miércoles 23 noviembre 2016, 11:36

Las gemelas Orschmann, felicidad mundialista en familia

El sábado 12 de noviembre de 2016, Katja Orschmann volvió al vestuario tras jugar un partido de la segunda división alemana con su club, el Unión de Berlín, y miró su teléfono móvil. El indicador de notificaciones mostraba una llamada perdida. La autora de la llamada era nada menos que la excampeona del mundo Renate Lingor, hoy entrenadora de la selección alemana sub-20, que quería citar a la joven jugadora de 18 años a vivir en Papúa Nueva Guinea la que hasta la fecha está siendo la mayor aventura de su vida.

"Lógicamente, cuando vi el nombre en la pantalla ya me imaginé que sería algo así", confiesa Orschmann durante la entrevista para FIFA.com realizada en el hotel de Port Moresby donde se aloja el combinado germano. Apenas 48 horas más tarde, la joven futbolista se bajaba del avión en la otra punta del mundo con la misión de sustituir a la lesionada Rieke Dieckmann en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA 2016. "Me gusta hacer las cosas de forma espontánea, así que para mí fue perfecto", explica.

Una de las que más se alegraron de la noticia fue Dina, la hermana gemela de Katja, que ya se encontraba concentrada con el combinado alemán y esperaba con impaciencia la llegada de la nueva incorporación. "Me llamó y me tomó un poco el pelo. Dijo que me echaba de menos y que se iba a pasar a visitarme", revela entre risas Dina, que nunca antes había concedido una entrevista junto con su hermana. "Como no podía ser de otro modo, tener la oportunidad de compartir esta experiencia ha supuesto una gran alegría para nosotras".

El lunes pasado, la felicidad de las hermanas alcanzó cotas insospechadas cuando —durante la última jornada de la fase de grupos, en el partido frente a República de Corea, que se saldó con victoria alemana por 2-0— Dina adelantó a su equipo con un gran disparo y corrió al banquillo a abrazar a su hermana: "Me salió de dentro. Fue un momento de enorme alegría y, lógicamente, pensé en mi familia, que nos apoya desde casa, así que me fui a darle a Katja un abrazo que realmente era para todos ellos. Tener aquí a mi hermana y poder vivir esta experiencia juntas ha sido un regalo muy bonito".

Un día perfecto Cuando faltaban diez minutos para el final del partido contra las surcoreanas, la seleccionadora dio la alternativa a Katja, que debutaba así en una cita mundialista. "Se podría decir que fue un día perfecto para las gemelas Orschmann", aseguran las hermanas, que no comparten habitación en Papúa Nueva Guinea pero resultan inseparables el resto del tiempo. Katja y Dina, que ya corrían juntas tras el balón en el patio de la escuela, jugaron con los chicos hasta la categoría de 11 y 12 años, cuando dieron el salto al Unión de Berlín.

Desde entonces, y siempre con el inestimable apoyo de la federación local, el club berlinés ha ido escalando peldaños hasta llegar a la segunda categoría del fútbol alemán. "Sobre el campo podemos emplearnos al máximo en el plano individual sin que eso implique que dejemos de preocuparnos una de la otra. En ese aspecto somos como cualquier otra compañera de equipo", explica.

Aunque casi nunca discuten, las hermanas revelan que Dina puede ser a veces demasiado ambiciosa, mientras que Katja se pasa de metódica en ocasiones. ¿Y cuál de las dos es mejor futbolista? "Es difícil decirlo", responde Katja con diplomacia. "Dina ha evolucionado mucho en los últimos años, tanto en lo futbolístico como en lo personal", concede. La zaguera cree que, de haber formado parte del equipo rival, ella podría haber hecho algo más para evitar el golazo que su hermana centrocampista le marcó a República de Corea, pero reconoce entre risas que "fue una acción tan bonita que a nadie le habría gustado estropearla".

Las gemelas, que solo se distinguen por la longitud de su cabello, se preparan ahora para medirse a Francia en cuartos de final. "Jugar con las francesas me trae muy buenos recuerdos, ya que contra ellas marqué en la categoría sub-17 mi primer gol como internacional", revela Dina. "Sin duda, esta ronda entraña una mayor dificultad que la fase de grupos, pero estamos preparadas para el reto".

Si Alemania alcanza la final una vez más, las Orschmann vivirán una segunda parte de la reunión familiar. Así lo reveló Dina: "Tenemos otras dos hermanas de 21 y 24 años, y una de ellas está actualmente en Nueva Zelanda. Por ahora no ha podido venir a vernos, pero, si llegamos a la final, no se lo perderá".