miércoles 04 enero 2017, 14:29

Sembrant, encantada de codearse con las grandes

Cada año son menos quienes pueden presumir de haber visto jugar a Pelé con sus propios ojos, y gran parte de los aficionados al fútbol únicamente han disfrutado de la magia de O Rei a través de vídeos. Linda Sembrant, por ejemplo, nació en 1987, diez años después de que el genio brasileño colgase las botas. Sin embargo, la sueca podrá decir durante toda su vida que ha asistido de cerca a las gestas de dos grandes, en su caso del fútbol femenino.

Esta zaguera internacional tiene la suerte de jugar con los colores de su país a las órdenes de Pia Sundhage, que comenzó a escribir su leyenda dentro de la cancha, antes de continuar en los banquillos. Y, vistiendo la camiseta del Tyresö, Sembrant también compartió dos temporadas vestuario con la brasileña Marta. Ambas la han marcado profundamente, y a buen seguro seguirá con mucha atención y emoción la ceremonia de los The Best FIFA Football Awards, que podría consagrarlas como las mejores del mundo el próximo 9 de enero.

Sundhage aspira a adjudicarse un segundo Premio The Best a la entrenadora de la FIFA 2016 de fútbol femenino, tras el recibido en 2012. Entonces condujo a Estados Unidos a la conquista del título olímpico por tercera vez consecutiva, y al segundo de su carrera personal. Cuatro años más tarde, estuvo a punto de repetir esa hazaña al frente de la selección de su Suecia natal, de la que se hizo cargo en 2012, a pesar de la diferencia de medios y cantera entre los dos países.

Experiencia y humildad “Creo que fue una de las cosas que la motivaron para aceptar este reto, aun con las dificultades, después de dirigir a un grande como Estados Unidos”, afirma Sembrant en declaraciones a FIFA.com seis meses después de la derrota en la final de Río 2016 contra Alemania. “Pia es una persona que ve las posibilidades. Si piensa que es posible hacer algo, alcanzar un objetivo, no duda en aceptar el desafío, y sabe convencer a todos los que la rodean de que es posible. Vio que era factible conseguir algo importante con Suecia y lo demostró al llevar a la selección a la final del Torneo Olímpico. Fue un gran logro para Suecia, para nosotras y para ella”.

A sus 56 años, los últimos 40 pasados en el fútbol, la seleccionadora ya lo ha vivido casi todo. Pero eso no le impide conservar intacta su motivación, y saber transmitirla. “Siente una gran pasión por el fútbol. Vive por él, y sabe motivar muy bien”, asegura la defensora del Montpellier HSC, internacional desde 2008. “Cuando la tienes delante y te habla, desprende algo especial”, añade, antes de describir en profundidad las cualidades de su entrenadora. “Es muy minuciosa, y se le da muy bien gestionar los detalles. Tiene la experiencia de haber jugado mucho tiempo, así que comprende a las jugadoras en muchísimas situaciones”.

“¡Es muy humilde!”, continúa, casi sin pararse a respirar, quizás para no pasar por alto ni un elogio. “Y no sólo como persona, sino también en cuanto al liderazgo que ejerce. Sabe en qué aspectos es muy buena, pero también en cuáles necesita a gente que sea mejor para administrarlos. Nos asigna muchas responsabilidades, gracias a eso progresamos. Es muy exigente con nosotras y sentimos de verdad que cree en lo que hace y en sus jugadoras”.

Sembrant y sus compañeras respondieron a esa confianza alcanzando la final de la cita olímpica, que representó el mejor desempeño de la historia de las Blagult en el torneo. Para ello tuvieron que eliminar en la tanda de penales de la semifinal al país organizador, que contaba entre sus filas nada menos que con Marta. Aunque una de ellas salió del terreno de juego entre gestos de victoria y la otra con lágrimas en el rostro, ambas habían compartido las mismas emociones durante dos temporadas en el Tyresö, en Suecia, entre 2012 y 2014. Su trayectoria concluyó con una derrota en la final de la Liga de Campeones Femenina de la UEFA, a manos del Wolfsburgo, pero la defensa del Montpellier no tiene más que buenos recuerdos de aquella época junto a la sudamericana y del espectáculo que podía admirar en el día a día.

Admiración y aprendizaje “Hace cosas extraordinarias con el balón, al verla es imposible no admirarla, aprender y sonreír”, recuerda Sembrant, que, antes de eliminar a la Seleção en semifinales, había recibido un abultado 5-1 ante las propias brasileñas en la fase de grupos, con un doblete de Marta. “Lo que más me impresiona es esa capacidad que tiene de utilizar todas sus cualidades siempre que hace falta. Su velocidad, su técnica, su visión de juego… Siempre utiliza la mejor cualidad para encontrar una solución en el momento adecuado. Estando a su lado, una la ve y piensa: ‘Ah, sí, era eso lo que había que hacer...”.

¿Y aprecia el espectáculo de la misma forma cuando está en el bando contrario? “Marta es una jugadora a la que resulta muy difícil enfrentarse”, reconoce la escandinava. “En la medida de lo posible, hay que evitar que tome velocidad, impedirle que marque el ritmo. Pero debo confesar que me gusta defender contra una jugadora así, es un reto apasionante”, admite. “Nos hemos enfrentado muchas veces. Siempre es un reto tratar de evitar que recurra a sus cualidades y marque diferencias. En cualquier caso, es fantástico haber podido estar en las dos situaciones, jugar con ella y contra ella”.

Una doble perspectiva que permite a Sembrant situar a su excompañera entre las leyendas de la disciplina. “En mi opinión, es la mejor de la historia”, asegura la sueca acerca de su amiga brasileña, que compite por el Premio The Best a la jugadora de la FIFA 2016. “Todo el mundo conoce sus cualidades como futbolista, pero sobre todo es una persona extraordinaria. Es amable y humilde, tiene un gran corazón. El hecho de ser una gran jugadora y una gran persona al mismo tiempo la convierte en alguien muy especial”, concluye Sembrant, que no alberga ninguna duda sobre quiénes serán las galardonadas del fútbol femenino el próximo 9 de enero.

Lo único de lo que no está segura es de quién será la primera en recibir su mensaje de felicitación. “¿Quién sube primero al escenario, las entrenadoras o las jugadoras?”, nos pregunta. “¿Las entrenadoras? ¡Entonces voy a llamar primero a Pia!”.