Enrique Macaya Márquez aún recuerda su primer viaje a la Copa Mundial de la FIFA. El avión tuvo que hacer tantas paradas para repostar que no se acuerda de todas. Y después tuvo que tomar sucesivamente un tren, un bus y un ferri para llegar a su destino final.

Corría el año 1958 cuando salió de su Argentina natal con rumbo a Suecia. Sorprendentemente, Enrique ha cubierto todas y cada una de las ediciones de la Copa Mundial de la FIFA celebradas desde entonces. Ahora, con la 17ª, acaba de establecer un nuevo récord entre los periodistas. Celebró su 88º cumpleaños el día del partido inaugural de Catar 2022, que comentó para la emisora de radio argentina D Sports. 

"Un buen comentarista tiene que saber y después saber cómo comunicar lo que sabe, en consecuencia hay que saber de tecnología, saber del juego e interpretarlo como corresponde", explicó a FIFA.com sobre su receta para lograr el éxito. "No es sencillo y hay que estar permanentemente aprendiendo de los que más saben, permanentemente discutiendo e impugnando a los que más saben. Es la única manera de poder crecer".

Enrique se crió en el mismo barrio que el legendario Alfredo Di Stefano, y de chaval llegó a jugar en la calle con el astro del Real Madrid, Argentina y España. Comenzó a trabajar en una emisora de radio a la edad de 15 años, y no ocultó su amor por el fútbol. Una tarde, la suerte le sonrió cuando un comentarista habitual no pudo acudir y él fue el elegido para sustituirlo. Desde entonces, esa ha sido su profesión.

A la edad de 23 años viajó a la Copa Mundial de 1958 en Suecia. Como recuerda, viajar a Europa en aquella época no era fácil. "El avión que me llevó era un DC-7, paraba en todos lados para abastecerse. No era tan sencillo llegar a Europa; Y después tuvimos que encontrar un hotel. Yo digo que nuestro arribo fue milagroso porque no sabíamos dónde andábamos", explicó.

Retransmitir no se parecía en nada a la tecnología de hoy en día. "Nos conectábamos a una centralita telefónica y, a través de ahí, nuestra información se transmitía a Argentina. Era un milagro que funcionase".

Y una vez que comenzó la competición, le golpeó la dura realidad. Aunque era la primera participación de Argentina en la Copa Mundial desde 1934 (se negó a tomar parte en las ediciones de 1938, 1950 y 1954), su dominio en la Copa América había generado muchas expectativas.

"Los argentinos suponíamos que éramos los mejores del mundo en todo, incluido el futbol. Por decisiones políticas, Argentina no fue a algunos mundiales", apuntó. "La ilusión duró poco. Seis goles nos hizo Checoslovaquia. ¿Por qué? Porque era una cosa inexplicable, cómo a los argentinos les iba a hacer seis goles una selección checoslovaca que no sabíamos de qué jugaba, cómo jugaba, dónde vivían... Me volví loco y volví a fumar después de tres años de haber dejado. Fue una buena lección para nuestro orgullo". 

Desde entonces ha visto a Argentina ganar el trofeo dos veces, en 1978 y 1986. Fue testigo directo de la carrera de Diego Maradona, empezando por su primer gol con Argentina en un amistoso contra Escocia en Glasgow, en 1979.

También ha visto a otras selecciones legendarias, como la de Brasil en 1970. Pero su favorita es la neerlandesa que trajo el fútbol total a la Copa Mundial 1974, pese a que no ganó el título.

"Porque manejaba los relevos como a mí me gusta, por la elevada condición técnica, por la movilidad constante, por su respuesta física, es decir de alguna manera estaban representando el fútbol total, tenían jugadores de gran calidad".

Ha tenido lo que en términos futbolísticos puede denominarse una carrera nómada. Ha trabajado para al menos media docena de emisoras de radio, incluyendo Colonia, Belgrano, Provincia, Rivadavia, Mitre, La Red y Del Plata.

Sin embargo, se convirtió en una cara conocida gracias a la televisión, en especial como presentador del programa Fútbol de primera durante la década de 1990. También ha sido columnista para periódicos como Clarín y La Nación.

A lo largo de su carrera ha dejado claro que "mi pasión es el fútbol, más que el periodismo" y que prefiere la radio a la televisión. "Fue la televisión la que me hizo conocido, pero mucha gente no se da cuenta de que comencé a trabajar en la radio con 15 años", aseveró.

No le da miedo la tecnología y no es de esos comentaristas que se pasan horas estudiando estadísticas antes de un partido. Cuando le preguntamos que hace él para prepararse dijo: "Nada en absoluto". A Enrique, todo le sale de manera natural.