miércoles 10 marzo 2021, 12:13

Soteldo: del juego que le salvó y al deseo de ir al Mundial

  • Yeferson Soteldo es una de las jóvenes figuras de Venezuela

  • Fue subcampeón mundial sub-20 y ahora sueña con Catar 2022

  • Habla de sus comienzos, de quiénes lo motivaron y de las eliminatorias

El venezolano Yeferson Soteldo es uno de los futbolistas más electrizantes que juegan hoy en Sudamérica. Dejarse engañar por su 1.58 metros de altura sería un error, como lo comprobaron aquellos que osaron subestimarlo alguna vez.

El habilidoso media punta de 23 años destaca en el poderoso Santos de Brasil, además de ser una de las razones por las cuales Venezuela sueña con jugar su primera Copa Mundial de la FIFA en Catar 2022™.

Extrañamente, debutó de la mano de Noel Sanvicente en la selección absoluta antes que en una juvenil. Sin embargo, su apellido saltó las fronteras del continente por su rol en el histórico equipo de Rafael Dudamel que terminó subcampeón de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA 2017.

Pero su camino hasta aquí no fue sencillo. No lo fueron su niñez y ni sus comienzos en El Muertico, el difícil barrio del que supo irse para evitar malas compañías, pero al que vuelve cada vez que puede desde hace años.

Soteldo habló con FIFA.com de sus inicios, de la influencia que tuvieron Lionel Messi o Jorge Sampaoli en su carrera, y de las eliminatorias sudamericanas, de las que juega su segunda edición tras disputar cinco partidos en las anteriores.

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¿Cómo y cuándo surgió el amor por el fútbol?

Muy de niño. En mi barrio estaban de moda otros juegos, pero yo solo quería balones. Mi papá se dio cuenta, y era lo único que me regalaba. A los 9 empecé en un equipo que competía contra niños más grandes, y rápidamente supe que era mi pasión.

¿Recuerda su primera pelota?

¡Sí, era de fútbol sala! Jugábamos en la calle, con piedras como arcos. Eso me ayudó a formar un poco mi estilo, a gambetear en pocos espacios y pisar la pelota. Hasta los 12 jugué más futsal que otra cosa. Todavía lo hago cuando vuelvo al barrio.

Más de una vez ha dicho que el fútbol le salvó la vida. ¿Cómo fue eso?

Crecí con unos amigos, bah, gente a la que llamaba amigos en ese momento, con los que me junté desde los seis años, que a los 11 empezaron a dar malos pasos y a los 12 ya robaban. Los veía con muchas cosas y yo sin nada, entonces fui por ahí. Pero a los 13 mataron a uno y ahí me dije, ‘¡qué hago yo acá!’.

Por esos días me surgió la posibilidad de jugar un partido al que asistiría una persona del club Caracas, pero se me habían roto los tacos y decidí no ir. El día del partido, iban perdiendo y me vinieron a buscar. ‘Te prestamos tacos’, me dijeron, y fui. Perdían 0-2, me dieron la 10 y lo dimos vuelta con dos goles y una asistencia míos. Ahí surgió la oportunidad de irme al Caracas. Fue lo mejor que me pasó en mi vida.

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¿Qué sintió la primera vez que le dijeron que no triunfaría por su talla?

Se dieron varias cosas, pues me habían vetado del Caracas y buscaba empezar de cero. Fue una prueba en la que anduve bien, pero un señor me dijo que no quedaba por mi físico, y que me olvidara del fútbol. Si eres un niño débil de mente, quizás abandonas, y casi lo hago. Pero no era débil, y entendí que no debía llevarme por esas palabras. Entonces fui a un torneo estadual en Barinas, al que asistió ‘Chita’ Sanvicente, que justo agarraba Zamora. Estaba por cumplir 15, me vio y el resto es historia.

¿Es verdad que Messi resultó su inspiración en ese entonces?

¡Sí!. Lo veía pequeño y decía, “si uno de los mejores del mundo llegó, ¿por qué yo no?’”. Además, teníamos estilos similares. Sentía que, quizás, no iba a ser el mejor, pero al menos podía superarme como él. A mi primer hijo, que tuve a los 18, le puse Thiago Mateo por Messi…

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Le fue bien en Zamora, Huachipato y Universidad de Chile, pero arriba al Santos y recibe la 10 que usó Pelé. ¿No temió que le pesara?

¡Lo corrijo, pedí la 10! Lo primero que hice al llegar fue preguntar si estaba disponible. Sé bien bien lo que significa, pero jamás me pesó. Es más, el día de la presentación me dieron la camiseta sin número, y le recordé al presidente que quería la 10, ¡pensó que bromeaba! Lo imprimieron, y cuando la di vuelta frente a la gente, explotó el estadio.

Llega al club por pedido de Jorge Sampaoli, pero un día va y le dice, “conmigo no juegas hasta que no aprendas a defender”. ¿Cómo convivió con esa situación?

Debuté al poco tiempo, hice un gol y a los tres o cuatro partidos, empezó a no citarme. Antes del clásico con Palmeiras, me llama y me dice eso, y ahí entendí qué pasaba. Como oigo a mis entrenadores, trabajé y cambié. Ahora puedo recorrer 10 u 11 kilómetros por partido. Es uno de los técnicos que, hasta ahora, más me enseñaron.

Su explosión en Santos coincidió con su mejor momento en la selección mayor. ¿Qué significa para usted la Vinotinto?

Lo mejor que me pasó en mi carrera, y una de las mejores cosas de mi vida, porque me ayudó a no mirar hacia atrás. Ahí también uso la 10, lo que soñé desde la primera vez que vestí ese número. Siempre haré lo posible para estar a disposición de la selección.

El plantel actual generó altas expectativas de cara al clasificatorio para Catar. ¿Qué opinión le merece el inicio, tras lograr 3 de 12 puntos posibles?

Fue duro, difícil, casi inesperado. Nos hizo dar cuenta rápidamente que, así, no íbamos a poder, y se habló puertas adentro. Hay talento y jugadores para clasificar, pero debíamos cambiar rápido, dejar egos de lado, entre otras cosas. Eso se notó con Brasil, pese a perder, y con Chile, y seguirá viéndose en las próximas fechas FIFA, se lo aseguro. El objetivo es estar en Catar.

¿Cuál fue la clave para esa primera victoria sobre Chile en la última jornada?

Que en casa no podemos jugar a defender. Afuera tampoco, pero hay rivales y rivales. Yo, humildemente, prefiero perder jugando de tú a tú que defendiéndome, quiero que el lateral me marque más a mi que yo a él. Con Chile nos plantamos varios metros más adelante, pisamos mejor el área y se tuvieron más opciones de gol.

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En el grupo hay varios de aquel sub-20 que fue subcampeón mundial en 2017. ¿Qué rol les cabe en este momento?

Nosotros aportamos desde donde nos toque, aunque el mensaje debe ser, “si estos muchachos pudieron, nosotros podemos”. El hincha también se ilusiona porque vivió la final de un Mundial, y te lo hace saber. Pero es más una motivación que un peso.

En el horizonte de Venezuela aparecen Ecuador y Perú, ¿qué análisis hace?

Ecuador es muy difícil, sobre todo cuando juega allá, pero irán a Venezuela, situación que deberemos explotar. Con Chile funcionó salir a presionarles, a jugar bien arriba, y por ahí imagino la cosa, aunque son rápidos cuando salen de contragolpe. Perú no empezó bien, pero viene de jugar un Mundial y ser finalista de una Copa América. Pensar que “está mal” seria un grave error.

¿Lo obsesiona que Catar 2022 sea, por fin, el primer Mundial de Venezuela?

Es una meta clara, está en mi lista de deseos y aportaré todo lo posible para ir. Pero logré que no me obsesione, sino me volvería loco y no podría vivir del fútbol.

Soteldo y…

La paternidad tan joven. “Pensar a los 18 años que iba a ser papá me asustó, pero me ayudó a madurar, y mi carrera dio un salto. Fue una bendición de Dios”.

Convivir la fama. “En Venezuela es más tranquilo, pero en Brasil se vive intensamente. Si me reconocen, se llena de gente. A mis hijos, Thiago Mateo (5), Rihana (3) y Oliver (2), les explico que pasa porque papa juega bien al fútbol”.

Su incursión en los e-sports. “Me gusta jugar al Fornite, y en la pandemia practiqué mucho. Ahí me decidí a crear mi propio equipo. Yo juego por diversión, pero mis jugadores son profesionales".

Su futuro. “Hoy puedo decir que estoy preparado para dar otro salto, aunque me siento bien en Santos. Después de la Copa América se verá. Siempre me gustó la liga inglesa”.