Con guantes o sin guantes, ésa es la cuestión

¿A quién no le ha pasado? Preparas la mochila, vas a la cancha para jugar un partidillo con tus amigos... y al llegar te das cuenta de que se te han olvidado los guantes. “¡Qué faena! Soy portero y los necesito sí o sí”. ¿O acaso se puede jugar sin ellos? En la Copa Mundial de Fútsal de la FIFA Colombia 2016 estamos viendo arqueros con y sin guantes. ¿Hay algún motivo en concreto? ¿Qué ventajas tiene jugar con las manos "desnudas"?

Al analizar más pormenorizadamente esta disciplina, encontramos algunas características que demuestran por qué tiene sentido jugar sin manoplas. En primer lugar, el balón de fútsal es algo más pequeño que el de fútbol convencional, por lo que puede abarcarse bien con la mano sin necesidad del agarre adicional que proporcionan los guantes. A ello cabe añadir que muchos de los tiros a puerta se producen desde poca distancia y con mucha potencia, por lo que a los cancerberos les interesa más despejarlos que blocarlos. De este modo, el riesgo de que el esférico se escurra entre los dedos es menor.

Otra de las razones es que los arqueros de fútsal entran mucho más en juego durante los partidos, y tienen que pasar la bola rápidamente y con máxima precisión a sus compañeros. Y eso es algo que se consigue mucho mejor con el contacto directo, es decir, sin guantes. "Yo me siento mejor sin ellos", explica el meta español Paco Sedano. "Con guantes no puedo atrapar igual de bien la pelota".

¿Se puede desaprender lo aprendido? Carlos Ñáñez, cancerbero de Colombia, va más allá: "Sin guantes tengo mucho mejor tacto con el balón cuando lo pongo en juego, cuando lo lanzo. Simplemente, tengo más precisión". Entonces, ¿por qué algunos guardametas sí los llevan?

El ruso Gustavo, de 37 años, y considerado uno de los mejores arqueros del mundo, siempre se pone los suyos. "Crecí en Porto Alegre y allí jugábamos casi siempre al aire libre. Cuando hacía frío, estaba muy incómodo sin guantes. Estoy acostumbrado a jugar así, y por eso sigo haciéndolo", revela.

Al fin y al cabo, el hombre es un animal de costumbres, y le cuesta mucho desaprender lo aprendido. Es lo que opina también Rabie Zaari, guardián del arco marroquí: "Yo me formé en el fútbol normal, sobre hierba, y siempre jugaba con guantes. Quizá sea mejor jugar sin ellos, pero para mí ya es demasiado tarde cambiar".

Acumular experiencia Hace falta mucho entrenamiento para desaprender lo aprendido, pero el número uno colombiano es uno de los que lo ha conseguido: "Yo empecé en el fútbol once y, como es lógico, llevaba guantes. Sin embargo, después de haber probado ambas variantes, prefiero jugar sin ellos", confiesa Ñáñez.

Por lo tanto, no está de más probar a cambiar, pero a fin de cuentas ha de ser el arquero quien decida cómo se siente mejor. El portero marroquí señala otro aspecto muy interesante: "En Marruecos es normal llevar guantes. Tal vez, esto signifique que aún debamos evolucionar más".

El fútsal no está, ni mucho menos, en la cúspide de su desarrollo. De hecho, la primera Copa Mundial se celebró hace apenas 27 años, por lo que arqueros y entrenadores carecen aún de demasiada experiencia a nivel internacional.

Eso sí, a partir de ahora, todo aquel que se prepare la mochila para ir a jugar un rato con sus colegas y se olvide los guantes, podrá decir que prefiere probar a jugar sin ellos.