Alexi Lalas siempre ha destacado entre los demás. Sin duda lo hizo al ser un inconfundible roquero pelirrojo y con barba que defendía los colores de Estados Unidos en la Copa Mundial de la FIFA 1994™ y, luego, al convertirse en pionero y recalar en la Serie A tras aquella fase final.

Sin embargo, en los últimos años, el antiguo astro estadounidense también se ha dado a conocer como una voz fuerte e independiente en su papel de experto, analista de televisión y comentarista en las redes sociales.

“Soy de natural escéptico, a veces hasta cínico”, afirma el excentral. “Pero en cualquier tema siempre procuro tomarme tiempo para entender el razonamiento y fijarme en las cifras y los datos que hay. Y se me puede convencer“. 

“[Lo que se propone] es un cambio; un cambio en algo que es fundamental. Ese cambio va a suscitar escepticismo y a veces habrá reticencias a hacerlo”.

“Pero la capacidad de cambiar también es una cualidad. Y tanto si se trata de un individuo como de una entidad, es importante tener esa capacidad de decir que lo que funcionó en el pasado no tiene por qué funcionar necesariamente ahora ni en el futuro. Porque nuestro mundo cambia, y en los últimos dos años es indudable que todos hemos visto que el mundo puede cambiar rapidísimo”. 

“Una de las razones por las que quise venir a la reunión [del Grupo de Asesoramiento Técnico de la FIFA en Doha (Catar)] era para entender por qué cree Arsène Wenger que esto es lo correcto. Y me sorprendió muy gratamente la información, la voluntad de hablar, de debatir, discutir y discrepar sobre diferentes cosas, para intentar dilucidar si es algo que va a ayudar de verdad a este juego que todos queremos y, en definitiva, al que deseamos ayudar”.

Uno de los principales objetivos de la revisión dirigida por Wenger es reducir el número y la frecuencia de los viajes de los jugadores de máximo nivel. Lalas, que tuvo que soportar más de un vuelo transatlántico durante su carrera de futbolista, reconoce el mérito de esta propuesta. 

“Si observamos la cantidad de viajes que hacen los jugadores —y ciertamente algunos viajan más que otros—, al final se pueden acabar acumulando muchísimos kilómetros. El lujo con el que viaja esta generación hace que sea mucho mejor y mucho más fácil, pero eso no significa que uno no vaya a resentirse, no solo físicamente, dentro de la cancha, sino también en el aspecto psicológico. Y quiero pensar que cuando la gente hace esos viajes es por motivos justificados”, ha señalado.

“Mitigar parte de ese desgaste tiene sentido desde una perspectiva personal, pero creo que también desde un punto de vista empresarial. Esos jugadores que uno tiene son activos valiosos y tratarlos como tales nos dará algo que va a durar y apreciarse a lo largo de los años. Hay que estudiar las cosas que se pueden hacer para proporcionar a los futbolistas la oportunidad de dar lo mejor de sí dentro de la cancha, con su club o con su selección, y lo idóneo es que con ambos”.