Un exgimnasta en el Mundial de fútbol sala

Faltaban ocho minutos por jugarse en el Coliseo Iván de Bedout cuando José María Méndez Pulpis decidió quitar a su portero Rustam Umarov. El número 1 uzbeco se sentó en el banquillo, cruzó las manos sobre su cabeza y bajó la mirada. El marcador reflejaba un 4-1 favorable a Portugal, con el último partido de la primera fase a punto de concluir. Uzbekistán estaba eliminada de la Copa Mundial de Fútsal de la FIFA Colombia 2016.

“Estaba muy enfadado por haber encajado esos cuatro goles. No he conseguido ayudar al equipo, pese a que quería marcar la diferencia”, explica el portero del Almalyk MFK tras el partido, en una entrevista concedida a FIFA.com. Es evidente que el internacional de 32 años todavía no ha digerido la derrota. Sin embargo, su valoración se antoja demasiado severa, porque Umarov realizó múltiples intervenciones decisivas a lo largo del encuentro. Gracias a él, la selección asiática conservó la esperanza de clasificarse durante bastantes minutos.

Aun así, el arquero sigue teniendo atravesada la abultada derrota sufrida ante Portugal (5-1). Pero eso sí, no está en absoluto resentido con su seleccionador por haberle sentado en el banquillo. El hecho de haber abandonado a sus compañeros antes del pitido final no se debió a haber realizado un mal partido, sino a permitir que su compañero Akmaljon Khazratkulov jugase su primer partido en un Mundial de fútbol sala.

En Colombia, Uzbekistán debutaba en la máxima competición de fútsal. Como cualquier jugador, Umarov soñaba con disputarla desde que era niño. “Después de tres tentativas infructuosas, a la cuarta fue la vencida”, resalta el portero uzbeco, quien, pese a la derrota, no ha olvidado las intensas emociones vividas. “Naturalmente, me habría gustado hacerlo mejor, pero a fin de cuentas,  un punto no era suficiente para aspirar a llegar más lejos”.

Una experiencia excepcional Ese único punto, Spiderman –como le apodan sus compañeros por sus prodigiosos reflejos– lo obtuvo frente al país anfitrión. Los uzbecos han vivido muchas primicias en Colombia, pero ese empate, sin duda, quedará para siempre como la experiencia más memorable. “Fue un momento magnífico para nosotros. En lo que a mí respecta, creo que hice un partido muy bueno”, recuerda, dejando entrever su primera sonrisa de la noche.

Su memoria no le falla. Sus inspiradas paradas desesperaron por momentos a los Cafeteros, y permitieron a su selección arrancar el empate (3-3). Y Umarov se mostró igual de intratable durante muchas fases del encuentro contra Portugal. En el minuto 10, Fabio Cecilio se presentó solo ante el ex portero del CSKA de Moscú, quien logró rechazar el balón tras abrirse de piernas de forma espectacular.

Umarov realiza a menudo ese gesto y no por casualidad, ya que durante mucho tiempo practicó la gimnasia artística. A lo largo de su infancia, nuestro protagonista aprendió mucho de esa disciplina y, después de trasladar todas esas enseñanzas a la portería de Uzbekistán, acabó clasificándose para una Copa Mundial de Fútsal de la FIFA.

El portero de 1,76 metros conserva una foto de su niñez, en la que se le puede ver dando sus primeros pasos sobre un parqué de fútbol sala. Pero antes de dar rienda suelta a la nostalgia, Umarov deberá regresar a casa y, desgraciadamente, no le ha dado tiempo de recopilar muchos recuerdos de Colombia. “Sencillamente, no hemos tenido tiempo”, lamenta, aunque todavía no ha dicho su última palabra. “Tengo 32 años, pero todavía no estoy dispuesto a colgar las botas. Voy a seguir dando lo mejor de mí mismo para seguir en la selección y disputar otros campeonatos como éste”, concluye.