jueves 05 enero 2017, 12:51

Ascacibar, radiografía de un capitán obsesivo

- Con Ascacibar estamos ante el futuro Mascherano

Julio Olarticoechea, campeón mundial con Argentina en México 1986, lanzó esa frase en una entrevista radial durante el Torneo Olímpico de Fútbol Río de Janeiro 2016. Algunas prácticas y un par de partidos le alcanzaron al Vasco, en ese entonces seleccionador del equipo que compitió allí, para formarse un perfil del volante central de moda en el fútbol argentino.

Seis meses después de semejante afirmación, Santiago Ascacibar sonríe ante el recuerdo. "No sé cómo tomarlo, no puedo ni empezar a compararme con Mascherano", dice a FIFA.com Ascacibar, hoy capitán de la selección sub-20 que, desde el 18 de enero, buscará uno de los cuatro cupos que otorga el Campeonato Sudamericano de Ecuador para la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA República de Corea 2017.

"Por suerte tengo muchos años por delante para intentar hacer algo aunque sea parecido", agrega el muchacho de Estudiantes de La Plata, titular indiscutido desde su debut en febrero de 2016, y cuyo nombre ya ha sonado para el seleccionado mayor y un posible pase a Europa. "Javier es un enorme jugador y lo demuestra siempre. Me gustaría alcanzar esa regularidad".

Hay una anécdota de sus comienzos en las inferiores de Estudiantes que parece ponerlo en el camino correcto. Ascacibar tenía apenas 8 años cuando su entrenador y responsable de su llegada al club, Omar Rulli, planteó un ejercicio en una práctica. El mismo consistía en recibir el balón con la pierna hábil y pasarlo con la inhábil, la zurda en el caso de Santiago.

Tras varios intentos fallidos, la frustración se apoderó del competitivo y rubio mediocampista. "'Rusito', no te hagas problemas, vas a aprender a patear con la izquierda después de 1000 veces", le prometió Rulli, padre de Gerónimo, arquero de la Real Sociedad y la selección argentina.

Veinte días después, en un partido oficial ante Vélez Sarsfield, Ascacibar recibió la pelota con derecha y dio un pase gol con la zurda. Cuando regresaba del festejo con sus compañeros, el técnico le gritó: "¡Viste Santiago, diste el pase con la pierna izquierda!".

- ¡Sí, y eso que todavía me faltan 423 veces!

Madurez y personalidad "Para algunas cosas puedo ser medio obsesivo, sobre todo en cuestiones de mi juego", admite Ascacibar, un mediocampista incansable especialista en el quite pese a su físico menudo. "Trabajar en la semana es la forma de mejorar. Me presiono mucho a mí mismo, y más si algo no me sale", acota sobre aquella historia que Rulli padre recordó para el programa Doble 5 de TyC Sports.

Quizás por eso de niño le costaba perder, y hasta quería llevarse su pelota si el resultado no era el deseado en los 'picados' barriales. "Aprendí con el tiempo", se defiende. "Me daban ataques de odio. No fue fácil porque, así como mi hermano mayor me hacía enojar en casa, me provocaban compañeros y rivales. Pero crecí y cambié".

Ascacibar habla con una madurez impropia para un muchacho de 19 años, y que podría contrastar con el hecho de que aún vive en la casa familiar de Villa Elvira, un humilde barrio de La Plata, la capital de Buenos Aires. "No me fui todavía porque acá estoy tranquilo", explica el Ruso, quien cumplirá 20 el 25 de febrero.

"Muchos no tienen la posibilidad de estar con su familia o eligen  ser más independientes. Yo disfruto de mis padres y mis cuatro hermanos", continúa Santiago, que además comparte su casa con más gente: dos amigos y compañeros de Estudiantes, a los que hospeda desde hace seis años, cuando uno de ellos no podía regresar al hospedaje del club para futbolistas de otras provincias.

Así, entre el cariño de mamá Mariana, la misma que todavía le recuerda por las mañanas que es hora de ir a entrenar, y las enseñanzas de papá Javier, quien lo llevó a trabajar con él cuando decidió dejar la escuela secundaria, Santiago forjó una personalidad que todos reconocen. "Quiere jugar el fútbol, no peinarse frente al espejo", ponderó Agustín Alayes, manager de Estudiantes.

Si hasta el estelar Juan Sebastián Verón, presidente del club y compañero de Ascacibar tras confirmar su regreso a la actividad, se deshace en elogios. "No tiene techo y está en un proceso formativo en el cual tiene mucho para dar y para aprender", destacó la Bruja, quien lo convenció de terminar la secundaria en el colegio de la institución.

Su gran desafío ahora es el Sudamericano Sub-20 de Ecuador, donde Argentina comparte el Grupo B con Uruguay, Perú, Venezuela y Bolivia. Los tres primeros avanzarán al hexagonal final. "Las expectativas son altas. Apuntamos a estar entre los cuatro mejores y si se puede, ir por el título", avisa Santiago, confeso admirador de Diego Maradona, de quien tiene un tatuaje en una pierna.

Después del tropiezo en Río 2016, donde Argentina no superó la fase de grupos, Ascacibar sabe lo que está en juego, sobre todo como portador de la cinta de capitán. Pero no se asusta: "Lo tomo desde la alegría que genera vestir la camiseta. Es lo más lindo que hay".

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