viernes 07 octubre 2016, 08:31

Grujic y la esperanza serbia

Nueva Zelanda evoca los mejores recuerdos en Marko Grujic. “Los 30 días que pasé allí”, explica a FIFA.com, “probablemente fuesen los mejores de mi vida”.

Muchísimos turistas impresionados han dicho lo mismo. La diferencia es que ellos suelen referirse a los espectaculares paisajes, pero Grujic prácticamente no pudo ver nada de las montañas, los lagos y los bosques que dan fama a esta nación insular. El mes que estuvo en Nueva Zelanda transcurrió entre campos de entrenamiento, estadios y habitaciones de hotel. Una rutina monótona que el centrocampista de la selección serbia recuerda ahora como pura felicidad. Al fin y al cabo, ¿qué son las excursiones en comparación con hacer historia?

Durante su mágico mes en las antípoda, Grujic y sus compañeros dieron a Serbia un primer título mundial. Un logro totalmente inesperado y conquistado a lo grande: con un triunfo sobre Brasil en una final vibrante.

“Fue increíble”, recuerda Grujic. “Yo soñaba con que algún día pudiésemos conquistar un gran torneo así. Pero todo lo que lo rodeó, y ganar a Brasil en la final... fue simplemente fantástico. Es un momento de mi vida que sé que no olvidaré nunca”.

Un gol en el minuto 118 acabó doblegando a los brasileños. Fue una victoria trabajadísima. Una más en toda la campaña porque ninguno de los cuatro encuentros de los campeones en las rondas eliminatorias se decidió en los 90 minutos, y estuvieron a pocos segundos de caer a manos de Hungría en octavos de final, antes de terminar venciendo con diez hombres.

Las claves del éxito “Todos esos partidos fueron reñidos, aunque yo recuerdo estar siempre convencido de que íbamos a ganar”, confiesa Grujic. “Y marcamos tantos goles en los últimos minutos que casi empezamos a contar con ello. No nos rendimos nunca, siempre tuvimos la sensación de que podíamos marcar, y eso siguió hasta la final y el gol en la prórroga que nos dio la victoria”

La extraordinaria frecuencia con que se produjeron hazañas como ésa, hizo que el seleccionador serbio, Veljko Paunovic, presumiese con orgullo de disponer de un plantel de “21 leones”. Aun así, Grujic insiste en que el mérito del espíritu indomable que propició ese éxito corresponde en gran medida al propio Paunovic.

“Lo que nos ayudó mucho durante los momentos difíciles fue tener un entrenador fantástico, una persona muy agradable”, afirma el centrocampista del Liverpool. “Tenía una pasión enorme, siempre procuraba compartirla con nosotros, y funcionó. Los jugadores también se llevaban muy bien fuera de la cancha, ahí radicaba gran parte de nuestra fuerza. Lo que se vio dentro del terreno de juego reflejaba el vínculo que teníamos, y el resultado fue la mejor actuación que haya realizado nunca nuestro país en un torneo de fútbol”.

“Los jugadores de aquel equipo aún mantienen el contacto. Yo todavía sigo viendo a muchos de los chicos en la selección sub-21, y seguimos hablando de Nueva Zelanda. Muchos de los jugadores también están ahora en Italia, en Alemania y en grandes clubes de otros países, es muy lindo ver cómo los amigos triunfan”, asegura.

La transición Antes de empezar a cambiar de clubes, esos jugadores fueron recibidos como héroes en una abarrotada plaza de Belgrado por más de 50.000 hinchas que entonaban cánticos y agitaban bengalas en su honor. No obstante, han tenido muchos menos motivos para la alegría últimamente con el combinado absoluto, lo que ha dañado la relación entre el equipo y la afición.

“En estos momentos la selección nacional está sometida a una gran presión por parte de los hinchas, porque no conseguimos la clasificación para la Eurocopa 2016 ni para el último Mundial”, admite Grujic, quien se estrenó este mismo año como internacional absoluto. “Hay mucha negatividad, y alguna gente en nuestro país ha dejado de creer en la selección. La única forma de cambiar esto es esforzarnos por empezar a ganar de nuevo”.

El éxito de Grujic y compañía en Nueva Zelanda hace que cada vez más voces pidan que los héroes sub-20 del país se incorporen a la absoluta. Con todo, el centrocampista del Liverpool apuesta por adoptar un enfoque más comedido para afrontar los problemas de Serbia. “Hay mucha gente que pide eso: ‘Que los chicos de Nueva Zelanda pasen a la absoluta. Pero yo no creo que esa sea la respuesta al 100%, porque no se puede esperar que un equipo compuesto únicamente por jugadores jóvenes, que todavía están aprendiendo, obtenga resultados de inmediato. Muchos de los jugadores de ese equipo pueden ayudar a la selección absoluta, pero también necesitamos a la gente mayor, de experiencia, para que nos ayude a nosotros”.

El sueño ruso Habrá que encontrar pronto el equilibrio, para que Serbia triunfe en la competición preliminar de la Copa Mundial de la FIFA™. Tuvo un inicio poco convincente al dejar escapar puntos en casa ante la República de Irlanda (2-2), y aunque anoche se recuperase ganando por 0-3 a Moldavia, no cabe duda de que el duelo del domingo ante Austria supondrá otro exigente examen de sus credenciales.

Grujic confía. “Es una liguilla interesante, con muchas selecciones de un nivel similar, y creo que tenemos buenas opciones de lograr la clasificación”, analiza. “Gales hizo una Eurocopa fantástica, por supuesto, y Austria y la República de Irlanda también fueron a Francia, y son rivales muy potentes. Pero no hay ningún adversario al que no podamos vencer”.

Se muestra igualmente optimista acerca de su futuro en las competiciones de clubes, después de rechazar este año ofertas de varios grandes de Europa para fichar por el Liverpool inglés. No cabe duda de que Juergen Klopp tiene grandes planes para un muchacho al que recientemente alabó describiéndolo como “un jugador dotado de una habilidad maravillosa”. Por su parte, él ha asumido plenamente la filosofía del técnico alemán, volcada en la acción, así como los consejos que le brinda para mejorar las lagunas de su juego.

“Lo más importante que me dijo el entrenador es que tenía que mejorar mis cualidades defensivas”, indica Grujic. “Me estoy esforzando en este aspecto, y sé que todavía soy joven, que estoy aprendiendo todo el tiempo y que aún me estoy adaptando al fútbol inglés. En el Liverpool, jugamos muy arriba, corremos mucho, aplicando una gran presión. He visto las estadísticas y somos los primeros de Inglaterra en cuanto a metros que recorremos en un partido. Es una filosofía fantástica, y a nosotros nos funciona, aunque también resulta duro, y requiere un tiempo de adaptación para hacerlo de forma perfecta”.

“Pero me encanta aprender y mejorar, y estoy contentísimo de haber elegido este club, sin duda. Ahora mismo, la atmósfera que rodea al Liverpool es estupenda, lo único que quiero es tener cada vez más minutos dentro de la cancha para mostrar mis aptitudes”, concluye.