martes 27 octubre 2015, 10:01

Del desahogo a la ilusión

***La clasificación de Chile a los octavos de final de su* Copa Mundial Sub-17 de la FIFA dejó dos fotografías de Gabriel Mazuela que sirven para contextualizar el camino de la selección anfitriona hasta aquí. Una es el festejo desencajado tras su gol, el primero que anotó en el torneo y que significó el 2-1 sobre Estados Unidos luego de empezar perdiendo.

"Más que una racha de tres partidos sin marcar, con el gol me saqué de encima ocho meses muy duros", confiesa a FIFA.com Mazuela, uno de los siete sobrevivientes del plantel que fue último en el Torneo Sudamericano el pasado mes de marzo. "No fue una revancha, pero habernos clasificado significa demostrarle a todos que esta generación de jugadores no es mala, sino que está para cosas buenas".

La otra, es una imagen de Mazuela tras el 4-1 llorando como lo que es, un niño de 16 años. "El proceso del Sudamericano fue una mala pasada", explica el futbolista más joven del equipo. "Lo sufrimos como personas pero nos ayudó a hacernos fuerte desde la derrota. Hubo quienes dijeron que no servíamos. Ahora siento que hemos conquistado a la gente, pero sobre todo a nosotros mismos. Quizás por eso el llanto del final. Fue liberador".

Cosas de goleador En lo futbolístico, no es un dato menor que el 9 del equipo finalmente haya anotado. ¿Cómo vivió la sequía Mazuela? "Todos saben que los delanteros estamos llamados a hacer los goles. Es una frase hecha que suena a chiste, pero no lo es. En los primeros dos partidos me desgasté erróneamente, salí mucho del área y traté demasiado de recuperar la pelota. En el tercer me enfoqué en el área y me salió bien", razona el atacante, cuyo primer ídolo fue Marcelo Salas, a quien vio jugar con apenas cinco años.

Aún así, Mazuela apareció casi como wing derecho sobre el final del partido ante Estados Unidos y dio la asistencia para el cuarto gol. "Los profes insisten en que el fútbol no es cuadrado, entonces uno tiene que estar listo para aportar desde donde haga falta. Todos debemos tener paciencia y tranquilidad, pero también sacrificio".

Mazuela ha debido lidiar hasta aquí con una cuestión que no menor: la diferencia de tamaño con los defensas rivales. "Acá en Chile suelo ser de los más altos para mi categoría, pero en el Mundial he visto la diferencia", dice el delantero de 1,75 metros de altura. "Mi juego no se basa tanto en la fricción, aunque es inevitable. He aprendido algunas mañas, pero la clave es ir seguro al choque", confiesa este admirador de Sergio Agüero y Luis Suárez.

Objetivos claros Jugador de las formativas de la Universidad de Chile desde 2011, Mazuela transmite conceptos tan claros como su carrera soñada. "Primero me gustaría jugar en la U, pero no pasar por el equipo sin pena ni gloria. Me encantaría quedar marcado en la historia del club", exclama el muchacho nacido en las afueras de Santiago de Chile.

"Como soy muy hincha de River Plate por Salas, luego desearía jugar allí. Después intentaría ir al Ajax, al Atlético Madrid y a algún equipo inglés como Liverpool, Manchester City o Arsenal. Siempre me han gustado los clubes con mística", completa una sonrisa.

Pero Mazuela sabe perfectamente que, más allá del juego propuesto por FIFA.com, sólo hay un equipo en su horizonte: México, el rival en octavos del final. "Antes del Mundial jugamos un amistoso y empatamos 1-1, así que los conocemos bien. Pero claro, ellos también nos conocen bien a nosotros", dice sobre uno de los cinco invictos que conserva el torneo.

Lo importante, concluye el Mazuela, es que tanto él como sus compañeros no se conforman con haber llegado hasta aquí. "Jugar un Mundial a los 17 años es inusual, sobre todo en tu país. ¿Qué otro chileno podrá vivir algo así a esta edad? Además, somos un pueblo con hambre de crecer y ser reconocido. Siempre iremos a más".