sábado 08 octubre 2016, 07:11

Salisbury y el momento que definió a una generación

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  • La excapitana de Australia Cheryl Salisbury rememora China 2007

  • Fue la primera vez que el país llegó a la fase de eliminatorias de la Copa Mundial

  • El gol de Salisbury contra Canadá sigue resonando hoy en día en las Matildas

En el plano personal, Cheryl Salisbury ya había logrado muchas cosas antes de su última Copa Mundial Femenina de la FIFA™, en 2007. Además de ser la futbolista con más internacionalidades de la historia de Australia, de la modalidad tanto masculina como femenina —con un registro de 151 partidos que difícilmente será mejorado en un futuro próximo—, y de actuar como central, en su época llegó a ser incluso la máxima goleadora de su nación, aunque su balance anotador ya haya sido superado por Kate Gill y Lisa De Vanna.

Como capitana, fue un auténtico puntal de la selección, y una pieza clave en las cinco participaciones de Australia en la escena mundial —tres Mundiales Femeninos y dos Torneos Olímpicos de Fútbol femenino— antes de China 2007. Su historial también incluye una hazaña al alcance de muy pocos: dos actuaciones en partidos de onces estelares de la FIFA.

Sin embargo, en ese rompecabezas faltaba una pieza, para Salisbury y para las Matildas: la clasificación para las fases eliminatorias del Mundial Femenino. China 2007 se consideraba una oportunidad única de dar al fin ese tan esperado paso adelante. Australia empezó su campaña obteniendo un contundente triunfo por 4-1 sobre Ghana, y posteriormente igualó a 1-1 ante Noruega, en un choque en el que las Matildas causaron muchísimos apuros a las antiguas campeonas del mundo. No obstante, la clasificación dependía de lograr al menos un empate frente a Canadá en su último encuentro de la liguilla.

Australia ofreció una actuación sólida, y el duelo resultó muy reñido, pero perdía 2-1 cuando se cumplieron los 90 minutos en Chengdu. Y lo que ocurrió luego fue algo casi inconcebible incluso para un imaginativo escritor de ficción.

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Salisbury acepta encantada hablar de aquel momento. Es una historia que ya ha contado en numerosas ocasiones durante los últimos años. “Todavía lo tengo muy fresco en la memoria, casi como si fuese ayer”, explica a FIFA.com. “[El seleccionador] Tommy [Sermanni] me mandó ir arriba en los minutos finales, como llevaba años haciendo en la selección australiana y en el New York Power. La mayoría de las veces no funcionaba, pero no cabe duda de que esa fue la mejor ocasión en la que sí salió bien”.

“Cerca del final ya había algo de desánimo. Pero uno de mis lemas es que sólo se tardan 30 segundos en marcar un gol. Le dije a [la delantera] Lisa De Vanna que se animase, porque podíamos conseguirlo en cuatro o cinco pases. Su capitana le dijo que no se viniese abajo, ¡y eso fue lo que pasó! Recibió el balón junto a la línea de banda y todo el mundo se quedó pendiente de ella, porque cuando arranca es muy difícil de parar. Eso hizo que yo estuviese libre de marca en el área, y así se resolvió todo”.

De Vanna envió el balón al área desde la izquierda y Salisbury estuvo en el sitio exacto para transformar el gol más importante de su carrera. “Fue un poco desviado y no salió muy limpio, pero entró justo por donde yo quería”, dice Salisbury, sonriendo al recordarlo. “Yo simplemente quería batir la salida de la portera. No estaba pensando ‘oh, Dios mío, esto puede clasificarnos’. Había que meterla, ni más ni menos. Fue una gran sensación ver que al fin algo nos salía como necesitábamos”.

Capear la tormenta

El partido se había aplazado un día por una alerta de tifón, lo que implicó una presión adicional. Las selecciones de Australia y de Canadá ya estaban en el autocar, listas para dirigirse al estadio, cuando se recibió la noticia del aplazamiento.

“Resultó duro pasar del entusiasmo de estar preparadas para jugar, algunas de las chicas más jóvenes no lo llevaron bien. Al día siguiente, la sensación que había en el autobús era distinta, con algo más de nerviosismo, y eso se reflejó en la cancha, tuvimos un inicio titubeante”.

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“Al final, las más veteranas se llevaron una alegría enorme, porque no teníamos que hacer las maletas después de la fase de grupos, que es lo que había pasado siempre antes. Recuerdo que [la defensora] Di Alagich vino corriendo hacia mí y me dijo: ‘¡Por fin lo conseguimos!”.

Ese momento fue inolvidable y acaparó titulares, pero Salisbury, que lució durante muchos años el brazalete de capitana de su país, no considera el gol contra Canadá el punto álgido de su carrera. Señala en cambio el empate registrado con Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 2004 —el primer resultado positivo que cosecharon ante las norteamericanas— como verdadero punto de inflexión.

“Después de ese partido contra Estados Unidos, salimos con la mentalidad de poder ganarles. Y transmitimos esa confianza a las jugadoras jóvenes que se incorporaban, así que ese resultado también fue un gran momento”.

Australia perdería 3-2 contra Brasil en la posterior eliminatoria de cuartos, y volvería a ser cuartofinalista en Alemania 2011 y Canadá 2015. Y a raíz del interés que generó el éxito de las Matildas en China se puso también en marcha una versión remodelada de la liga nacional, la W-League.

“Fue todo un punto de inflexión para la selección y para las Matildas”, afirma Salisbury. “Y que yo consiguiese marcar el gol después de todos esos años y todos esos partidos supuso la guinda”, concluye.