jueves 10 junio 2021, 22:35

Clarke: "Escocia debe mantener su impulso de esta Eurocopa"

  • Steve Clarke guió a Escocia hacia su primer gran campeonato en 23 años

  • El lunes, el equipo inicia su andadura en la Eurocopa 2020 ante la República Checa

  • Clarke habla con FIFA.com de elevar la moral de un país y evitar recaer en malos hábitos

La entrevista se hizo viral porque tocó la fibra sensible. Ryan Christie –agotado emocionalmente, mientras le brotaban las lágrimas y se llevaba las manos a la cabeza– habló por los escoceses del mundo entero al exclamar: "Ohhh, que me quiebro [de la emoción]!".

Incluso el propio Alex Ferguson, con fama de ser la personificación de la dureza férrea e inconmovible, ha admitido haber llorado al ver hablar al centrocampista. Escocia acababa de clasificarse para la Eurocopa tras sobrevivir a un gol del empate encajado en el tiempo añadido y a una tanda de penales de infarto en Serbia, poniendo fin a una dolorosa ausencia de 23 años de las grandes competiciones internacionales.

Aun así, como Christie reconoció, pese a todos los largos y duros años que habían pasado desde la Copa Mundial de la FIFA Francia 1998™, nunca había habido ninguno como 2020. Su descripción, “horrible”, debió de resonar por todo el planeta. Sonó especialmente cierta en un país atrapado en un confinamiento aparentemente perpetuo, y con una de las tasas de mortalidad más altas de Europa.

"Ocurrió en un buen momento porque fue un periodo muy duro", afirma a FIFA.com el seleccionador de Escocia, Steve Clarke. "El país estaba sumido en el confinamiento, en pleno otoño, y no había muchos motivos para sonreír".

"No parecía haber mucha esperanza en el horizonte en ese momento; el virus estaba todavía propagándose y las vacunas aún no habían demostrado su valía. A mucha gente le estaba resultando muy duro. Clasificarnos, y dar a todos un motivo de celebración, fue algo que nos satisfizo mucho", recuerda.

"Básicamente, estuvo bien volver a ver sonreír a la gente. También fue un recordatorio de lo mucho que significa el fútbol para los escoceses. Significa mucho por todo el mundo, lo sé, pero no cabe duda de que ocupa un lugar especial aquí. Y los aficionados llevaban esperando mucho tiempo…", puntualiza Clarke.

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El buen ritmo del programa nacional de vacunación implica también que esos aficionados estarán ahí, aunque en una cantidad reducida y restringida, para el arranque de Escocia en la Eurocopa, el lunes en Hampden Park contra la República Checa.

"Nos encantaría estar en un estadio lleno, pero incluso con solo 12.000 espectadores, sé que el Tartan Army –la hinchada escocesa– creará un magnífico ambiente", señala Clarke. "También será importante para los jugadores; les dará ese pequeño plus de fogosidad y motivación para hacerlo bien".

Su seleccionador, nada ostentoso y poco expresivo, aportará el toque gélido como complemento a esa fogosidad nacional. Clarke, un ex internacional escocés que empezó a labrarse un nombre en los banquillos como ayudante de ilustres como José Mourinho y Kenny Dalglish, se ha mostrado por lo general mesurado y metódico a la hora de resolver los defectos y optimizar las virtudes desde su nombramiento en 2019.

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La plantilla que heredó tenía talento pero también muchos desequilibrios, con dos laterales izquierdos de talla mundial como Andrew Robertson y Kieran Tierney, así como un montón de mediocentros de gran calibre, pero con escasez de opciones para los puestos de delantero y defensa central. La respuesta de Clarke ha sido combinar el desarrollo de jugadores anónimos que ya estaban ahí con una labor de persuasión a los delanteros Lyndon Dykes y Che Adams, nacidos en Australia e Inglaterra respectivamente, para decantarse por Escocia. Un planteamiento táctico flexible y pragmático ha resultado igualmente crucial.

"Una cosa importante fue retocar el sistema", reflexiona Clarke. "Soy un entrenador que normalmente siempre juega con una defensa de cuatro, pero reconocí que teníamos cualidades que se prestaban a jugar con tres atrás. También fue importante captar a Lyndon, convencerlo de que era escocés, y añadir también a Che a la mezcla. Eso nos ha dado un mejor abanico arriba y más opciones; diferentes formas de jugar".

"Los chicos que ya estaban en el grupo pueden ver además que este tipo de cosas mejoran la plantilla y el equipo. Eso conlleva más confianza, y con confianza vienen mejores actuaciones, y con mejores actuaciones llegan los resultados", observa.

Hará falta más flexibilidad en las próximas semanas, dado que las lesiones han privado a Escocia de dos centrocampistas de contención –el teórico titular, Ryan Jack, y el suplente Kenny McLean– en el periodo previo a la Eurocopa.

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"Tenemos otros centrocampistas muy buenos, pero con diferentes atributos”, admite Clarke, que ha seleccionado a los más verticales Billy Gilmour y David Turnbull, que previamente no habían sido internacionales. “Me toca a mí encontrar el equilibrio adecuado entre solidez defensiva y ser un poco más creativos al irnos arriba, porque sabemos que, para avanzar en este campeonato, necesitaremos marcar goles. No buscaremos reinventar la rueda. Pero sí vamos a centrarnos en hacer ligeros retoques en la alineación y en cómo nos desenvolvemos".

Y mientras toda Escocia sigue obnubilada con su primer gran campeonato en casi un cuarto de siglo, Clarke está mirando más a largo plazo. Aspira a formar un equipo no solo para la Eurocopa, sino también pensando en los tres trascendentales partidos de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA de septiembre, que empiezan con un duelo en Copenhague contra el líder del Grupo F, Dinamarca.

"Aunque últimamente lo hemos hecho bien, hay uno o dos aspectos tácticos que considero claramente que podemos reforzar", explica. “Por eso es tan estupendo tener tanto tiempo de entrenamiento con los jugadores en este momento. Creo que nos será útil no solo para la Eurocopa, sino también para los partidos mundialistas venideros”.

"Esa semana en septiembre va a ser trascendental para nuestras esperanzas. La secuencia de partidos –Dinamarca fuera, Moldavia en casa, Austria fuera– tendrá una relevancia tremenda en si quedamos primeros, terceros o segundos de grupo. Y es una campaña importantísima para nosotros", resalta.

"Cuando era más joven, se daba por hecho que Escocia estaría en los grandes campeonatos. Lo que ha pasado en las dos últimas décadas te demuestra lo rápidamente que puedes perder eso y estar a la deriva. Perdimos la facilidad para acceder a las fases finales", lamenta.

"Por eso, clasificarse para esta Eurocopa era importante, y por eso el Mundial es vital también. Mantener el impulso es trascendental. No queremos volver a caer en los malos hábitos; en esa rutina de casi resignarse al hecho de que no vamos a clasificarnos. Por eso estamos tan decididos a firmar una buena Eurocopa, y a darle continuidad clasificándonos para Catar", concluye.