martes 07 junio 2016, 08:15

Froboese: "Sueño con la simbiosis del fútbol real y virtual"

¿Existen de verdad similitudes entre el fútbol real y el que se practica en la videoconsola o el ordenador? ¿Podrían incluso beber el uno del otro? La respuesta a estas preguntas no es tan sencilla como uno podría imaginar en un primer momento. Para responderlas, FIFA.com dialogó con el doctor Ingo Froboese, profesor de la Escuela Superior de Educación Física de Colonia, en Alemania, y considerado desde hace años un experto en el campo de la investigación científica del deporte virtual.

"Después de darme cuenta de que en la facultad había grandes deportistas que, a su vez, eran unos fenómenos también en el mundo virtual, decidí reunirme con ellos para hablar de sus problemas. Naturalmente, de aquellos derivados de lo que enseñamos. Comprendimos entonces que los juegos virtuales requerían un enfoque totalmente distinto", explica Froboese sobre su primer contacto con el deporte virtual.

¿Puede considerarse, por tanto, el deporte virtual como un deporte "de verdad"? Tampoco es fácil dar una respuesta inequívoca al respecto, puesto que no existe una definición universal del deporte. " que se le considere una disciplina deportiva. Llevamos mucho tiempo ocupándonos del perfil de los jugadores virtuales. Presentan un perfil de carga equiparable al de los pilotos de DTM (campeonato alemán de turismo), especialmente en cuestiones de reacción cardiovascular", asegura nuestro experto en ciencias del deporte, de 59 años. "Intervienen también el potencial de concentración, la atención, la reacción, el enfoque y la táctica. Es comparable a otros deportes de equipo. Y tenemos además las capacidades motoras, técnico-tácticas y emocionales. Todo este conjunto de características es lo que yo definiría como deporte", prosigue.

Froboese es de la opinión de que un buen futbolista puede ser también un buen jugador virtual: "Creo que hay que tener una serie de cualidades básicas, como los conocimientos sobre táctica y técnica que tienen las personas predestinadas a jugar en la vida real. Pienso que los deportistas se benefician de ello. Los buenos futbolistas, siempre que reúnan ciertas características, serán también buenos jugadores del FIFA. Por algo es habitual ver a los mandos a la mayoría de ellos".

Eso sí, no se trata en ningún caso de remplazar el balón por la videoconsola: "Los padres que muestran escepticismo al ver a sus hijos jugar al fútbol virtual tienen parte de razón. Por supuesto, no es bueno que los niños estén todo el día sentados frente a la pantalla, porque nunca deben dejar de lado el deporte de verdad. Solamente con la simbiosis de ambos puede surgir algo positivo. Mi sueño sería que el deporte real y el virtual se combinaran, y que incluso se confeccionaran sesiones de entrenamiento conjuntas. Creo sobre todo que algunas jugadas y conceptos tácticos podrían enseñarse muy bien de manera virtual"

Viveza y buen estado físico y mental Todos estos factores deberían servir para que la opinión pública desechara al fin esa idea que aún persiste de que los jugadores virtuales profesionales son personas ancladas al sofá, incapaces de mover un dedo si no es para pulsar el mando. "Considero que el buen estado físico y mental, así como  la viveza en el juego, son necesarios", apunta Froboese. "Esto solamente se produce con la armonía de cuerpo y mente. A corto plazo podría dar resultado, pero, a largo plazo, sólo ganarán torneos aquellos que también estén en buena forma física", considera Froboese, quien espera que próximamente haya también entrenamientos y entrenadores específicos para los jugadores virtuales. "Lo hemos visto con los coreanos. No en el FIFA, sino con otros videojuegos. Trabajan ya con un sistema integrado, idéntico al de otras disciplinas deportivas, con sus entrenadores, preparación psicológica, fisioterapia, etcétera".

¿Y cómo podría trasladarse eso a los jugadores de fútbol virtual? "El cuerpo técnico de un jugador virtual del FIFA no se diferenciaría en nada del personal asistente del fútbol real. conocer cuál ha sido el desgaste para así definir el descanso posterior que necesita el jugador. En este sentido, aún estamos dando los primeros pasos. En estos momentos estamos registrando las cargas de trabajo y los requisitos de los jugadores a fin de determinar su plan óptimo de recuperación. Ya estamos trabajando con equipos profesionales, y en un futuro nos gustaría desarrollar sesiones de entrenamiento para jugadores virtuales", señala el profesor.

"Necesitamos estructuras regulares, como las del deporte real", reivindica Froboese para la profesionalización del deporte virtual. "Al deporte virtual siempre se le reprocha que ha surgido de la cultura juvenil, por lo que no acepta someterse a ninguna estructura. Sin embargo, eso es precisamente lo que le hace falta para lograr una aceptación generalizada. Estoy convencido de que dentro de cinco años, como mucho, veremos las primeras retransmisiones por televisión, y de esa subcultura nacerá una cultura con todas las letras".

La importancia de la FIWC Por este motivo, el profesor Froboese considera extremadamente positivo que existan competiciones como la FIFA Interactive World Cup. "Estos campeonatos están fomentando la profesionalización, así como el entrenamiento y el enfoque. Hay que crear fases de clasificación, rondas eliminatorias, estructuras... Y si conseguimos, como en la FIWC, organizar partidos internacionales, mejor aún. Esto reforzará el sentimiento nacionalista en el buen sentido", añade.

Froboese tiene además una idea muy interesante acerca de cómo llevar al siguiente nivel la evolución de los partidos de fútbol virtuales: "Me gustaría que hubiera una integración, es decir, que yo pudiera meterme en el juego con mis características: ya no manejaría a Cristiano Ronaldo, sino a mí mismo, con mis virtudes y mis puntos débiles en la cancha. Me gustaría ver una individualización de la personalidad de cada jugador. Sería fantástico llegar a formar parte de una selección nacional y jugar un Mundial virtual gracias a mis cualidades motoras. Sería realmente magnífico. Para ello, cómo no, habría que entrenar".

"Los futbolistas prediseñados del juego presentan unos valores concretos en cuanto a velocidad, capacidad de salto... Estos datos podrían introducirse en el juego a partir de mis capacidades reales. Eso sería lo ideal. Además, para incorporar mis datos a un jugador virtual, antes tendría que hacer unas pruebas de resistencia y velocidad. Estas características individuales serían después decisivas en el transcurso de los partidos". De este modo, se produciría una integración del fútbol real con el virtual nunca vista hasta ahora. Y, quizá, esto animaría a más de un jugador virtual sedentario a practicar más ejercicio en la vida real.

rro3oq52cnb7j4iffsji.jpg

¿Existen de verdad similitudes entre el fútbol real y el que se practica en la videoconsola o el ordenador? ¿Podrían incluso beber el uno del otro? La respuesta a estas preguntas no es tan sencilla como uno podría imaginar en un primer momento. Para responderlas, FIFA.com dialogó con el doctor Ingo Froboese, profesor de la Escuela Superior de Educación Física de Colonia, en Alemania, y considerado desde hace años un experto en el campo de la investigación científica del deporte virtual.

"Después de darme cuenta de que en la facultad había grandes deportistas que, a su vez, eran unos fenómenos también en el mundo virtual, decidí reunirme con ellos para hablar de sus problemas. Naturalmente, de aquellos derivados de lo que enseñamos. Comprendimos entonces que los juegos virtuales requerían un enfoque totalmente distinto", explica Froboese sobre su primer contacto con el deporte virtual.

¿Puede considerarse, por tanto, el deporte virtual como un deporte "de verdad"? Tampoco es fácil dar una respuesta inequívoca al respecto, puesto que no existe una definición universal del deporte. " que se le considere una disciplina deportiva. Llevamos mucho tiempo ocupándonos del perfil de los jugadores virtuales. Presentan un perfil de carga equiparable al de los pilotos de DTM (campeonato alemán de turismo), especialmente en cuestiones de reacción cardiovascular", asegura nuestro experto en ciencias del deporte, de 59 años. "Intervienen también el potencial de concentración, la atención, la reacción, el enfoque y la táctica. Es comparable a otros deportes de equipo. Y tenemos además las capacidades motoras, técnico-tácticas y emocionales. Todo este conjunto de características es lo que yo definiría como deporte", prosigue.

Froboese es de la opinión de que un buen futbolista puede ser también un buen jugador virtual: "Creo que hay que tener una serie de cualidades básicas, como los conocimientos sobre táctica y técnica que tienen las personas predestinadas a jugar en la vida real. Pienso que los deportistas se benefician de ello. Los buenos futbolistas, siempre que reúnan ciertas características, serán también buenos jugadores del FIFA. Por algo es habitual ver a los mandos a la mayoría de ellos".

Eso sí, no se trata en ningún caso de remplazar el balón por la videoconsola: "Los padres que muestran escepticismo al ver a sus hijos jugar al fútbol virtual tienen parte de razón. Por supuesto, no es bueno que los niños estén todo el día sentados frente a la pantalla, porque nunca deben dejar de lado el deporte de verdad. Solamente con la simbiosis de ambos puede surgir algo positivo. Mi sueño sería que el deporte real y el virtual se combinaran, y que incluso se confeccionaran sesiones de entrenamiento conjuntas. Creo sobre todo que algunas jugadas y conceptos tácticos podrían enseñarse muy bien de manera virtual"

Viveza y buen estado físico y mental Todos estos factores deberían servir para que la opinión pública desechara al fin esa idea que aún persiste de que los jugadores virtuales profesionales son personas ancladas al sofá, incapaces de mover un dedo si no es para pulsar el mando. "Considero que el buen estado físico y mental, así como  la viveza en el juego, son necesarios", apunta Froboese. "Esto solamente se produce con la armonía de cuerpo y mente. A corto plazo podría dar resultado, pero, a largo plazo, sólo ganarán torneos aquellos que también estén en buena forma física", considera Froboese, quien espera que próximamente haya también entrenamientos y entrenadores específicos para los jugadores virtuales. "Lo hemos visto con los coreanos. No en el FIFA, sino con otros videojuegos. Trabajan ya con un sistema integrado, idéntico al de otras disciplinas deportivas, con sus entrenadores, preparación psicológica, fisioterapia, etcétera".

¿Y cómo podría trasladarse eso a los jugadores de fútbol virtual? "El cuerpo técnico de un jugador virtual del FIFA no se diferenciaría en nada del personal asistente del fútbol real. conocer cuál ha sido el desgaste para así definir el descanso posterior que necesita el jugador. En este sentido, aún estamos dando los primeros pasos. En estos momentos estamos registrando las cargas de trabajo y los requisitos de los jugadores a fin de determinar su plan óptimo de recuperación. Ya estamos trabajando con equipos profesionales, y en un futuro nos gustaría desarrollar sesiones de entrenamiento para jugadores virtuales", señala el profesor.

"Necesitamos estructuras regulares, como las del deporte real", reivindica Froboese para la profesionalización del deporte virtual. "Al deporte virtual siempre se le reprocha que ha surgido de la cultura juvenil, por lo que no acepta someterse a ninguna estructura. Sin embargo, eso es precisamente lo que le hace falta para lograr una aceptación generalizada. Estoy convencido de que dentro de cinco años, como mucho, veremos las primeras retransmisiones por televisión, y de esa subcultura nacerá una cultura con todas las letras".

La importancia de la FIWC Por este motivo, el profesor Froboese considera extremadamente positivo que existan competiciones como la FIFA Interactive World Cup. "Estos campeonatos están fomentando la profesionalización, así como el entrenamiento y el enfoque. Hay que crear fases de clasificación, rondas eliminatorias, estructuras... Y si conseguimos, como en la FIWC, organizar partidos internacionales, mejor aún. Esto reforzará el sentimiento nacionalista en el buen sentido", añade.

Froboese tiene además una idea muy interesante acerca de cómo llevar al siguiente nivel la evolución de los partidos de fútbol virtuales: "Me gustaría que hubiera una integración, es decir, que yo pudiera meterme en el juego con mis características: ya no manejaría a Cristiano Ronaldo, sino a mí mismo, con mis virtudes y mis puntos débiles en la cancha. Me gustaría ver una individualización de la personalidad de cada jugador. Sería fantástico llegar a formar parte de una selección nacional y jugar un Mundial virtual gracias a mis cualidades motoras. Sería realmente magnífico. Para ello, cómo no, habría que entrenar".

"Los futbolistas prediseñados del juego presentan unos valores concretos en cuanto a velocidad, capacidad de salto... Estos datos podrían introducirse en el juego a partir de mis capacidades reales. Eso sería lo ideal. Además, para incorporar mis datos a un jugador virtual, antes tendría que hacer unas pruebas de resistencia y velocidad. Estas características individuales serían después decisivas en el transcurso de los partidos". De este modo, se produciría una integración del fútbol real con el virtual nunca vista hasta ahora. Y, quizá, esto animaría a más de un jugador virtual sedentario a practicar más ejercicio en la vida real.