Nos encontramos el 12 de noviembre en Maldonado, la víspera del comienzo de la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA para Japón. Las jugadoras niponas pisan por primera vez el césped del Estadio Domingo Burgueño Miguel, que iba a ser el escenario de sus tres encuentros en el Grupo B.

En las cinco ediciones anteriores de la cita mundialista, las jugadoras niponas se destaparon ante la portería contraria con 98 dianas en 27 partidos. Y tras sus tres compromisos de la primera fase, superaron ampliamente la barrera de las 100, añadiendo otros siete tantos a su colección (105). Ninguna selección lo ha hecho mejor…

“Las jugadoras sub-17 son el producto de nuestros métodos de formación de base, que promueve una filosofía y unos principios de fútbol ofensivo”, subraya el seleccionador Futoshi Ikeda. El ex defensa del Urawa Red Diamonds figura en una posición ideal para observar la marca de fábrica de las japonesas, tras haber conquistado el título cuatro meses antes en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA en Francia.

“La clave reside en la toma de decisiones. No basta con poseer una buena base técnica; hay que saber utilizarla en el momento adecuado”, añade el entrenador de 48 años.

“Después, se trata de dominar el arte del juego de posiciones. La pertinencia de una decisión está siempre ligada a la colocación de las demás jugadoras sobre el terreno de juego”, precisa Ikeda, quien, aunque cree haber identificado los ingredientes de la receta nipona ganadora, sigue tratando de descifrar otro misterio.

Las selecciones femeninas japonesas encuentran fácilmente el camino del gol, como queda reflejado en un campeonato tras otro. En los Mundiales sub-17, las chicas carburan a una media más de dos veces superior a la de los chicos. “A mí también me gustaría entenderlo. Y es que los jugadores masculinos han crecido con la misma identidad de juego…”.

Las chicas, más eficaces que los chicos

Compensación en los entrenamientos Su capitana ofrece una posible explicación para ese fenómeno: “Los chicos, generalmente, son más rápidos. Por tanto, nos encontramos en la obligación de compensar esa desventaja, y eso pasa a menudo por trabajar nuestra técnica, lo que nos permite marcar la diferencia. La trabajamos continuamente con minuciosidad e intensidad; sin duda más que ellos”, subraya Sara Ito.

“Gozamos de entrenamientos específicos para las delanteras que implican a todo el equipo. Es importante jugar en bloque con el reflejo de lanzarse hacia delante con la mayor rapidez y precisión posible. Practicamos nuestras combinaciones ofensivas antes de los partidos”, continúa la autora de 2 de los 6 goles marcados contra Sudáfrica, que se dispone a enfrentarse a Nueva Zelanda en los cuartos de final, este sábado en Colonia.

Su entrenador confirma la consigna que sus jugadoras han aprendido desde muy pequeñas, y que ejecutan dando una impresión de facilidad asombrosa. “La primera etapa de un gol está en la defensa. Sin duda, esa es una de las grandes particularidades de Japón. Partimos desde la base y subimos hacia arriba lo más rápido posible, gracias a reconversiones ofensivas colectivas rápidas y automatizadas”, detalla Ikeda, para quien el mejor ataque empieza sin duda por la defensa.