El plantel de Países Bajos vivió una jornada especial, fuera de las obligaciones que exige una Copa Mundial Sub-17 de la FIFA: hicieron una visita a una favela de Vitoria, la ciudad en la que tienen su concentración, y jugaron al fútbol con algunos chicos de la zona.

No sólo eso. También disfrutaron de una demostración de capoeira, el tradicional arte marcial brasileño que une danza con movimientos de lucha.

La experiencia fue movilizante para todos. "Venimos de un hotel donde todo está preparado para nosotros y es impactante ver que [una situación] puede ser tan diferente", dijo el arquero Tein Troost.

"Le di mis guantes a un chico y su reacción fue verdaderamente increíble, cuán feliz se puso fue el mundo para mí. Estos chicos pueden conseguir lo mismo que nosotros y queremos que lo sepan. Pueden jugar para Brasil en el futuro mientras den todo para conseguir sus sueños".