Dar una oportunidad a todas las personas de talento es uno de los objetivos de Arsène Wenger desde que asumió el cargo de director de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA. No obstante, conseguir mejores jugadores debe ser forzosamente la consecuencia final de un proceso que comienza en una fase muy anterior. 

Guiándose por esa idea, el Departamento de Formación de Entrenadores de la FIFA organizó en Montreal un seminario sobre el Programa de Desarrollo de Formadores de Entrenadores en colaboración con Canada Soccer, la Federación Canadiense de Fútbol.

Bajo la dirección de Branimir Ujevic, jefe de Formación de Entrenadores de la FIFA, y con el apoyo de Steven Martens, director de la Subdivisión Técnica de la FIFA, 26 participantes (19 formadores de entrenadores y 7 instructores de formadores de entrenadores de Canadá) pudieron beneficiarse de los consejos de expertos para mejorar sus competencias y, a la larga, también la calidad de los técnicos canadienses y de los jugadores y jugadoras a quienes entrenan. 

“La intención general es mejorar la formación de nuestros entrenadores. Queremos tener un sistema del máximo nivel y, para ello, hay que contar con gente también del máximo nivel”, confirma Dave Nutt, director de Operaciones de Desarrollo de Canada Soccer. “Para poder formar a nuestra propia gente y que alcance el máximo nivel, hay que recurrir a expertos. La FIFA proporciona esa experiencia y esa estructura, para que podamos ayudar a mejorar a nuestros instructores de formadores de entrenadores y a nuestros formadores de entrenadores. Eso redundará en una mejora de nuestros entrenadores y, en última instancia, repercutirá en los futbolistas”.

Los participantes en el taller, sea cual sea su experiencia, son conscientes de que nunca se termina de aprender; y todos ellos pudieron regresar a sus provincias y centros de capacitación con nuevos conocimientos gracias al apoyo de los expertos de la FIFA. “Después de todos estos años como formador de entrenadores aquí en Canadá, y con la participación de la FIFA, el objetivo es ampliar mejor mis conocimientos, mis competencias y mi actitud hacia la persona o las personas con las que vayamos a trabajar, para poder compartirlos e intercambiarlos con otros formadores de entrenadores en el proceso de desarrollo de la capacitación de técnicos”, admite Valerio Gazzola, instructor de entrenadores de Canada Soccer. 

A sus 58 años y con un historial de varias décadas en los banquillos, Gazzola cree que el éxito de un programa de desarrollo puede resumirse en tres palabras: “Actitud, competencias y conocimientos. Si se dispone de los conocimientos, pero no de la actitud ni las competencias, no será fructífero”, señala. “Si se tienen las competencias, pero no los conocimientos o la actitud, estamos ante un problema. Estos tres factores están tan entrelazados que si se mantiene la sencillez y se entiende la importancia de los tres para el desarrollo de la formación, para el desarrollo de la persona y para el desarrollo general del jugador, todos conseguiremos, de una manera u otra, ayudar a otros entrenadores ejerciendo de formadores. Como formadores de entrenadores, tenemos que ser capaces de entender las necesidades de nuestra clientela y de los entrenadores, a fin de prepararlos mejor para tratar con los futbolistas”.

Aunque la calidad de los técnicos de Canadá está más que demostrada, y se vio recompensada hace poco con la primera clasificación de la selección masculina para la Copa Mundial de la FIFA™ desde 1986 y una histórica medalla de oro olímpica del combinado femenino en Tokio 2020, Jim Loughlin insiste en que los cursos de formación como el impartido por la FIFA en Montreal no harán sino que el futuro sea más prometedor todavía para los formadores del país. “La gente que tenemos se implica y quiere retos, y los ha tenido con este proceso y este programa. De hecho, esos retos les han servido de inspiración o motivación para querer hacer más”, opina. 

“Esto refuerza la importancia de la capacitación de los entrenadores en todo el mundo, y también demuestra lo importante que es trabajar con los formadores de entrenadores y ayudarles a mejorar”, añade. “Lo bueno de este programa y de la gente que trabaja en él es que son muy positivos. Esas personas quieren hacer todo lo posible para ayudarnos a reconocer en qué aspectos estamos haciendo bien las cosas y darnos consejos sobre lo que podemos hacer aún mejor”.

Hacerlo aún mejor es también una meta que se fijó Connie Marshall a título personal al asistir al seminario. “Mi objetivo es aprender lo máximo posible, crecer como instructora de formadores de entrenadores y mejorar”, insiste la instructora, oriunda de la provincia de Ontario. “Cuanto más aprendo, más avanzo en mi trayectoria como entrenadora y mejor puedo apoyar a otros formadores de entrenadores en Canadá”, agrega, consciente de que este programa no es más que el primer paso de un proceso prácticamente inacabable. “Esta es solo una etapa de mi trayecto de aprendizaje, aunque muy valiosa. Nunca se para de aprender. Es un proceso evolutivo que dura toda la vida”, concluye.