jueves 04 agosto 2016, 12:10

El inspirador ascenso de Islandia

En el fútbol, las cifras y las estadísticas pueden resultar, en muchas ocasiones, inexpresivas y carentes de contenido. Pero no es el caso de Islandia: para el equipo revelación de la Eurocopa 2016, son precisamente los datos y los números —a cada cual más descabellado— los que ponen de manifiesto toda la magnitud de sus logros en Francia.

Batió récords con su mera presencia en el certamen, porque los 323.000 habitantes del país lo convierten en el más pequeño que haya participado nunca en un gran torneo. Cualquier hombre islandés de entre 20 y 40 años tiene una posibilidad entre 2.000 de representar a su selección nacional. Si esto añadimos que su entonces coseleccionador Heimir Hallgrimsson —quien ahora dirige al equipo en solitario— es dentista a tiempo parcial, el modesto conjunto nórdico ya habría despertado el interés de los medios incluso diciendo adiós con un balance de tres abultadas derrotas.

Pero su balance fue muy distinto, con un empate ante el futuro campeón, Portugal, y una victoria sobre una selección inglesa repleta de estrellas como hitos de un torneo de ensueño, que terminó en los cuartos de final.

Estos resultados han impulsado unas estadísticas aún más espectaculares, esta vez en la Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola, en la que Islandia ha alcanzado su mejor registro histórico, el 22º puesto, cuando hace apenas cuatro años ocupaba una más que modesta 129ª posición.

Las victorias cosechadas en la Eurocopa le han permitido ascender 12 peldaños en un solo mes, convirtiéndose de paso en el país nórdico mejor situado, a gran distancia de los, tradicionalmente, pesos pesados tradicionales de la región, Suecia (40ª), Dinamarca (44ª) y Noruega (49ª).

Para Islandia, son algo más que cifras. Significa alcanzar una nueva categoría en el mundo del fútbol, y ser reconocido como un rival a tener muy en cuenta. Como dijo Hallgrimsson después de volver de la Eurocopa: “Ahora la gente nos tomará totalmente en serio. Antes, a veces, daba la impresión de que se reían de nosotros —tenemos una población pequeña, el entrenador es un dentista y esas cosas—, pero ahora ya no se ve nada de eso”.

Expectativas e identidad Los detractores de Islandia son ahora una especie en vías de extinción, mientras que sus hinchas y admiradores nunca habían sido tan numerosos. En todo el planeta, y especialmente, claro, en su país, donde casi el 10% de la población puso rumbo a Francia para animar al equipo (y el 99,8% de los que se quedaron siguieron por televisión la memorable victoria frente a Inglaterra).

Hallgrimsson no podía ocultar su asombro por semejante apoyo. “Lo recordaré para siempre”, dijo acerca de las escenas de euforia que vivió el plantel a su regreso. Pero también señaló otra consecuencia del éxito. “Los islandeses son exigentes, ahora esperarán que nos clasifiquemos para todos los grandes torneos”, declaró a The Guardian.

La siguiente competición en esa lista es, cómo no, la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™. No será tarea fácil, en una liguilla que incluye a Croacia, Ucrania, Turquía, Finlandia y un ambicioso debutante, Kosovo. “Nos ha tocado un grupo complicado, y será difícil acabar primeros”, reconoce Hallgrimsson. “Pero la Eurocopa puede y debe servirnos de trampolín. Ese es nuestro trabajo. Antes de la Eurocopa hablábamos del Mundial. El éxito no es un destino, sino un trayecto en la buena dirección”.

No cabe duda de que Hallgrimsson y su antiguo compañero al frente del cuerpo técnico, Lars Lagerbäck, identificaron correctamente cuál era esa dirección. Y aunque su estilo de juego, rápido, directo y en ocasiones físico, haya encrespado las aguas en la Eurocopa 2016, el seleccionador islandés, de 49 años, está convencido de que deben mantener el rumbo elegido.

“Ahora nuestro fútbol tiene una identidad clara”, explica. “Hemos encontrado la forma de ganar partidos sirviéndonos de las cualidades específicas de nuestros jugadores, y haciendo que lo den todo. Aunque ha habido ciertas dudas en cuanto a nuestro estilo, creo que si intentásemos jugar como España no seríamos más que una mala copia. Cuando hemos podido, hemos demostrado la calidad que somos capaces de desplegar. Nos sentimos cómodos siendo quienes somos, ahora el reto consiste en lograr que funcione durante los próximos años”.