“Creo que no soy totalmente consciente del impacto que tuve”. Marinette Pichon sonríe al hacer estas declaraciones a FIFA.com. “Me sigo sorprendiendo cuando la gente me pide fotos, me habla de mi carrera, me da las gracias... No me doy cuenta verdaderamente de todo lo que hice. Y lo cierto es que es mejor así”, añade la legendaria delantera francesa.
Pronto se cumplirán los diez años del día en que colgó las botas, con un récord que aún se mantiene, imponente, como si fuese el Everest, de 81 goles en 112 internacionalidades. La futbolista mejor situada para batirlo es Marie-Laure Delie, de 28 años, que suma 62 realizaciones. “¡Espero que se supere lo antes posible!”, bromea Pichon. “Eso querrá decir que nuestra selección francesa funciona bien. Lo único que quiero es que las chicas sigan marcando muchísimos goles y afirmando sus cualidades futbolísticas. Los récords están para ser batidos”.
A sus 40 años recién cumplidos, Pichon no vive en el pasado. Es la directora general del FCF Juvisy, su antiguo club, y comentarista estrella de fútbol femenino en la televisión francesa. Así, ejerce a la vez de protagonista y observadora privilegiada de una disciplina en pleno auge. “Lo disfruto, pero ahora soy más libre. Tengo menos limitaciones”, dice satisfecha.
Es una entregada seguidora de las Bleues, a las que espera ver triunfar por fin en agosto, en el Torneo Olímpico de Fútbol femenino Río 2016. “La selección francesa lo tiene todo por escribir. Hay que concretar los avances en el palmarés. En los Juegos Olímpicos le ha tocado un grupo bastante favorable, con Colombia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Hay toda una generación de jugadoras que disputarán quizás sus últimas Olimpiadas, y sería una pena que no se llevasen nada”.
“Habrá que demostrar algo más de acierto ofensivo y dejar de desaprovechar ocasiones, como ocurría antes”, analiza, refiriéndose a la medalla de bronce que les arrebató Canadá en Londres 2012 y a las campañas prometedoras que terminaron antes de lo previsto en las ediciones de 2011 y 2015 de la Copa Mundial Femenina de la FIFA™. “Hay un bloqueo psicológico, pero tienen que ser conscientes de sus aptitudes individuales y colectivas y darlo todo para conquistar una medalla, cualquiera. Sería un gran éxito y abriría otros horizontes”.
La primera para siempre Y especialmente con vistas a la próxima cita mundialista, que se celebrará en Francia en 2019. Es una perspectiva que encanta a la exinternacional, a quien une una relación especial con este torneo, ya que participó en la primera edición disputada por el combinado tricolor, la de EEUU 2003.
“Conservo el recuerdo de momentos mágicos, maravillosos”, cuenta Pichon, que hacía entonces las delicias de los hinchas del Philadelphia Chargers. “Marqué el primer gol de la historia de la selección francesa en un Mundial. Fue contra Corea del Sur, y luego hice otro frente a Brasil. Los estadios estaban llenos, la organización era excepcional... Aun así, lamento no haber podido superar la primera ronda, porque el Mundial es algo fabuloso”.
Aquel conjunto francés no era el de hoy. Estaba lejos de ser un candidato real a acceder a la segunda fase de los grandes torneos, o incluso a adjudicarse el título. ¿Le hubiera gustado a Marinette vivir la época actual? “No, no hay que lamentarse por eso. Sí creo que me habría divertido mucho con la generación actual, que tiene un gran talento, pero sigo estando en el fútbol, en contacto con la cancha y con las jugadoras, en el Juvisy o como comentarista de televisión”, replica. “Estoy estudiando para obtener un diploma universitario de directora general de club profesional. Me enfoco al futuro del fútbol femenino”.
Sin embargo, no escapa a su pasado. “Algunas jugadoras me dicen que les serví de ejemplo. El otro día, Laure Boulleau me contó que yo era su ídolo, que cuando era más joven ponía fotografías mías. Fue a la vez algo sincero y muy conmovedor”, confiesa. En su época, ella únicamente tenía modelos masculinos con los que poder identificarse. Y si el fútbol femenino francés llega a triunfar en el escenario internacional, será gracias a quienes pusieron en su día los cimientos.