Sarina Wiegman está teniendo un comienzo a pedir de boca de su etapa al frente de las Leonas, con un pleno de seis victorias y un tanteo global de 53-0 a favor.

Sus discípulas se han dotado así de una cómoda ventaja al frente de su liguilla clasificatoria para la Copa Mundial Femenina de la FIFA™, cosechando de paso resultados extraordinarios. Sin embargo, la exseleccionadora de los Países Bajos aspira a más.

Wiegman es lo bastante inteligente como para saber que esos marcadores tan abultados —entre ellos dos 10-0 y un 20-0—, si bien reflejan la potencia anotadora de su equipo, indican también la ausencia de rivales exigentes.

Es consciente de que Inglaterra necesita retos para poder afinar un poco más si cabe el mecanismo que ya le ha permitido alcanzar las semifinales de sus tres últimos grandes torneos. Y eso nunca resulta tarea fácil.

Por suerte, y con la esperada Eurocopa femenina que disputarán ante su público como gran objetivo en el horizonte, las Leonas se preparan para enfrentarse a la campeona olímpica (Canadá), a la selección más entonada del fútbol internacional (España) y al equipo más laureado de la fase final europea (Alemania), todo ello en apenas una semana.

Así pues, una emocionada Wiegman ha recibido a la FIFA para hablar de sus primeros seis meses en el cargo y de las complicadas pruebas que les aguardan.

FIFA: Sarina, en los próximos diez días les esperan Canadá, España y Alemania, en la Arnold Clark Cup. ¿Está emocionada ante lo que se prevé que sean grandes partidos contra rivales de calidad? Sarina Wiegman: Estoy deseando que lleguen estos partidos y sé que las jugadoras también. Desde que empecé con Inglaterra hemos tenido seis partidos muy buenos, pero no fueron contra rivales del máximo nivel, de primera categoría. Así que necesitamos este tipo de pruebas para poder evaluar dónde estamos. También es una buena oportunidad para desarrollar nuestro estilo de juego, para desarrollar a las jugadoras y para intensificar nuestra preparación de cara a la Eurocopa.

Teniendo en cuenta lo que ha mencionado sobre el nivel de esos primeros rivales, ¿hasta después de estos partidos no se podrán evaluar bien el progreso y el efecto que está surtiendo usted como seleccionadora? Hasta cierto punto, aunque estoy convencida de que ya hemos progresado y mejorado, sobre todo con nuestro juego de posesión. Pero incluso contra Austria, cuando solo ganamos 1-0, nada más que hubo un periodo de diez minutos en el que me pareció que el rival llevaba peligro de verdad. Es diferente cuando se juega contra selecciones como Canadá, España o Alemania, porque nos ponen a prueba en todos los aspectos del juego, y no hay duda de que este tipo de pruebas nos hacen falta para ver dónde estamos realmente como equipo.

Canadá nos sorprendió a la mayoría al ganar el oro en los Juegos Olímpicos del año pasado. ¿Lo que hizo en Japón es un buen ejemplo de lo que se puede lograr en un torneo si se consiguen la estructura de equipo y la química adecuadas dentro del plantel? Sí, y ese ambiente es algo a lo que damos mucha importancia: crear un entorno en el que rendir bien es muy importante, pero también estar conectadas y conocernos. Eso vale tanto para las jugadoras como para el cuerpo técnico. Lo bueno de Canadá como adversario para nosotras es que también tiene un buen estilo de juego y está muy estructurado, así que es una oportunidad de ver cómo podemos prepararnos para contrarrestarlo y desplegar nuestro estilo de juego contra el suyo.

El segundo partido es contra una selección española a la que, por sus últimas actuaciones, el éxito del Barcelona y la potencia de su plantel, ya no se la considera un tapado. ¿Coincide en que ya figura entre las favoritas para torneos como la Eurocopa y el Mundial? Es cierto que ya no se puede considerar a España un tapado. Es una selección de la máxima categoría y aunque todavía no lo haya demostrado en un gran torneo creo que es solo cuestión de tiempo. Está jugando muy bien. Ya sabemos que tiene muchas futbolistas que se entrenan todos los días y juegan juntas en el Barcelona, y creo que eso se nota. Cuando tiene la posesión del balón despliega un gran juego y entiendo perfectamente por qué se la considera ya una de las favoritas.

Cuando aceptó el cargo de seleccionadora de Inglaterra, mencionó su entusiasmo por adentrarse en lo desconocido al entrenar fuera de su país. ¿La experiencia está respondiendo a sus expectativas? En primer lugar, tengo que decir que me recibieron muy bien y que todo el mundo me ha ayudado a adaptarme. En cuanto al plantel, ya sabía que era bueno, pero cuando empezamos a entrenar vi que era incluso mejor de lo que pensaba. Y el ritmo de los entrenamientos, las ganas de trabajar, una entrega increíble, todo era magnífico. De hecho, a veces tuvimos que frenar a las jugadoras, y esa es una situación estupenda para quien entrena. Para mí, no consistía más que en añadir algo a un equipo que ya sabía que era muy bueno —principios, más que nada— y tengo la sensación de que he podido hacerlo bastante rápido. La organización, nuestros colegas de la FA, el equipo... todo está siendo lo que yo esperaba. Ahora solo hay que ver cómo nos enfrentamos a rivales de alto nivel, cuando tengamos algo más de presión.

Aunque Inglaterra ya se había consolidado entre las mejores selecciones del globo cuando usted asumió el cargo, después del Mundial de 2019 pareció que hubo un bache, con malos resultados y actuaciones deslucidas. ¿Sintió la necesidad de revitalizar a la selección a su llegada? ¡Para nada! Desde nuestra primera concentración ha habido muchísima energía y, como he dicho, en todo caso se trataba de conseguir que aminorasen un poco, porque todo iba a cien por hora. La entrega y el afán de trabajar desde el primer día fueron absolutamente fantásticos.

Usted fue a jugar a Estados Unidos en una época en la que era el centro indiscutible del mundo del fútbol femenino. ¿Considera que ahora ha asumido ese papel Europa y que Inglaterra, en concreto, está en estos momentos en el centro? Creo que el desarrollo en Europa ha sido tan rápido que no cabe duda de que se ha producido un pequeño cambio en esta dirección. En Inglaterra veo mucho la Superliga femenina, por supuesto, y es una competición de la máxima categoría. Hay muchos partidos competitivos que se juegan a un nivel altísimo. Pero el desarrollo se percibe igualmente en otras partes de Europa y las instalaciones también están mejorando, eso no hará más que ayudar a seguir desarrollando a las jugadoras y la disciplina. Estoy segura de que cuando examinemos de nuevo el fútbol femenino dentro de cinco años habrá progresado mucho.

Cuando usted asumió el cargo, se habló mucho de que había tenido éxito en una Eurocopa con el país organizador, los Países Bajos. ¿Qué similitudes tiene el reto de repetir ahora con Inglaterra? Es distinto, porque con los Países Bajos nadie lo esperaba de nosotras. En 2022, Inglaterra se encuentra en una fase de su desarrollo en el fútbol femenino diferente a la de los Países Bajos en 2017. En el campo, cuando se va a un torneo como este, se aspira a dar lo máximo y a hacer la mejor competición posible. Para eso trabajamos todos los días y habrá que esperar a ver a dónde nos conduce eso, por la fuerza de los rivales. Hay un dicho que es “no dejar piedra sin remover”, y eso es lo que procuramos hacer aquí. Ya sabemos que las entradas para el partido inaugural de la Eurocopa están agotadas y que va a ser el mayor evento deportivo femenino de Europa. Va a ser enorme. Lo que quiero es que todas nosotras, no solo Inglaterra, sino también las demás selecciones, lo convirtamos en un acontecimiento para celebrar y entusiasmarnos. Queremos que todo el planeta se fije en nosotras y llevar un paso más allá al fútbol femenino.

A ese respecto, y aunque esté concentrada en la Eurocopa, como es lógico, también debe estar entusiasmada con las perspectivas de crecimiento que ofrece la Copa Mundial Femenina de la FIFA del año que viene en Australia y Nueva Zelanda, ¿no? Bueno, no queremos precipitarnos con la emoción porque, aunque lo estamos haciendo bien, ¡la clasificación aún no se ha logrado! (Risas) Pero tenemos muchas ganas de estar allí, porque sabemos que va a ser otro torneo fantástico. El nivel sigue subiendo y, por eso, creo que veremos un Mundial aún mejor que el último de Francia.