lunes 28 septiembre 2020, 13:30

La sorpresa de oro de Noruega

  • Noruega sorprendió a EE.UU. para ganar el oro olímpico hace justo 20 años

  • Una final de infarto se decidió por la regla del gol de oro

  • La seleccionadora estadounidense, April Heinrichs, dio un ejemplo de deportividad

La promoción estadounidense del 99 fue –y quizá lo sigue siendo– el equipo más famoso en la historia del fútbol femenino de selecciones; una constelación de estrellas que se sincronizaban a la perfección en la galaxia más rutilante.

Brandi Chastain, Joy Fawcett, Kate Sobrero, Julie Foudy, Cindy Parlow, Kristine Lilly, Shannon MacMillan, Tiffeny Milbrett, Mia Hamm… Con solo oír sus nombres, las rivales sentían escalofríos, pensando en las torturas de 90 minutos a las que iban a someterlas con sus espléndidas cualidades futbolísticas. Todo apuntaba a que el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino 2000 sería un paseo triunfal para la selección de Estados Unidos, y al planeta fútbol se le hacía la boca agua ante el espectáculo que se avecinaba.

Las esperanzas de Noruega de revalidar su título en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 1999™ habían estallado por los aires con el 5-0 que le infligió en semifinales una RP China comandada por Sun Wen. “No había mucha confianza en nuestro equipo de cara a los Juegos Olímpicos de 2000”, concedió su seleccionador, Per-Mathias Hogmo.

Estados Unidos ya había vencido a Noruega en las semifinales de Atlanta 1996 y en su primer partido en Sydney 2000, con un 2-0 rubricado por los tantos de Milbrett y Hamm. Sin embargo, las escandinavas reaccionaron para imponerse a Nigeria (3-1) y a las chinas de Sun (2-1), logrando así el pase a semifinales. A continuación, derrotaron por la mínima a Alemania para acceder a una final que, en palabras de Hogmo, “todos esperaban que perdiese Noruega”.

Y los pocos amantes de los sueños imposibles que no lo hiciesen, seguramente volvieron de golpe a la realidad a los 5 minutos. Hamm se internó en el área hasta el lateral del área pequeña y cedió atrás a Milbrett para regalarle uno de los goles más fáciles de los 100 que marcó con Estados Unidos.

Las norteamericanas podrían haberse puesto con cuatro o cinco goles arriba en la primera media hora, pero se toparon con una portera noruega en estado de gracia, Bente Nordby, autora de varias paradas increíbles.

Hogmo se dio cuenta de que tenía que actuar, y tomó la inusual medida de hacer un cambio en el minuto 34, introduciendo a Unni Lehn en su mediocampo. Y Noruega no solamente empezó a afianzarse, sino que castigó a su rival al filo del descanso.

Hege Riise, ganadora del Balón de Oro adidas en Suecia 1995, colgó un córner al área y Gro Espeseth se elevó majestuosa entre varias defensas para cabecear el balón a la red.

“Fue un saque de esquina muy bueno por parte de Hege, por lo que yo sólo tuve que utilizar mi cabeza para meter el balón dentro de la portería”, manifestó Espeseth. “Fue un momento increíble”.

En el segundo tiempo se reanudó el espectacular duelo de Nordby contra Estados Unidos. La arquera de 26 años realizó un paradón sensacional ante Hamm (“Sencillamente, no sé cómo impidió entrar ese balón”, afirmó la seleccionadora estadounidense, April Heinrichs, a posteriori); y también se lució de nuevo ante la propia Hamm, Milbrett y Lilly. Y cuando parecía que por fin habían batido a Nordby, Goeril Kringen estaba allí para despejar el balón bajo palos, para incredulidad de las norteamericanas.

Su estupefacción se agudizó aún más en el minuto 77. Las noruegas colgaron un balón bombeado al área estadounidense, y Ragnhild Gulbrandsen se impuso con bravura ante la presión de Fawcett y el intento por despejar de puños de Siri Mullinix para establecer el 2-1.

Noruega defendió de forma infalible en los minutos posteriores. “Cuando vi el 90 ahí arriba , pensé: ‘Dios mío, ya hemos perdido’”, admitió Sobrero.

Sin embargo, cuando faltaban 15 segundos del tiempo añadido, Hamm ejecutó un soberbio centro desde la derecha, Milbrett conectó un cabezazo desde las alturas y el oro olímpico tuvo que decidirse por la regla del gol de oro.

Pero Hogmo se mantuvo impertérrito: “Cuando Estados Unidos marcó para establecer el 2-2, les dije a las chicas ‘Este es nuestro día. Resurgiremos’”.

Y tuvo razón. Cuando se cumplían 12 minutos de la decisiva prórroga de una vibrante final, el balón le cayó favorablemente a Dagny Mellgren, que no perdonó en su remate. La misión imposible se había cumplido…

“Es increíble”, insistió Espeseth. “La selección estadounidense marcó muy pronto y yo pensé: ‘¡Oh no; otra vez no! ¿Por qué tienen que ganar ellas una y otra vez?”.

“Quizá esto haya sido incluso mejor ”, señaló Riise. “En el Mundial siempre nos pusimos por delante en el marcador en todos los partidos, pero aquí tuvimos que sobreponernos a muchísimas adversidades”.

A lo que Hogmo añadió: “Todavía somos un equipo joven, con muchas jugadoras inexpertas. Solamente nos quedan cinco jugadoras de los JJ.OO. de Atlanta . Pero si trabajas duro, a veces llegas hasta el final, y esta vez lo hemos logrado”.

Probablemente, la declaración más emotiva después de la final la pronunció la seleccionadora del bando perdedor, en una loable muestra de deportividad.

“Soy firme partidaria del gol de oro porque es una forma sencilla de acabar el partido”, declaró Heinrichs. “Nosotras hemos estado en el otro lado, el de las ganadoras, y es una magnífica forma de vencer. Noruega se merece la medalla de oro; admiro profundamente su larga tradición en el fútbol femenino”.

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