jueves 05 mayo 2016, 16:49

La carrera de Rossi hacia la gloria

Al cabo de 57 minutos, por fin se abrió el marcador… y el autor del gol no podía ser otro que Paolo Rossi. A los alemanes se les cayó el alma a los pies cuando el ágil delantero corrió hacia el área pequeña para cabecear a bocajarro un centro de Claudio Gentile, poniendo a Italia por delante en la final de 1982.

Pareció imposible de parar. El guardameta Toni Schumacher sólo pudo observar cómo el balón botaba por encima de él, y Rossi remató con tanto ímpetu que no pudo evitar traspasar la línea de gol él también. El tanto de cabeza desató escenas de júbilo entre la afición italiana, y las banderas tricolores ondearon para celebrarlo por todo el Santiago Bernabéu, mientras Enzo Bearzot se mostraba igual de eufórico en la banda. A la postre, Italia venció a la República Federal de Alemania por 3-1, y se adjudicó su primer título mundial desde 1938.

Para Rossi, fue el broche de oro a una extraordinaria Copa Mundial de la FIFA™, en la que se fue haciendo más letal ante la portería contraria según avanzaba el campeonato. Tras un comienzo muy flojo, que le hizo no ver puerta en los cuatro primeros partidos, el entonces jugador del Juventus resucitó metiendo tres goles a un Brasil armado hasta los dientes, con jugadores como Zico, Sócrates, Junior y Falcão. Y ya en semifinales, dejó hundidos a los polacos tras marcarles dos tantos en Barcelona.

Rossi no sólo se llevó a casa la Bota de Oro adidas como máximo goleador del campeonato, sino que también le otorgaron el Balón de Oro por su inestimable contribución al tercer título mundialista de los Azzurri. La decisión del fumador de pipa Bearzot de mantener a Rossi en el equipo fue considerada un golpe maestro, pues lo más fácil habría sido apartar a un delantero con la pólvora mojada, después de 4 partidos sin perforar las redes rivales.

“El que Rossi tardase un tiempo en cobrar vida durante el campeonato se debió en parte a nuestra preparación física, que priorizaba la buena forma a costa de la velocidad”, declaraba el entonces seleccionador italiano Bearzot, fallecido en 2010. “Al principio estaba lento, pero no dejó de mejorar. En el área estuvo extraordinario: muy dinámico, siempre listo para lanzarse a la carga al más mínimo error, y sin dejar en ningún momento de presionar a los defensas. Al final, eso se tradujo en el triunfo para él y el equipo”.

Esa fe que mostró Bearzot en Rossi le ayudó a acaparar el protagonismo en España 1982, y el ariete de 25 años se apresuró a expresarle su gratitud. “El hecho de que Bearzot confiase en mí fue fundamental”, recordaba el ganador del Balón de Oro adidas en 1982. “Bearzot creyó en mí, y estaba seguro de que me recuperaría en el momento adecuado”.

Cuando Italia más necesitaba un goleador, Rossi no defraudó.

¿Sabías que…? La emblemática pipa que fumaba Enzo Bearzot durante la Copa Mundial de la FIFA 1982™ está expuesta en el Museo del Fútbol Mundial de la FIFA, en Zúrich.

When Italy won the 1982 World Cup: Top scorer Rossi, manager Enzo Bearzot and his legendary pipe in the #FIFAMuseum pic.twitter.com/pl9urIMa7G

— FIFA Museum (@FIFAMuseum) 4 de mayo de 2016

Cuando Italia ganó la Copa Mundial en 1982... El máximo goleador Rossi, el técnico Enzo Bearzot y su legendaria pipa.