Oghenekaro Etebo, sin límites

  • Dios primero.

Hacia 44 años que un jugador no marcaba cuatro tantos en un partido del Torneo Olímpico de Fútbol. En concreto desde Múnich 1972, cuando Bernd Nickel, de la República Federal de Alemania, hizo lo propio en el 7-0 de los suyos contra Estados Unidos ante los 65.000 espectadores presentes en el estadio Olímpico de la capital bávara. El jueves, en una calurosa noche del verano brasileño en Manaos, el ariete Oghenekaro Etebo, de 20 años de edad, igualó la marca del germano en el emocionantísimo triunfo de Nigeria por 5-4 frente a Japón.

Su nombre, Oghenekaro, significa "Dios primero", por eso resultan tan apropiadas sus primeras palabras al hablarnos de su histórico hito olímpico: "Estoy muy contento porque fue una gran alegría, aunque no fue nada fácil por el estrés y todo eso", explicó Etebo en una entrevista exclusiva concedida a FIFA.com.

"Doy gracias a Dios por lo que ha pasado, pero lo que más feliz me hizo fue la victoria", continúa. "Si hubiese marcado igualmente pero hubiésemos perdido, no sería tan estupendo. Me alegra que seamos líderes de grupo, y estoy encantado con los goles. No me lo esperaba. No busco la gloria personal, sino la del equipo, que es el oro. Si no logramos el oro va a ser doloroso, porque es algo importante para mí, para mis compañeros y para todos los nigerianos".

Etebo lo lleva en la sangre. De hecho, no es la primera vez que hace algo así. en su debut en la Premier League de Nigeria anotó una tripleta. Entonces tan solo tenía 18 años y terminó la temporada en el segundo puesto de la lista de los jugadores más prolíficos del campeonato.

"No soy perfecto, pero creo, al igual que mi entrenador, que si tienes una ocasión, debes materializarla, porque no sabes cuándo volverás a tener otra. Es mejor estar motivado porque si lo estás y el equipo está unido, seguro que consigues algo. Yo no soy un delantero especial o un artillero fantástico, simplemente creo que hay que estar en el lugar preciso en el momento adecuado para marcar buenos goles".

Lo cierto es que deberíamos haberlo visto venir. En Senegal, en la CAN Sub-23, que además fue la competición clasificatoria de la CAF para Río 2016, ¿quién creen que fue el máximo anotador? La respuesta es Oghenekaro. "Ahora, en Brasil, he sumado cuatro en el primer encuentro", declaró incapaz de reprimir una sonrisa cargada de incredulidad y deleite a partes iguales. "Cuando los marqué, no pensé en nada. ¡Es un partido de futbol! Me acompañó la suerte".

Rooney, una guía Etebo demostró en la noche amazónica que posee todas las características de un delantero de élite: sereno en el área penal, implacable frente a la meta rival, preciso y con visión de juego en la distancia y clínico en sus lanzamientos desde los once metros. Por eso no sorprende quién ha sido su gran ídolo desde la infancia. "Hay un futbolista que me gusta por encima del resto. Desde el primer día ha sido mi modelo a seguir. Juega con el Manchester United y su nombre es Wayne Rooney. Me gusta mucho desde el primer día".

Hubo algo muy natural en la manera en la que transformó sus dianas, en la forma en la que, como si tal cosa, inscribió su nombre en la historia del fútbol olímpico en su bautismo de fuego en los Juegos. Las cualidades que dejó patentes en el triunfo de las Súper Águilas por 5-4 hablan más de instinto y fuerza de voluntad que de habilidades aprendidas o practicadas.

"Yo solo quiero dedicar mis goles a mi familia, amigos y seguidores. Siento por ellos muchísimo aprecio. A todos mis fans en Nigeria que tanto me han animado, Dios les va recompensar espléndidamente por todo lo que me han apoyado. Creo firmemente que Dios les va a recompensar".

"Si seguimos así, lo conseguiremos. Si mantenemos la disciplina, hacemos caso a los consejos del entrenador y escuchamos las instrucciones que nos da en cada encuentro, creo que lo lograremos. Creo que vamos a hacerlo bien". Pase lo que pase en Río, de lo que no hay duda es que Oghenekaro Etebo dará las gracias a "Dios primero".