Solos o en compañía. En casa, en el campo, en la playa, en un bar… Las posibilidades son casi infinitas, pero ¿qué español no recuerda dónde y con quién estaba el 11 de julio de 2010? Y si eran cerca de las 23 cest no hay duda: celebrando el gol con el que Iniesta hizo campeona mundial a la Roja.

El triunfo consagró el tiki-taka, revalorizó a sus jugadores y llevó la ilusión a millones de personas, entre ellos niños y niñas que soñaban con ser futbolistas. Diez años después, algunos lo han conseguido y son el presente y el futuro del fútbol español.

Cuando se cumple una década de esa tensa final de la Copa Mundial de la FIFA 2010, la de las paradas de Casillas a Robben y el gol de Iniesta en el 116’, FIFA.com se reúne con los internacionales españoles Dani Ceballos, Patri Guijarro, Mikel Oyarzábal y Aitana Bonmatí y les propone un ejercicio de memoria.

“En 2010 estudiaba en el instituto y era un chico ligado al fútbol que disfrutaba del día a día con la ilusión de llegar a ser futbolista. Entonces era más de jugar que de ver fútbol”, reconoce Ceballos. Sin embargo, no se perdió un partido de España. “Mis padres nos compraron la camiseta a mis dos hermanas y a mí. Era un Mundial que generaba mucha ilusión”.

Y así, enfundado en su camiseta de la Roja y rodeado de su familia, en el campo, vio Ceballos la final. “Hubo un momento de incertidumbre, porque se nos fue la señal de la tele”, cuenta entre risas. “Recuerdo el gol de Iniesta como si fuera ayer. Todos abrazados, corriendo… Difícilmente lo voy a olvidar”.

Una década después, comparte vestuario en la selección con miembros de aquel equipo como Sergio Ramos o Jesús Navas. “Quién me lo iba a decir. ¡El fútbol es mágico!”. También sueña con estar en Catar: “jugar un Mundial con España sería la ilusión de mi vida”.

“Era mi primer año en el Collerense –equipo humilde, pero con gran tradición en el fútbol femenino español–, jugaba con chicos y vi la final en casa de mis tías con toda la familia. Ya entonces veía mucho fútbol y por supuesto seguí el Mundial”, cuenta Patri.

Recuerda los nervios en la final. “Cuando Holanda tuvo ocasiones claras y no las aprovechó, sobre todo la de Robben que paró Casillas, fue como ‘esto nos lo llevamos o nos lo llevamos’. Y cuando marcó Iniesta, con todo lo que le había pasado, las lesiones… ¡y en el minuto que fue! El gol se gritó en casa un montón, incluso mi madre llorando… Fue súper emocionante”.

Una década después, Guijjaro ya sabe lo que es jugar un Mundial con España. “Ha sido un punto de inflexión de decir ‘nos queda poco para ir y pensar ya en cuartos, semis, e incluso en la final’, ¿por qué no? Si en tan poco tiempo hemos evolucionado tanto… Después de jugar contra EEUU en Francia y luego en la SheBelievesCup y ponérselo tan complicado, estamos cerca de las mejores y podemos hacer algo grande”.

“El Mundial nos pilló a mí y a 4 amigos en un campus de verano de fútbol. En el comedor había una tele grande y nos juntábamos unos 60 después de cenar. Ahí vimos la final. Me acuerdo especialmente del momento del gol. De dónde estaba, de los 3 o 4 que tenía alrededor, que eran amigos de la cuadrilla de Eibar”. Con el pitido final, llegó el momento de festejarlo. “El pueblo entero salió a celebrarlo y nos unimos a la fiesta”.

Por entonces, Oyarzábal ni pensaba en ser futbolista profesional. “A esas edades juegas porque te gusta y te lo pasas bien con los amigos. De hecho, jugar a nivel profesional me pilló un poco de improviso. Un día estás jugando en el filial y te llega la oportunidad”.

Desde su debut en primera en 2015, el extremo vasco ha ido dando pasos cada vez más firmes en la élite. En 2019 fue un fijo en las listas de la selección, y mira de reojo el Mundial de Catar. “Ojalá poder disputar el campeonato más grande que hay. Seguiré trabajando igual para tener la oportunidad”.

A los 12, Aitana jugaba en el equipo de su pueblo y era tan competitiva como ahora, pero no se planteaba mucho más. “En 2010 no se veía fútbol femenino, entonces yo iba dando pasos, pero sin tener un objetivo final”.

Por supuesto, no se perdió el Mundial. “Siempre me ha encantado ver partidos y el Mundial lo vi sola, porque soy hija única y mis padres no son muy futboleros (risas). En la final mi padre pasaba por el salón y miraba. Recuerdo estar con tensión todo el partido hasta que marcó Don Andrés Iniesta”.

Iniesta, junto con Xavi, son dos de sus referentes. “Jugaban un estilo de fútbol que me gusta jugar y además son pequeños, como yo. El fútbol cambia las emociones de las personas y fue una época muy buena para el Barça y la selección. Quién sabe si tienen que ver con que yo haya llegado hasta aquí, porque al final esos años fueron los que me engancharon de verdad al fútbol”.

Tras disputar el Mundial de Francia, quiere más: “fue una experiencia increíble. Solo espero que no sea el último”.