sábado 19 marzo 2016, 20:23

La valiosa experiencia juvenil de la plusmarquista Gill

La Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA se creó en 2002 con vistas a ofrecer un trampolín a las jóvenes jugadoras, como primer paso hacia una próspera carrera internacional. En ese sentido, ha sido un éxito enorme. La competición, que a finales de este 2016 celebrará su 8ª edición en Papúa Nueva Guinea, ha acreditado con creces su función como plataforma de lanzamiento para las futuras estrellas.

Esa primera edición de Canadá, que –junto con Tailandia 2004– empezó siendo de categoría sub-19, ayudó a forjar numerosas jugadoras de gran calidad. Al frente de todas ellas estuvo la ídolo local Christine Sinclair, quien, tras hacerse con los dos principales premios individuales y ayudar a Canadá a alcanzar la final, se ha convertido en una verdadera estrella mundial y, actualmente, es la segunda máxima goleadora de la historia en el fútbol de selecciones. También fueron protagonistas figuras como las francesas Laura Georges y Camille Abily, la estadounidense Heather O’Reilly o la alemana Anja Mittag. Si a esa lista le añadimos a cierta brasileña llamada Marta, ya tenemos una auténtica constelación de estrellas.

Otra jugadora que inició una fructífera trayectoria internacional en Canadá 2002 fue Kate Gill, que, hace dos años, batió el récord de goles con la selección de Australia (masculina o femenina), para un total de 41 tantos. Con su alta estatura y con un juego completísimo, la delantera tuvo una aportación trascendental en 12 años vistiendo la camiseta de su selección. Gill fue una fija del equipo en un periodo en que las Matildas pasaron de figurar en segunda fila a aspirar a todo en los certámenes globales.

Una pasión avivada Y según la propia Gill, su experiencia en Canadá como una novata de 17 años no sólo le abrió los ojos, sino que también estimuló sus ambiciones. “A esa edad no tienes contacto con la realidad internacional, y sólo sabes lo que pasa al lado de tu casa”, declaró a FIFA.com. “Nos clasificamos en la zona de Oceanía, que era de un nivel bastante discreto, comparado con clasificarte en Asia ahora”.

“Fue uno de esos momentos en los que te quedas alucinada, y te das cuenta de que eso es sólo el principio, y de que puedes conseguir grandes cosas. Llegas conociendo sólo tu propia competición, pero experimentar directamente el fútbol en la escena mundial fue un poco una revelación. Enseguida capté la importancia de todo aquello, al igual que hizo toda la plantilla, creo”, añadió.

Una carrera rutilante  La carrera de Gill incluyó un par de etapas provechosas en la cualificada liga sueca, la Damallsvenskan, amén de erigirse 2 veces en la máxima artillera de la W-League australiana. Asimismo, fue elegida mejor jugadora asiática del año 2010.

Según Gill, las jugadoras que acudan a Papúa Nueva Guinea a finales de este año para disputar el campeonato de 16 selecciones se enriquecerán muchísimo con la experiencia. “La experiencia en general del torneo te hace apreciar la magnitud del fútbol internacional”, explicó. “Al no haber visto realmente una competición global antes, fue una buena iniciación”.

“Pero fue mayormente una comprobación de la realidad; ver lo bueno que es realmente el resto del mundo, y cuánta dedicación y esfuerzo tienes que invertir como jugadora para competir en un Mundial. Ver diferentes estilos también cambia tu perspectiva de las cosas”, añadió.

La odisea futbolística de Gill ha continuado más allá del terreno de juego y, actualmente, sigue luchando a favor del fútbol femenino desde una perspectiva totalmente diferente. Después de un periodo trabajando en respaldo del organismo rector del fútbol de Australia occidental, el año pasado asumió el cargo de directora de relaciones con las jugadoras dentro de la asociación de futbolistas profesionales de Australia (PFA). “Me apasiona dejar el fútbol de una forma mejor que cuando me introduje en él, y este puesto me brinda otra plataforma para hacerlo”, resaltó Gill, para quien todavía hoy resuenan los ecos de aquella experiencia de hace 14 años en el verano boreal...