Rinus Michels comentó una vez que su discípulo más aventajado era “un hombre de Marte”. No se equivocaba.

Johan Cruyff realizó, y más tarde dirigió, acciones más propias de otro mundo dentro de la cancha, y un planetoide del sistema solar se llama Cruijff en su honor. FIFA.com rinde homenaje a un hombre que revolucionó el fútbol en el quinto aniversario de su fallecimiento.

“Cruyff es la persona más influyente de la historia del fútbol”, dijo el escritor Dietrich Schulze-Marmeling. Haz clic en el siguiente enlace para leer algunos de los mejores homenajes brindados al neerlandés, por parte de figuras como Rinus Michels, Pelé, Carlos Alberto, Franz Beckenbauer, Gary Lineker, Marco van Basten, Pep Guardiola y Xavi.

Cuando un colegial llega por primera vez a un equipo de fútbol profesional, siempre se hace más pequeño. Pero ese no fue el caso de “Jupie”.

Ya conocía a las estrellas que de la noche a la mañana se habían convertido en compañeros suyos. Al fin y al cabo, su padrastro era encargado del césped del Ajax, mientras que su madre trabajaba como limpiadora de los vestuarios.

“Era delgadísimo”, recordaría Piet Keizer, “pero desde el primer día gritaba órdenes, le indicaba a la gente dónde debía ir. No se intimidaba lo más mínimo. Ya a esa edad veía el juego mucho más rápido que todos los demás”.

Por un capricho del destino, Cruyff se convirtió en sinónimo de su número característico. Durante sus seis primeras temporadas en el Ajax había lucido principalmente el 9, pero en 1970, antes de un partido importantísimo contra el PSV, Gerrie Muhren no encontraba su dorsal número 7 en el vestuario.

Cruyff le dio a su compañero el 9 y tomó la camiseta que más tenía a mano de la cesta de repuestos, que era el 14. Más tarde recordó: “Le dije: ‘Gerrie, con el PSV ha ido muy bien. A partir de ahora vamos a seguir con estos dorsales”.

Cruyff empezó así a inmortalizar la camiseta y, cuando supo que la Federación Neerlandesa de Fútbol iba a asignarle el 1 para la Copa Mundial de la FIFA Alemania 1974™ —los Países Bajos habían optado por una numeración alfabética—, cuestionó esa decisión, insistiendo en que quería el 14, y se mantuvo en sus trece hasta que le hicieron caso.

Jugadores de la talla de David Ginola, a quien Cruyff quiso fichar para el Barcelona, Thierry Henry y Claudio Pizarro han lucido meritoriamente el número 14 en homenaje al que había sido su padrino.

Cruyff llegó a Cataluña admirado como una máquina de hacer goles maravillosos. Sin embargo, apenas cuatro meses después nadie daba crédito a sus ojos tras lo que hizo contra el Atlético de Madrid.

Fue algo asombroso en varios aspectos. Cruyff tuvo la perspicacia necesaria para darse cuenta de hacia dónde se dirigía el centro cerrado de Carles Rexach; la imaginación intuitiva para urdir su plan; la elasticidad y flexibilidad para saltar y retorcer el cuerpo; y la habilidad inverosímil de sacar de la nada un taconazo ejecutado de espaldas a la portería, a un metro del suelo, que perforo la meta defendida por Miguel Reina.

“Cruyff es el único hombre de la historia que podía haber marcado ese gol”, dijo Reina, padre del exguardameta de la selección española Pepe, todavía impresionado.

El “gol imposible” sigue siendo uno de los más asombrosos de la historia del fútbol.

“Antes de equivocarme yo no cometo ese error”.

“¿Qué es la velocidad? La prensa deportiva a menudo confunde la velocidad con la anticipación. Mira, si me pongo a correr ligeramente, un poco antes que los demás, parezco más rápido”.

“Los jugadores de hoy solo disparan con el empeine. Yo podía tirar con el interior, con el empeine y con el exterior de los dos pies. Dicho de otra forma, yo era seis veces mejor que los jugadores de hoy”.

“Mi objetivo nunca es pasar la fase de grupos. Lo ideal sería estar en un grupo con Brasil, Argentina y Alemania. Entonces habría eliminado a dos rivales en la primera ronda. Así es como pienso. Idealista”.

“En mis equipos, el portero es el primer atacante y el delantero el primer defensa”.

“¿Qué me diferencia de la mayoría de los demás [entrenadores]? Quiero que la gente venga al estadio y disfrute. El fútbol tiene que ser alegría”.

El “Fútbol Total”, y “el giro de Cruyff” se exhibieron en el escenario de la Copa Mundial de la FIFA 1974™. Y cautivaron a todos.

Aunque los Países Bajos cayeron por el mínimo margen en la final, ofrecieron actuaciones inolvidables durante su campaña. El cuadro neerlandés ganó sus tres partidos de la segunda fase de grupos sin recibir goles, pulverizando a Argentina por 4-0 y venciendo 2-0 a Brasil, un resultado que aun así fue indulgente con los defensores del título.

Cruyff protagonizó una de las mejores actuaciones individuales del Mundial de la historia, mientras que aquella selección Oranje posiblemente siga siendo el mejor equipo que no llegó a alzar el trofeo.

Tras causar sensación como técnico del Ajax, Cruyff fue nombrado entrenador del Barcelona en 1989, y de inmediato creó el espectacular “Dream Team”. Entre 1990 y 1994, condujo al equipo a la conquista de cuatro ligas españolas consecutivas y tres trofeos europeos, incluida la Liga de Campeones de la UEFA.

Su papel fue clave para impulsar la fundación de La Masía y convenció al club para que renunciase a su política de rechazar a cualquier jugador que midiera menos de 1,80 metros.

“Sin él no habrían existido Messi, Xavi, Iniesta”, dijo Albert Ferrer, mientras que Xavi añadió: “Cruyff es el padre de todo, el patriarca de esta filosofía, del ADN Barça”.