miércoles 31 agosto 2016, 09:01

La selección gibraltareña, firme como un peñón

Un simple vistazo a la convocatoria revela que un 50% de los potenciales jugadores de campo comparten apenas dos apellidos. Tres de ellos, Lee, Ryan y Kyle Casciaro, son hermanos. Otros dos, Roy y Joseph Chipolina, son nietos de primos... Ocho juegan en el mismo club, el Lincoln Red Imps. Pero hay un vínculo más profundo en esta selección. “Al ser Gibraltar una comunidad tan pequeña, sólo hay un instituto de secundaria. Todos estamos jugando juntos desde muy jóvenes”, explica Roy Chipolina a FIFA.com.

“Todos los de mi edad salen juntos desde jóvenes”, coincide Joseph. “Frecuentábamos las mismas discotecas, salíamos, íbamos a la playa. El Lincoln lleva años siendo campeón gracias a lo que somos, una familia”. Y Ryan añade: “Es fantástico jugar con los mismos jugadores desde los cinco años, todos viviendo el mismo sueño”.

Y ese sueño es pelear por una plaza en la próxima Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™. “Si me hubiera dicho hace tres o cuatro años que iba a disputar los clasificatorios de la FIFA, y contra algunas de las mejores selecciones del mundo, le habría contestado que estaba loco”, asegura Roy.

Después de años de dedicación, únicamente movidos por el amor hacia el fútbol, este grupo de jugadores inician una nueva aventura, que tuvo su punto de partida en mayo de 2016 cuando la Federación Gibraltareña pasó a ser el miembro número 211 de la FIFA.

“De niño yo siempre quería jugar con mis hermanos. Nunca pensé que fuese a jugar en un escenario tan grande con ellos. Para nuestros padres es un privilegio que todos juguemos juntos con la selección y también en el mismo club”, dice a FIFA.com Kyle, el benjamín de los Casciaro, de 28 años.

Tras su incorporación a la UEFA en 2013, este grupo de hermanos -de sangre o amistad- pasó de jugar contra ex compañeros de colegio a medirse a astros de la talla de Robert Lewandowski y Manuel Neuer en la campaña clasificatoria para la Eurocopa 2016

“Cuando se realizó el sorteo de los clasificatorios europeos, queríamos jugar contra los grandes, para descubrir qué nivel teníamos, y también para poder competir contra gente que veíamos todos los días por televisión”, confiesa Ryan.

Aun así, Roy admite los nervios y la perplejidad que sintieron antes de dar un apretón de manos a Neuer y compañía en Núremberg: “En el túnel lo comentábamos: ¿qué estamos haciendo aquí?”, reconoce con risas.

Los 30.000 habitantes de Gibraltar están disfrutando con esta nueva realidad, pero el meteórico ascenso ha tenido también daños colaterales, uno de ellos el orgullo deportivo. “Nadie quiere ir a un partido y perder 7-0 u 8-0. Yo nunca había estado antes en el equipo derrotado”, se lamenta Kyle al analizar sus primeros pasos en el panorama internacional. “El Lincoln ha ganado las últimas 14 ligas, así que imagínense lo que pasa cuando jugamos contra otra nación y perdemos por un resultado semejante”.

Un trabajo extra La distancia en el marcador se entiende al contemplar las enormes diferencias en la rutinas de los jugadores de uno y otro bando.

Aunque el dinero ha empezado a llegar, lentamente, y los jugadores ya no tienen que pagar de su bolsillo los vuelos y el alojamiento, como ocurrió durante los Juegos de las Islas, la mayoría todavía no puede dedicarse en exclusiva al fútbol, y debe compaginar los entrenamientos con sus trabajos. “Uno va a los entrenamientos y a veces ya está cansado, porque la prioridad es el trabajo”, explica Lee. “El fútbol es un trabajo extra”.

Kyle, agente naviero, tiene que salir muchas veces del trabajo temprano y aun así llega tarde a los entrenamientos, y en ocasiones ambas actividades se solapan. “A veces en los entrenamientos tengo que correr con el teléfono en la mano. Si recibo una llamada, tengo que atenderla, ¡porque es uno de mis barcos que llega a la bahía de Gibraltar!”.

Resulta complicado sacar tiempo. Necesitan hasta 60 días al año para todos sus partidos. Y el equipo juega como local en la localidad portuguesa de Faro. “Por suerte, mis compañeros de trabajo me ayudan mucho con los partidos, y gracias a eso no me he perdido ninguno”, dice Kyle. “Pero no puedo irme de vacaciones”.

Ahora, deben sacar horas también para preparar su participación en la eliminatoria europea para Rusia 2018. Tras un amistoso de lujo ante el campeón de Europa, Portugal, su primer adversario será Grecia. Se cruzarán además con Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Estonia y Chipre.

Las victorias parecen todavía un objetivo demasiado ambicioso, aunque ha aumentado la confianza en sumar un primer punto en un torneo oficial, después de empatar frente a Estonia en un amistoso.

“Vamos a salir en todos los partidos, por lo menos al principio, para conseguir un resultado decente, y luego ir mejorando a partir de ahí”, insiste Ryan.

Los clasificatorios para la Euro 2016 fueron una buena piedra de toque. “Para aprender algo primero hay que caer. Ahora ya sabemos a qué nos enfrentamos, sabemos qué diferencias hay entre ellos y nosotros”, concluye Joseph. Con esa lecciones aprendidas, van, siempre todos juntos, a luchar por marcar un nuevo hito en la historia del fútbol gibraltareño.