deporte africano en general, en términos de ideas, filosofía e inspiración, es igualmente importante.

Y es que, más allá de su inmensa carrera como periodista, durante la cual cubrió varias Copas Mundiales de la FIFA, la actual presidenta de la Liga de Fútbol Femenino de Nigeria también se ha revelado como una de las más fervientes defensoras de los derechos de la mujer en el continente, lo que le valió estar entre las 36 participantes de la cuarta edición del Programa de liderazgo femenino en el fútbol, celebrada el pasado mes de marzo en Lausana.

Este programa me ha influido muchísimo, por lo que he aprendido, por las actividades que hubo, por las personas que pude encontrar allí y por las ideas que se intercambiaron", explica a FIFA.com. "Fue apasionante y revelador a la vez. Se abordaron muchos temas en poco tiempo. Pero ese tiempo fue valiosísimo por la experiencia y los conocimientos que cada una de nosotras pudimos llevarnos a nuestras tierras". 

Este seminario, que se organiza todos los años, es una plataforma de aprendizaje para que las referentes del fútbol perfeccionen su formación, refuercen conocimientos y desarrollen una red coherente que permita promover la integración de la mujer en el fútbol. Las participantes, designadas por sus respectivas federaciones miembro de las seis confederaciones, ocupan puestos de dirección sumamente diversos: secretaria general, miembro del comité ejecutivo, directora o incluso presidenta, como es el caso de Aisha Falode en la NWFL Premiership.

"He aprendido muchísimo de este seminario. Me recordó que cada integrante de un equipo tiene algo que aportar al desarrollo general de un grupo, y también lo fundamental que es escuchar", continúa. "Cada persona tiene su propio carácter: lo que hace que el trabajo colectivo sea más fácil y productivo es la suma y la combinación de todas las individualidades. Y nos sentimos valoradas y apreciadas aportando nuestra propia piedra a la obra. Con solo participar ya se hace algo". Estas 36 mujeres reunidas en Lausana pueden enorgullecerse de haber dado su pleno significado al término “participación”. Fue una intensa semana de intercambios y debates, en un marco constructivo y rebosante de entusiasmo. "El propio contenido del curso no nos daba otra opción que hacerlo, y mucho mejor que fuese así", señala la nigeriana. "Tuvimos que sacar adelante un trabajo en equipo y apoyarnos mutuamente para hacerlo. Hubo que crear vínculos, compartir información y confiar las unas en las otras. Nos fuimos de Lausana con la sensación de conocernos desde hacía diez años".

"Todas tenemos puntos de vista diferentes sobre distintos temas. Pero aunque haya diferencias de percepción, también existe siempre margen para el entendimiento y espacio para el aprendizaje y la educación", añade. "Es importante poder apoyarnos en la fuerza de las demás. Y resulta muy reconfortante saber que se puede contar con el apoyo de un grupo de mujeres que están peleando por lo mismo o que tienen las mismas dificultades que una".

Y la carrera de Falode no ha estado en absoluto exenta de dificultades. En un país donde la emancipación de la mujer ha sido más lenta que en muchos otros, a lo largo de su trayectoria se ha encontrado con numerosos retos y obstáculos. "Como mujer, no cabe duda de que he tenido que esforzarme más para conseguir la mitad de lo que a un hombre se le habría puesto en bandeja de plata de forma natural", confirma. "Hoy en día sigo librando ese mismo combate y he descubierto a través de este programa que somos muchas las que estamos en esta situación, lamentablemente".

Esta lucha no es nueva y, aunque se han ganado batallas, queda todo por hacer, como demuestra el propio carácter periódico y continuo del Programa de liderazgo femenino en el fútbol. "Nunca hay que rendirse", afirma Aisha Falode. "Probablemente lo que más me enorgullezca de mi carrera sea la resiliencia que he mostrado. Tenemos que imponernos y ser buenísimas en lo que hacemos. Estoy convencida de que hoy en día en el mundo de la empresa es imposible liderar sin una mujer. El primero en reconocerlo es también el mundo del fútbol y eso es de agradecer".

Y en cierto modo ella lo encarna como nadie: tras ser designada presidenta de la NWFL Premiership en 2017, ha sabido mantener a la perfección el nivel de excelencia y competitividad de esta liga nacida en 1990 y que es una referencia del continente. Que Nigeria lleve 20 años siendo la mejor selección africana en la Clasificación Mundial Femenina FIFA/Coca-Cola obedece, en parte, al alto nivel de su liga, en la que compiten muchas de sus internacionales y que cuenta con clubes considerados verdaderos colosos, como el River Angels, antiguo equipo de la actual estrella del Barcelona Asisat Oshoala, y el Bayelsa Queens, tercero de la Liga de Campeones Femenina de la CAF 2022.

"Nigeria ha sido pionera en el fútbol femenino en África. Ha tenido que pasar mucho tiempo para que los demás países se dieran cuenta del verdadero potencial que existe para las mujeres en este deporte", analiza. "Lo cierto es que nuestra liga llevaba mucho tiempo sin dotarse de una estructura profesional. Éramos conscientes de la cantidad de chicas jóvenes que había interesadas en el fútbol y formulamos una estrategia que les permitiera a todas participar en el fútbol. El principal eje de mi cometido es ese".

"Todavía nos queda mucha leña que cortar, pero hemos avanzado mucho, es toda una satisfacción que el fútbol se haya vuelto más accesible para nuestras jóvenes", declara, a pocos días de que comience una Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023™ en la que Nigeria, con su increíble cantera de jugadoras de gran calidad, está llamada a brillar.