lunes 03 mayo 2021, 10:05

Wieghorst: “Dinamarca quiere hacer que la gente se pare a contemplarnos”

  • Dinamarca ha iniciado el camino a Catar de forma impecable y goleando

  • El ex mundialista Morten Wieghorst es su segundo entrenador

  • Habla de su renovada selección y de los momentos cumbre de su carrera

Morten Wieghorst tenía 15 años cuando la Dinamita Danesa explotó en la escena mundial. Aquel adolescente observó soñador cómo el fútbol fluido y elegante de Laudrup, Lerby, Elkjaer y los Olsen brillaba con luz propia en la Copa Mundial de la FIFA México 1986™, conquistando los corazones de los aficionados neutrales por doquier.

Un sueño fue tomando forma mientras veía a ese combinado plantar la bandera de Dinamarca en el mapa del planeta fútbol; y se hizo realidad 12 años después, cuando Wieghorst se alineó junto a Laudrup, su ídolo imperecedero, en el segundo Mundial que disputó su país. La selección danesa del 98 era un buen equipo por méritos propios cuyos componentes habían cosechado triunfos en los grandes campeonatos y, a la postre, rindió mejor que sus queridos predecesores llegando a cuartos de final.

Pero Wieghorst sabe ahora, al igual que entonces, que los resultados por sí solos no determinan el prestigio ni el legado de una selección. Por eso, el ex centrocampista no duda en declarar superiores a aquellos héroes del 86 frente a su generación y los campeones de la Eurocopa 1992, y se ve reflejado en los valores que ha trasladado a su actual trabajo.

Ese trabajo es el de ayudante de Kasper Hjulmand, el seleccionador que ha llevado a Dinamarca a obtener 3 victorias de 3 en la fase de clasificación para Catar 2022; cada cual más impresionante que la anterior. Un balance goleador de 14-0 en esos partidos refleja que actualmente se ha conjugado el estilo con la solidez; y que, como Wieghorst afirma a FIFA.com, esta dinámica selección danesa encara la Eurocopa con el fin no sólo de competir, sino también de entretener.

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Morten, tres de tres en la fase de clasificación mundialista, con 14 goles a favor y ninguno en contra... ¿Ha superado incluso sus propias expectativas?

Así es. Antes de que el grupo se reuniera, ya habíamos optado por hacer rotaciones, cambiando la alineación casi por completo de un encuentro a otro; simplemente por el momento de la temporada, la cantidad de partidos y las circunstancias singulares del año pasado. Pero aunque considerábamos que era lo correcto, siempre sabes que existe un riesgo en cambiar 10 jugadores de un partido para otro.

Si hubiésemos tropezado contra Moldavia, eso habría sido lo primero que nos habrían echado en cara. Al final, sin embargo, lo cierto es que no podría haber ido mejor, porque conseguimos firmar una actuación fantástica, con ocho goles, y salimos de ese encuentro con una competencia por la titularidad aún mayor. Los que habían jugado contra Israel pensaron “Vale, tenemos que mantenernos concentrados de veras”, porque los demás miembros de la plantilla habían saltado al campo y habían hecho un trabajo excepcionalmente bueno.

Eso también generó una sensación estupenda, porque todos se marcharon orgullosos por haber puesto de su parte en ese fantástico comienzo que hemos tenido. Y no fueron solamente los 14 goles marcados y 0 encajados: Kasper [Schmeichel] sólo tuvo que hacer dos paradas a lo largo de los tres partidos. Todo eso, indudablemente, superó nuestras expectativas.

¿Cómo ha planteado el trabajo junto a Kasper Hjulmand considerando que no había habido muchas cosas mal a las órdenes de Age Hareide, cuyos registros habían sido buenos y había clasificado a Dinamarca para Rusia 2018 y la próxima Eurocopa?

Tiene toda la razón al decir eso, y tuvimos mucha suerte de que Age y Jon Dahl Tomasson hubiesen implantado una base realmente magnífica para que nosotros trabajásemos sobre ella. El equipo estaba bien organizado, era difícil de batir y llevaba una larga racha sin perder. En todo caso, siempre que hay un cambio de cuerpo técnico, no puedes simplemente dejarlo todo como estaba. No ha sido una revolución –dista mucho de ello–, pero había tres o cuatro aspectos que queríamos cambiar en el estilo de juego.

Nada profundo; sólo ajustar detalles sobre la faceta defensiva del juego y sobre las posiciones que ocupábamos con la posesión del balón, y cómo queríamos construir el juego. El equipo ha asumido esos cambios muy bien.

¿Es demasiado simplista afirmar que esos cambios llevan a que Dinamarca juegue más ofensivo y atractivo?

Tratamos de presionar un poco más arriba que antes, pero no podemos hacerlo durante 90 minutos, así que se trata de encontrar un equilibrio y decidir cuándo lo haces, y por cuánto tiempo. Ha sido positivo ver, incluso contra las mejores selecciones –jugamos contra Bélgica en la Liga de Naciones, por ejemplo–, que podemos presionar arriba de esa forma y sentirnos cómodos haciéndolo. Eso hace que parezca que estamos en una posición dominante, y eso supone una sensación magnífica para cualquier equipo.

Pero es más fácil decirlo que hacerlo y tienes que elegir bien los momentos, porque si presionas en el momento equivocado o de la forma equivocada contra selecciones como Bélgica, te liquidarán. En todo caso, supone un gran reto conseguir ese equilibrio, y pienso que Kasper está haciendo un trabajo fantástico al aprovechar al máximo el valioso tiempo que tiene con los jugadores en el campo de entrenamiento.

Estamos acostumbrados a ver a Christian Eriksen como un jugador crucial para Dinamarca. ¿Sigue siendo igual de fundamental en este nuevo equipo?

Christian es sencillamente un jugador magnífico y, desde el primer día, para nosotros ha sido muy importante ponerlo en las mejores posiciones en el campo para ayudar al equipo. Tienes que sacar lo mejor de tus mejores jugadores y, con Christian –que indudablemente es una de nuestras figuras–, podemos ver que estamos avanzando en la dirección correcta.

Los papeles se invirtieron cuando usted y Hjulmand trabajaron juntos en el Nordsjaelland y él era su ayudante. ¿Cómo funciona ahora entre ambos?

Ante todo, nos llevamos muy bien. Los dos nos tenemos un gran respeto, y conocemos muy bien la personalidad y las virtudes del otro. Cuando recurrí a Kasper como mi ayudante, él ya tenía experiencia como primer entrenador. Y aunque haya una diferencia entre los dos puestos –yo también la estoy experimentando ahora–, si sientes que formas parte de algo que tiene sentido, y de un gran cuerpo técnico, también puede ser un auténtico placer. Y claramente, eso es lo que está siendo para mí.

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¿Cómo encajan las personalidades respectivas? Usted es un tipo bastante tranquilo… ¿él es parecido?

No somos tan diferentes. A veces se sigue oyendo que es importante tener un tipo tranquilo y otro que pegue gritos; la vieja rutina del poli bueno y el poli malo… Pero yo pienso que los tiempos han cambiado. Kasper no se pone a gritar e increpar a los jugadores en el descanso, y no quiere que yo lo haga tampoco.

Todo se basa en motivar al grupo y, en el caso de este equipo, me gusta y respeto mucho el que los jugadores hayan sido los primeros en reconocer cuando las cosas no van bien en los partidos. Nosotros estamos ahí para ayudarlos por el camino, pero por ejemplo, en el descanso contra Austria, fueron los jugadores quienes vieron que las cosas no iban según lo planeado ofensivamente, y había que mejorarlas.

Tras haber acudido a grandes campeonatos con Dinamarca como jugador, ¿en qué medida le ilusiona volver a hacerlo?

Oh, muchísimo. Estamos muy ilusionados con la próxima Eurocopa; máxime ahora que nos han dicho que podremos tener al menos 12.000 aficionados dentro del Parken Stadium… y tenemos tres partidos en casa en la fase de grupos. También estoy muy ilusionado con el Mundial. Creo que va a ser especial al tener la competición concentrada en un área tan pequeña… eso creará una sensación realmente fantástica. Cuando es un país grande, todo –y todos– están más esparcidos.

Pero tener a todos los partidos, todas las selecciones y todos los aficionados reunidos en un área pequeña hará que sea realmente único y especial; el sentimiento se intensificará. El Mundial, para mí, sigue siendo lo máximo en el fútbol.

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Dado ese amor por el Mundial, ¿jugar en Francia 1998 fue el momento cumbre de su carrera como jugador?

Está ahí arriba, indudablemente. También hubo muchísimos momentos especiales en el fútbol de clubes con el Celtic; y otros con la selección, como ganar el Campeonato Intercontinental [luego rebautizado como Copa FIFA Confederaciones] en 1995. También recuerdo que, en el clasificatorio para la Eurocopa 2000, teníamos que ganar fuera a Italia para pasar [a la repesca] y, tras empezar perdiendo 2-0, remontamos y ganamos por 2-3. Fue increíble… Pero el Mundial siempre es muy especial.

En México’86 vio por la tele a la mítica Dinamita Danesa, y luego acabó jugando al lado del gran Michael Laudrup. ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue algo grandioso para mí, porque esa selección, al menos en mi opinión, fue la mejor de siempre de Dinamarca. Todo ese periodo fue muy importante, porque en los años 80 fue la primera vez que demostramos que Dinamarca podía competir contra las mejores del mundo.

En cuanto a Michael, era mi ídolo de la adolescencia, así que tener la oportunidad de jugar a su lado –y luego a sus órdenes en su primer trabajo como entrenador [en el Brondby], así como de trabajar en su cuerpo técnico en el Swansea–, fue muy especial para mí. Era algo con lo que no podía ni soñar de adolescente, y me siento muy privilegiado. Para mí, sigue siendo el mejor jugador danés de todos los tiempos.

Ha hablado de la Copa FIFA Confederaciones que ganó, y Dinamarca se había impuesto en la Eurocopa tres años antes. ¿Aspira a volver a luchar por ganar trofeos?

Desde luego, es con lo que soñamos. Esperar que lo hagamos es otra historia, porque somos un país de 5,5 millones de habitantes, por lo que nunca vamos a partir como favoritos en ningún campeonato. Ganar es para lo que trabajamos y para lo que jugamos. Pero lo más importante es llegar lo más lejos que podamos y también, siento yo, hacer que la gente se pare a contemplarnos. La selección del 86 es un ejemplo magnífico, porque, aunque no ganó el Mundial, es querida y respetada como la mejor selección danesa, porque entretenía y hacía que el mundo quisiese verla.

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