lunes 27 junio 2016, 14:37

Cuatro tesoros de 1986 en el Museo

Tres décadas exactas y casi 10.000 kilómetros separan la Copa Mundial de la FIFA México 1986™ del presente en la ciudad suiza de Zúrich. Pero espacio y tiempo son relativos. Los recuerdos asaltan en cualquier momento y las emociones se renuevan en cualquier lugar. 

La exposición del Museo del Fútbol Mundial de la FIFA, que abrió sus puertas en febrero de 2016 en la metrópoli suiza, también se une a las celebraciones del 30º aniversario de aquella edición de la Copa Mundial e invita a los aficionados a descubrir los tesoros que allí se exhiben de la mítica cita.

De entre todas las vitrinas, estos días hay una que llama especialmente la atención a los visitantes, porque su historia no puede ser más emocionante. Narra la gesta de un superastro que se encontraba en el cenit de su carrera y fue capaz de ensombrecer al resto de los mortales en su inolvidable viaje con Argentina hasta la cima del fútbol. Habla también de un creador de juego extraordinario que miraba siempre más allá del horizonte y que, pese a su creatividad e inteligencia, no pudo impedir la decepción de Brasil. Recuerda el relato de un delantero legendario, cuyo gol en la final no evitó la segunda gran derrota de Alemania en 16 años en el mismo recinto, el Estadio Azteca.

Una de las camisetas que lució Diego Armando Maradona en aquella fase final, así como las botas que calzó Sócrates en el torneo y las que llevó Rudi Voeller en la final, hacen de la vitrina de la Copa Mundial de la FIFA 1986 un auténtico tesoro. Estos tres objetos originales e históricos, portados por magos del balón en el desempeño de su profesión, descansan a escasos centímetros los unos de los otros. Pero esto no es todo: justo a su lado, un plato. ¿Un plato?

Un inusual testigo de la historia Sobre ese recipiente, que podría pasar perfectamente desapercibido, tierra... No cualquier tierra. Es la misma en la que crecía el "césped sagrado" del Estadio Azteca en 1986. Aquel templo del fútbol de Ciudad de México, que entonces tenía cabida para 114.600 espectadores, brindó el escenario principal idóneo para aquel torneo, y se convirtió hace 30 años en el primer coliseo en albergar dos finales del Mundial. La primera de ellas había sido en 1970, cuando Brasil derrotó 4-1 a Italia.

En la final de 1986, el Azteca fue testigo del triunfo por 3-2 de Argentina sobre la República Federal de Alemania. Aquel resultado certificó la segunda y dolorosa derrota de los hoy tetracampeones del mundo en ese mismo feudo, después de que en 1970 perdieran de forma dramática y en la prórroga la semifinal contra Italia (4-3), un choque que pasó a la historia como "el partido del siglo". Y la tierra que se exhibe en el museo formó parte también de la superficie po la que corrió el balón en el episodio imborrable en la historia del fútbol: en los cuartos de final de 1986, Maradona fue el autor de "la mano de Dios" y del "gol del siglo" en el triunfo por 2-1 de la Albiceleste sobre Inglaterra.

Una vitrina llena de objetos históricos, de gran valor futbolístico, con uno de los estadios más míticos del mundo, un recinto que festejó su 50º cumpleaños hace escasas semanas, como centro del relato. El Museo del Fútbol Mundial de la FIFA de Zúrich también celebrar la fiesta de México 1986.

¿Qué más objetos hay en el expositor de la Copa Mundial de la FIFA 1986? No te pierdas el vídeo con entrevista incluida a Moritz Ansorge, Director de Colecciones del museo, y deléitate con los recuerdos de Diego Armando Maradona y del Estadio Azteca.