Solamente cuatro países han ganado la Copa Mundial Femenina de la FIFA. Noruega, con una población de apenas cinco millones de habitantes, es el más pequeño de los cuatro con mucha diferencia.

Pero, pese a figurar junto a gigantes de la talla de Alemania, Estados Unidos y Japón, el combinado noruego fue un peso pesado en las primeras décadas del fútbol femenino de selecciones. No en vano, entre 1987 y 2000, Noruega se proclamó campeona de Europa en dos ocasiones, se colgó el oro olímpico, disputó dos finales de la Copa Mundial Femenina y, en 1995, tocó el cielo mundialista.

“Aquel fue, sin duda, el mejor momento de mi carrera”, contó a FIFA.com Hege Riise, la estrella de aquella selección. “Ganar los Juegos Olímpicos en 2000 fue maravilloso, pero el desarrollo de la competición no fue el mismo. El Mundial del 95 fue mi mejor experiencia”.

Riise, ganadora del Balón de Oro en aquel torneo, encarriló la final con uno de los mejores goles que se recuerdan en una Copa Mundial Femenina: después de regatear a dos defensoras alemanas, se sacó un derechazo cruzado y muy ajustado al palo. “Hay momentos que no se olvidan, y ese gol de la final es uno de ellos”, destaca.

Fue el colofón a un magnífico torneo tanto de Riise como de Noruega, que firmó un contundente balance de 17 goles a favor y ninguno en contra en la fase de grupos, donde se enfrentó a Canadá, Inglaterra y Nigeria.

Ya en cuartos de final, se deshizo de Dinamarca sin sobresaltos. Su siguiente rival fue Estados Unidos, que le había ganado la final de 1991, y Kristin Aarones fue la encargada de cobrarse la revancha gracias a un solitario gol en la primera mitad.

“No es nada habitual que Noruega gane un Mundial de fútbol, tampoco la selección masculina”, apuntó Aarones, máxima artillera de aquel torneo. “En Noruega empezamos pronto con el fútbol femenino, y en los noventa teníamos un equipo sensacional. Fue positivo para el fútbol femenino noruego que nosotras ganáramos grandes torneos, y conquistar aquel Mundial fue muy importante para todo el país”.

Noruega, por supuesto, no faltará a la cita de Francia 2019, y su capitana Maren Mjelde habló del reto que supone emular a las heroínas de 1995.

“Haber ganado el Mundial es un motivo de gran orgullo para todas nosotras”, declaró a FIFA.com. “Tenemos grandes tradiciones y queremos estar a su altura, claro, pero no cabe duda de que es más difícil, porque hay selecciones que en los 90 prácticamente no existían y que ahora son pesos pesados”.

“Pero nos sentimos muy positivas después de la campaña clasificatoria, y la sensación que hay es que podemos hacer algo especial”.

De “especial” podría calificarse también aquella selección que conquistó el mundo hace 24 años en Suecia. En apenas unas semanas, veremos si Mjelde y las suyas están a la altura del formidable nivel que mostraron Riise, Aarones y toda aquella generación del 95.