viernes 24 mayo 2019, 10:59

La historia de nuestros reporteros: Emma Hingant, con Francia 

  • 24 reporteros de la FIFA seguirán a las selecciones participantes

  • Emma Hingart te ofrece la información de Francia

  • Calendario de partidos de Francia 2019

Por primera vez en la Copa Mundial Femenina de la FIFA™, la cobertura de Francia 2019 por parte de la FIFA correrá a cargo de un equipo de 24 reporteros que producirán para los aficionados contenidos digitales pormenorizados, con opiniones e informaciones expertas desde dentro, tan solo posibles gracias a su acceso privilegiado a cada una de las selecciones participantes.

Desde ahora y hasta la inauguración de la competición, varios integrantes de este equipo de reporteros nos explicarán sus historias y sus expectativas para el inminente torneo. Hoy es el turno de Emma Hingant, una enamorada del fútbol desde Francia 1998, quien seguirá a Les Bleues en su intento por emular a Zidane y compañía con la conquista del Mundial en su propio país.

La historia de Emma

El fútbol no ha ocupado siempre una parte tan importante de mi vida.

En la actualidad, soy traductora especializada en fútbol, trabajo de reportera en las competiciones europeas, he asistido a todas las EURO masculinas y femeninas desde 2008 y he cubierto tres finales de la Liga de Campeones Femenina de la UEFA, así como la Copa Mundial de la FIFA 2010™.

Desde que colgué las botas, he arbitrado en la Premier League femenina escocesa. Ah, y también suelo ver las retransmisiones de los partidos por televisión.

Pero no siempre ha sido así; y eso que toda la vida he sentido un cariño especial por el fútbol, porque me encantaba jugar con mi padre en el jardín de casa. Él me enseñó a rematar de volea, a botar saques de esquina, a defender y a proteger la portería.

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Cuando tenía ocho o nueve años, en los recreos del colegio, era la única niña que jugaba al fútbol (con una pelota de tenis) con los chicos. Nunca me discriminaron porque sabían que era una de ellos.

Pero, aunque solía pedir espinilleras y balones por Navidad, jamás lo confesaba ni siquiera a mis mejores amigos. ¿Niñas que jugaban el fútbol en los ochenta y noventa? Desde luego yo, pese ser una de ellas, nunca había oído nada parecido. Carecía de referencias que me demostraran que de verdad podía formar parte de un equipo.

No me cabe duda de que las niñas y jóvenes de todo el mundo necesitan referencias y modelos para saber que es posible. Por suerte, desde la década de 1980, he visto un cambio de mentalidad en las jóvenes que juegan al fútbol, en el público y en los medios de comunicación.

Por ejemplo, en 2009, en la EURO Femenina celebrada Finlandia, yo era la única reportera francesa presente en las ruedas de prensa de la selección de Francia. Estábamos Bruno Bini, una jugadora (normalmente Sandrine Soubeyrand) y yo. Nadie más. Un equipo de televisión informaba brevemente sobre el equipo antes de los cuartos de final y ya está, eso era todo.

Cuatro años después, en Suecia, empecé a notar una diferencia: había más medios periodísticos y, al parecer, estaban allí por elección propia. Se había producido un cambio de actitud en la prensa francesa tras el Mundial de 2011 y los Juegos Olímpicos de 2012, donde, en ambos casos, Francia llegó a semifinales.

Tan solo la semana pasada, en la final de la Liga de Campeones Femenina de la UEFA, asistí a una rueda de prensa tan concurrida que algunos periodistas tuvieron que seguirla de pie.

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1998, el momento decisivo

Sé que este Mundial femenino de Francia se convertirá en el más importante de la historia en términos de cobertura mediática y de exposición en las redes sociales. Para las francesas, esto podría significar un punto de inflexión.

Organizar un Mundial en casa es muy especial. Lo sé por experiencia, porque todavía recuerdo Francia 1998 como una gran fiesta. En las ciudades de todo el país se colocaron pantallas gigantes, y la gente estaba realmente feliz.

Por mucho que disfrutara jugando al balón con mi padre, nada se podía comparar con ver a Didier Deschamps, Zinedine Zidane y Marcel Desailly levantar el trofeo el 12 de julio de 1998. Me imagino lo que puede significar para una niña de Lille ver a Amandine Henry hacer lo propio, o el impacto que Wendie Renard puede tener en una muchacha de las Antillas.

Francia 1998 supuso el comienzo en serio de mi vida futbolística. Después de la competición, me saqué un abono de temporada para asistir a los partidos de la Ligue 1 del club de mi ciudad y, cuando me mudé a Estados Unidos en 2000, empecé a jugar al fútbol universitario. Allí fue donde comprendí que el "soccer" era realmente un deporte femenino.

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Mi pasión por el fútbol siguió viva a mi regreso a Francia y durante mi estancia en los demás países en los que he vivido por mis estudios y por trabajo: Inglaterra, Irlanda y, más recientemente, Escocia.

Todo empezó con un Mundial en casa. Ahora estoy deseando volver a vivir otro este verano (boreal) y cubrir la trayectoria de la selección anfitriona. No puedo creerme la suerte que tengo. Mi única esperanza es que Francia 2019 abra a otras niñas y mujeres las mismas puertas que Francia 1998 me abrió a mí.