Pabellón: Vilnius Arena

Vilna es la capital de Lituania y, con un total de 574.221 habitantes censados en 2017, es la ciudad más poblada del país. Además, sus 401 km² la convierten en la mayor metrópolis del Báltico.

La historia del centro histórico de Vilna empezó en las colinas de los glaciares que estuvieron pobladas temporalmente en el neolítico. Alrededor del año 1.000 d.C se construyó un castillo de madera como fortificación de la colina Gedimino, donde confluyen los ríos Neris y Vilnia.

Sin embargo, este asentamiento no se convirtió en ciudad hasta el siglo XIII, en plenas disputas de los pueblos bálticos contra sus invasores germanos. En 1323, año del que data la primera mención escrita de Vilna, ya era la capital del Gran Ducado de Lituania.

En el siglo XV, el Gran Ducado de Lituania —cuya capital seguía siendo Vilna— se había convertido en el país más grande de Europa: su superficie se extendía desde el mar Báltico, en el norte, hasta el mar Negro, en el sur.

Sus edificios históricos son de estilo gótico, renacentista, barroco y clásico, y presentan un aspecto muy característico. El casco antiguo de Vilna es uno de los más grandes de Europa del Este, y fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1994. Además, sus más de 50 iglesias han dado a Vilna el sobrenombre de "la Roma del este".

Las posteriores reconstrucciones, resultado de distintas catástrofes, otorgaron a la ciudad numerosos edificios con un carácter muy especial, entre ellos la catedral, el ayuntamiento, el arsenal y los palacios de Tyzenhauzai, Rensai, Pacai y Masalskiai.

Muchos de los edificios antiguos que se han conservado los reformó o los restauró la escuela de estilo barroco de Vilna, que más tarde dejó su huella en gran parte del Gran Ducado de Lituania. La identidad de esta urbe siempre ha estado abierta a influencias que han potenciado las actividades sociales, económicas y culturales de las comunidades florecientes.

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