"Fue una persona muy especial: tenía un gran corazón, era humilde y servicial. Siempre que le pedían algo que él consideraba importante, echaba una mano. Y, por supuesto, fue un buen futbolista. En nuestra época era de clase mundial, podríamos decir. Si quería decirnos algo, siempre encontraba grandes palabras y era muy convincente. Era una voz autorizada. Y no daba ni un solo grito, sino que lo explicaba todo claramente para que todos le entendieran".

Con estas palabras describe Horst Eckel a su excompañero Fritz Walter, que este 31 de octubre de 2020 habría cumplido 100 años. Ambos formaron parte de la ilustre selección alemana que conquistó su primera Copa Mundial en 1954.

Franz Beckenbauer, bicampeón del mundo —como jugador en 1974 y como entrenador en 1990— describió en su día a Walter como "seguramente el futbolista alemán más importante del siglo".

Fritz Walter fue un símbolo del 1. FC Kaiserslautern, de la selección de la RFA y de la final de la Copa Mundial de la FIFA™ que se disputó en Suiza en 1954. El centrocampista ofensivo fue fiel a su club a lo largo de toda su brillante carrera. Además, fue elegido Jugador de oro de la UEFA de su país por delante de figuras como el propio Beckenbauer, Gerd Mueller y Lothar Matthaeus.

En la final de la Copa Mundial de la FIFA™ de 1954, Walter lideró al combinado alemán hasta la consecución del "milagro de Berna", una de las mayores gestas de la historia del certamen: el triunfo por 3-2 contra una selección húngara que parecía invencible y ante la que los alemanes habían caído por 8-3 en la fase de grupos.

Cuando sonó el pitido final, alrededor de 60 millones de alemanes estaban pegados a la radio. Todos escucharon las palabras de Zimmermann, que gritó exultante al micrófono: "¡Final! ¡Final! ¡Final! ¡Final del partido! Alemania es campeona del mundo tras derrotar 3-2 a Hungría en la final de Berna". Fue toda una gesta.

Fritz Walter, en datos:

Aún hoy se venera la figura de Walter en toda Alemania. En el año 1985, con motivo de su 65.º aniversario, el 1. FC Kaiserslautern —su equipo de toda la vida— cambió el nombre de su estadio (Arena auf dem Betzenberg) por el de Estadio Fritz Walter. El club, que ha descendido a la tercera categoría del fútbol alemán, va a honrar al legendario futbolista de una manera especial y muy artística: cortará el césped de su terreno de juego de modo que se vea la silueta de Walter en acción.

Y hace unas semanas se le concedió otro honor muy especial: después de los seleccionadores campeones del mundo Sepp Herberger y Helmut Schoen, Walter se convirtió en el tercer futbolista en tener su propio sello.

"Todos conocemos a Fritz Walter como el magnífico futbolista que fue. Pero, después de colgar las botas, fue una persona muy comprometida, sobre todo con los jóvenes", declaró Olaf Scholz, ministro federal de economía, en la fiesta de presentación. Horst Eckel, el último integrante vivo de aquella selección campeona del mundo en 1954, no quiso perderse el acto.