Cada selección mundialista tiene su jugadora icónica. Una futbolista de la que todos hablan y a quien todo el mundo conoce. Algunas, disfrutan de la atención que reciben; otras, en cambio, prefieren alejarse de los focos y dejar que su fútbol hable por ellas.

La centrocampista alemana Dzsenifer Marozsán pertenece a este segundo grupo: "Soy algo reservada a la hora de hablar", asegura con una sonrisa en su entrevista para FIFA.

"Eso sí, creo que en la cancha me expreso con mucha claridad y asumo el liderazgo. Al fin y al cabo, se trata de ayudar a que el equipo gane". De hecho, tras haber sido nombrada capitana a las órdenes de Steffi Jones, decidió entregar voluntariamente el brazalete.

Marozsán, jugadora de 27 años que milita desde 2016 en el Olympique Lyon —el equipo más laureado de Europa—, lo ha ganado prácticamente todo a nivel nacional e internacional, y ha sido nombrada mejor jugadora del año en Francia las tres últimas temporadas. Sin embargo, hay un título que se le resiste.

"Ganar el Mundial sería un sueño. Y hacerlo en Francia sería aún mucho más especial. Pero también soy consciente de lo difícil que es. Son muchos los países que han mejorado su nivel. En general, el fútbol femenino está ahora mucho más igualado", afirma. "Ya lo gané en 2010 con la sub-20, pero esto es muy distinto".

En Francia 2019, las semifinales y la final se disputarán en Lyon, su ciudad adoptiva. "Es como mi afición. Sería maravilloso jugar allí", asegura. "Debo decir que en mi vida había comido tanto queso como en los tres últimos años. En Francia, la comida es excepcional. Me encuentro muy bien aquí".

A mediados del año pasado, no obstante, Marozsán sufrió una embolia pulmonar. Por un tiempo, se llegó a temer incluso por la continuidad de su carrera. "Fue un momento muy complicado tanto para mi familia como para mí. Pero todos me apoyaron y me dieron mucho ánimo y mucha fuerza. Volví a finales de octubre, gané los tres títulos con mi club y ahora llevo con orgullo la camiseta de mi selección en este Mundial".

Marozsán se perdió la edición de Alemania 2011 por una lesión de rodilla, mientras que en Canadá 2015 arrastró problemas en el tobillo a lo largo de todo el torneo.

Antes de llegar a Francia 2019, Marozsán se encontraba en un espléndido estado de forma, y gran parte del juego de las alemanas pasó por sus pies en el tramo inicial del partido contra China (1-0). Sin embargo, pasado el cuarto de hora, recibió una patada en el pie. Marozsán acabó el partido sin aparentes molestias, pero finalmente será baja para el partido de España.

"También necesitamos tener recursos para cuando nuestros rivales sean capaces de neutralizar el juego de Dzsenifer Marozsán", apuntó Bernd Schroeder, legendario entrenador del Potsdam —doce títulos ligueros y dos Ligas de Campeones de la UEFA—, antes de que arrancara el torneo.

Pues bien, la selección alemana tendrá que echar mano definitivamente de esos otros recursos en el segundo partido de la liguilla...