jueves 17 febrero 2011, 10:02

Un largo camino hacia la cúspide

Cuando las estrellas del fútbol femenino suben al gran escenario y comienzan a tocar el balón, frecuentemente se habla de elegancia, de baile hecho liviandad y de un fascinado público. El juego de filigranas denota el lado femenino de la más bella disciplina deportiva. No obstante, la persistencia puede ser igualmente femenina, un hecho que se conoce muy bien en el país de la actual campeona mundial y anfitriona de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2011.

En todos los recodos del planeta se espera ya con gran tensión y alegría el choque de las mejores selecciones en la patria de Birgit Prinz, Nadine Angerer y Cía. Sin embargo, en Alemania se festejará también otro aniversario muy especial: 40 años de fútbol femenino. Una retrospectiva de cuatro décadas en las que se registraron enormes cambios.

"Fue, ante todo, la perseverancia lo que nos motivó a seguir", relata con cierto matiz de orgullo Hannelore Ratzeburg a FIFA World. Después de todo, la vicepresidenta de la Asociación de Fútbol de Alemania (DFB) conoce muy bien todo el esfuerzo y lucha requeridos durante el largo desarrollo hacia el reconocimiento del deporte y de los partidos que ahora colman de entusiasmo a decenas de miles de hinchas. En la actualidad, las estructuras y el fomento de talentos del fútbol femenino alemán sirven de ejemplo en todo el mundo, pese a que la práctica de este deporte estuviese prohibida hasta el 30 de octubre de 1970.

"El fútbol era considerado un deporte demasiado físico y tosco. Una imagen que no cuadraba con el sexo débil y hacía que todos se mofaran de nosotras", recuerda Ratzeburg, quien debe considerarse como precursora desde los inicios del fútbol femenino. "A ello se sumaba que en los años 50 no se disponía de muchos conocimientos de las condiciones biológicas. Con todo, las mujeres que querían jugar, lo hacían de todas maneras", agrega la oriunda de Hamburgo de 59 años.

Una fiesta de Navidad y el espíritu pionero Lo que hoy resulta inconcebible, era algo cotidiano en otoño de 1970. Se incitaba a los clubes a no permitir jugar a mujeres en sus instalaciones deportivas. Desde el punto de vista científico, se afirmaba que el fútbol era solamente para hombres, y que las mujeres debían dedicarse a otras disciplinas deportivas, tales como natación, atletismo, balonmano, gimnasia o esquí. Fue recién hace 40 años, el último viernes de octubre durante la sesión de la DFB en Travemünde, que se levantó la prohibición, ciertamente una decisión que fue el primer paso de un largo camino.

Ratzeburg, quien fuera elegida muchos años más tarde como primera mujer en la presidencia de la DFB y que es igualmente miembro de la Comisión del Fútbol Femenino y de la Copa Mundial de la FIFA, recuerda con ojos resplandecientes: "Fue, en cierto modo, el pitido inicial. Recuerdo de forma vívida la famosa época del 68, las manifestaciones estudiantiles. Acababa de terminar la escuela y siempre tuve sentido de justicia". En realidad, en su familia se jugó siempre al balonmano, sin embargo: "En octubre de 1970 me sorprendí al ver que los periódicos estaban repletos de noticias sobre el fútbol femenino. Estaba en una fiesta prenavideña del club de fútbol de mi novio de aquel entonces y recuerdo que discutíamos acaloradamente sobre el tema. Luego me decidí a jugarlo".

En todo el país comenzaron a formarse grupos de fútbol femenino en torno a los clubes, con la intención de desarrollar una especie de papel pionero en su respectiva región. "Frecuentemente, estos movimientos nacían del balonmano", cuenta Ratzeburg, la "madre" del fútbol femenino alemán, quien contribuyera enormemente a que gradualmente se estableciera una liga femenina en Hamburgo. "Me preguntaba a menudo si era necesario todo ello, pero finalmente nos impusimos", comenta. Su gran voluntad y su incansable entrega en el norte de Alemania no pasaron desapercibidas en la sede principal de la DFB en Fráncfort. Y, como consecuencia lógica, siete años tras el levantamiento de la prohibición, fue elegida como representante del fútbol femenino en la Comisión de Fútbol de la DFB.

"En realidad, es cuando hablo en entrevistas cuando me percato de todo lo que hemos logrado en 40 años y que siempre he formado parte de ello", observa Ratzeburg, cuya labor en aquel entonces era todo un desafío. "Siempre he intentado explicar que se aprende paso a paso de la experiencia. Y las mujeres en el fútbol tienen una experiencia diferente, que sólo pueden comprender ellas mismas". En dicha época todo giraba en derredor a intentar imponerse en una especialidad masculina. "Yo opinaba: ‘No queremos jugar solamente en un clima agradable y en césped. Y no tenía sentido ir a jugar sólo dos veces 30 minutos’. Siempre insistí en que ‘hay muchas cosas que no solo pueden imaginarse‘, y esa obstinación fue mi punto fuerte".

Entre las esperanzas y las dudas Lo que siguió, ya es historia. El fútbol femenino en Alemania escaló hasta llegar a la cumbre, y con su propio encanto y naturalidad logra entusiasmar a las masas y a millones de espectadores en los programas principales de las televisiones nacionales. Desde el punto de vista deportivo, la escuadra alemana es la que todos quieren derrotar, tras haber ganado la Copa Mundial en dos ocasiones consecutivas. En la primavera de 2009, una increíble multitud de 44.825 espectadores se congregó en el estadio de Fráncfort para presenciar en vivo el choque amistoso entre la selección de Silvia Neid y el vicecampeón Brasil. Y dentro de pocos meses, la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2011 abrirá nuevas dimensiones de entusiasmo en el propio país.

Ratzeburg tiene varias explicaciones respecto a este desarrollo tan especial, considerando que la fortuna formó igualmente parte de la evolución. "En los momentos decisivos, siempre hemos tenido suerte. Gran número de espectadores, enorme interés, juegos emocionantes y los resultados apropiados. Todo esto me llena de alegría, así como los triunfos en partidos históricos, cargados de emotividad y tensión nerviosa. Indirectamente, esto se convirtió en el secreto de nuestro éxito", comenta la vicepresidenta.

Después que en 1974 una tal Bärbel Wohlleben anotara como primera mujer el "Gol del Mes" de la cadena televisiva ARD con un potente remate de distancia, ocho años más tarde arribó la hora de la selección nacional femenina. Ratzeburg reconoce: "Para mí personalmente, el primer partido internacional de 1982 en Koblenz contra Suiza fue el gran hito en nuestra historia". Ganaron el encuentro 5-1, y Silvia Neid, de apenas 18 años, ingresó como suplente para anotar dos goles. El evento resultó un éxito total.

El gol de oro con la clave del éxito Sin embargo, tal como todos conocemos, la situación mejoró impresionantemente. En realidad, no fue decisivo el hecho de que la selección alemana ganara siete veces el Campeonato Europeo y dos veces la Copa Mundial, sino la forma en que se lograron dichos triunfos. "A veces tuvimos suerte para lograr triunfos decisivos de forma espectacular. No resultaba nada agradable para nuestros nervios, sin embargo, para la opinión pública el dramatismo de tales encuentros tenía valor de oro", comenta la portadora de la Cruz Federal del Mérito, presea que le fuera otorgada por sus logros de pionera y como símbolo de la vertiginosa historia de éxito del fútbol femenino alemán.

Resulta inolvidable la victoria de la semifinal en el Campeonato Europeo de 1989. Ratzeburg cuenta con gran pasión: "La adversaria era Italia, y el partido se disputó en Siegen. Por primera vez se transmitía en televisión y en directo un partido internacional de la selección femenina. Además, comentaba una mujer. Todo era una novedad. Pero luego sucedió lo increíble. El partido tuvo que ir al tiempo suplementario y la televisión decidió alargar la transmisión. Muchas personas habían encendido la televisión solamente en aquel momento para ver el siguiente programa y, sin embargo, optaron por seguir el partido. Y de pronto contábamos con nada menos que 5.5 millones de telespectadores, quienes pudieron seguir emocionados la electrizante tanda de penales. ¡Fue algo inconcebible en aquella época!".

Plenos de euforia luego de esta sorprendente experiencia, 22.000 espectadores acudieron al estadio de Osnabrück para presenciar la final del Campeonato Europeo y el triunfo de Alemania frente a Noruega por 4-1. Se puede hablar, indudablemente, de una primera victoria social, superada 14 años más tarde en EEUU. "La sensación absoluta fue naturalmente cuando ganamos el mejor partido de fútbol femenino de todos los tiempos en la semifinal de la Copa Mundial de 2003 contra las norteamericanas, y luego, de postre, la final con el gol de oro de Nia Künzer contra Suecia". Se había llegado a la cúspide. En la lista de clasificaciones, y en la mente de las masas. Bisanz, Theune y Neid como fuerza motriz De deporte prohibido a la cúspide. Los triunfos abrieron de par en par las puertas al fútbol femenino alemán. Sin embargo, fue la pasión la que hizo posible allanar el camino a los corazones de hinchas jóvenes y adultos. Estrellas como la artillera Birgit Prinz, quien sacudiera en total 14 veces las redes contrarias en varias copas mundiales para ostentar el récord de máxima goleadora mundialista, o la portera Nadine Angerer, quien en el triunfo del Mundial de 2007 no concediera ningún gol en seis encuentros, demuestran la persistencia alemana con la férrea voluntad de ganar y una extraordinaria cuota de determinación en el terreno de juego. No obstante, para Ratzeburg existe otro factor importante en este desarrollo: "En el transcurso de los años, hemos tenido a dos grandiosos entrenadores en las personas de Gero Bisanz y Tina Theune. Además, estaban siempre dispuestos, al igual que yo, a alentar a buenas jugadoras a obtener la licencia de entrenadoras luego de finalizar sus respectivas carreras futbolísticas. Es así que hoy podemos dar continuidad a nuestra unidad de doctrina con nombres como Silvia Neid, Ulrike Ballweg, Maren Meinert, Bettina Wiegmann y Silke Rottenberg. También este punto es para mí una de las claves del éxito".

Indudablemente, Neid escuchará con gusto estas palabras. En los próximos meses, la entrenadora de la DFB se hallará más en el foco del interés público que cualquier otra persona de renombre en el fútbol femenino alemán del pasado. Su labor consiste en nada menos que cumplir las enormes expectativas en el país anfitrión de la Copa Mundial y llegar a lo más alto. "Deseamos convertir en realidad un gran sueño y ser campeonas mundiales por tercera vez", señala Neid.

Nadie sabría lograrlo mejor que ella. Neid estuvo presente en todos los triunfos alemanes del Campeonato Europeo y de la Copa Mundial de la FIFA, ya sea en calidad de jugadora, segunda entrenadora o entrenadora principal. Por tal razón, la entrenadora tiene ya a mano su libreto perfecto: "No debemos dejarnos influenciar por las expectativas, ya que nos sometemos a suficiente presión nosotras mismas". Y luego añade: "Debemos disfrutar del torneo".