“Lucy Bronze es la mejor jugadora del mundo, sin la menor sombra de duda”.

Era una afirmación atrevida, pero el generoso halago de Phil Neville se producía después de una actuación que parecía justificarlo. Inglaterra había vencido a Noruega por 3-0 en los cuartos de final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA, y Bronze –tras haber participado en los dos primeros goles– acababa de marcar un tercer tanto impresionante.

“Yo he jugado de lateral, pero nunca jamás a ese nivel”, añadía Neville. Lo que sí es cierto es que el seleccionador de Inglaterra rara vez –o nunca– metió un gol como el de Bronze en este partido: un golpeo de primeras, con potencia y precisión, que entró como una exhalación a escasos centímetros del larguero de la portería noruega.

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