domingo 25 noviembre 2018, 00:25

Cinco jugadoras, cinco penales, cinco historias

  • Nueva Zelanda eliminó a la campeona defensora por penales

  • FIFA.com habló con las cinco ejecutantes de los remates

  • Conoce cómo decidieron donde patear, sus sensaciones y más

"Es una sensación indescriptible. Nunca había sentido nada igual".

Una hora después de haber concluido el partido, Jayda Stewart todavía no se lo podía creer. Nueva Zelanda, que derrotó a Japón en penales, jugará por primera vez las semifinales de una Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA.

La alegría se desbordó en la selección oceánica. La presión acumulada despareció cuando la arquera Anna Leat transformó el lanzamiento decisivo y dejó paso a la euforia.

"¿Sabéis lo que acabamos de hacer?", preguntó a sus futbolistas Leon Birnie, el seleccionador neozelandés. "¡Historia!".

Y fue tras un partido dramático de cuartos de final que tuvo que decidirse desde los once metros.

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Fueron cinco jugadoras, cinco penales, cinco historias. "No habíamos entrenado los penales. El seleccionador nos aconsejó que eligiéramos dónde tirar y que nos concentráramos solo en eso", cuenta Grace Wisnewski. "Queríamos llegar con confianza a la tanda. A partir de ahí, pasaría lo que tuviera que pasar", añade Maya Hahn.

Ahí estaban el arco, el punto fatídico y las cinco elegidas. "Me dije a mi misma que ya habíamos llegado muy lejos y que podíamos sentirnos orgullosas. Eso me tranquilizó", señala Wisnewski.

"Yo estaba muy nerviosa de camino al punto de penal", afirma en cambio Hahn. "Pero, cuando llegué, se me pasó. Y me mantuve fiel a mi plan inicial de chutar al lado que había pensado. El hecho de que Anna hubiera atajado el primer penal de las japonesas me dio confianza y me ayudó".

Stewart también sabía a qué lado iba a chutar: a la escuadra izquierda. Sin embargo, después de errar su lanzamiento, la futbolista de 16 años estaba desconsolada. "Me pasaron tantas cosas por la cabeza... Tenía la sensación de haber dejado a mi equipo en la estacada".

Pero sus compañeras la abrazaron y le dieron su apoyo. "Me animaron enseguida".

¿Sabías que...?

El talismán de la selección neozelandesa es la canción Glorious, de Macklemore, un tema que las jugadoras ponen en bucle. Tras eliminar a Japón, el equipo entero la cantó cuando aún estaba en el césped. "El año pasado, mientras volvíamos de un partido de clasificación que ganamos, sonó en la radio. Desde entonces, no podemos vivir sin ella. Nos acompaña y nos trae suerte", explica Maya Hahn.

Y es precisamente esta unión la que distingue y espolea a Nueva Zelanda. "Cuando marqué, sentí tanta adrenalina en el cuerpo... Fue una locura. Sabía que lo había dado todo por el equipo", apunta Kelli Brown.

La que no mostró ningún indicio de nerviosismo fue la arquera Anna Leat. Ella fue la encargada de ejecutar el último lanzamiento desde los once metros, y no falló. "No estaba nada nerviosa. Decidí a qué lado chutar unos cinco segundos antes de patear el balón. Y, después, chuté".

En ese momento se desató la alegría. Primero, con sus aficionados y familiares aún en la cancha; después, en el vestuario. "Queremos disfrutarlo y celebrarlo. Igual nos pasamos toda la noche cantando", dice Wisnewski entre risas.

Y también toca reponer fuerzas. Después de cada partido, el cuerpo técnico permite que las jugadoras elijan su comida favorita. Tras un triunfo histórico de estas características, el menú es pizza, helado, patatas fritas y brownie.