martes 07 marzo 2017, 08:30

Ott, el Messi suizo de la arena

Al introducir el nombre de Noel Ott en los buscadores de internet, a uno le sorprende lo rápido que aparece también el de uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos: Lionel Messi. ¿La razón? El jugador suizo está considerado el Messi del fútbol playa.

"Hay mucha gente que me compara con él", confirma Ott a FIFA.com con cierto orgullo. "Dicen que regateo a los rivales de un modo parecido. Jugué en el equipo de fútbol playa del FC Barcelona en 2014 y 2015, y los aficionados empezaron a hacer la comparación. Los dos somos más bien bajitos, marcamos muchos goles y nos distinguimos por nuestra técnica".

Además, como si fuera poco... "En la selección también llevo el número 10. Pero no me veo al mismo nivel que él, ni mucho menos. Messi es uno de los mejores, si no el mejor futbolista de todos los tiempos. Es un gran honor que a uno lo comparen con alguien así".

Dentro de exactamente 50 días, este extraordinario jugador de fútbol playa aspira a sentar las bases de la primera corona mundialista de Suiza. En su debut el 27 de abril en la Copa Mundial de Beach Soccer de la FIFA Bahamas 2017, los transalpinos, encuadrados en el Grupo A, se enfrentarán ni más ni menos que al conjunto anfitrión. En la liguilla inicial esperan asimismo Ecuador, debutante en la cita planetaria, y Senegal, campeón africano.

Para Ott, alcanzar los cruces es obligatorio. "Tengo una mentalidad ganadora y, cuando juego un torneo, en lo único que pienso es en acabar primero. Pero nos alegramos, en primer lugar, de estar presentes. A partir de cuartos de final puede pasar cualquier cosa, porque en el fútbol playa depende mucho del estado de forma que tengas un día determinado". En el apartado de títulos, Messi, que acumula tres entorchados en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA y un triunfo en la Copa Mundial Sub-20, le lleva una clara ventaja.

Méritos para soñar Ott se estrenó en una Copa Mundial con apenas 21 años, en la edición de Portugal 2015, y ya entonces se alzó con la Bota de Bronce adidas al tercer máximo goleador del certamen. Y eso a pesar de que los vigentes subcampeones de Europa sucumbieron 7-3 ante los anfitriones en cuartos de final. El delantero suizo, eso sí, marcó en los cuatro partidos de su equipo. "Viajamos mucho con la selección, pero cuando está la FIFA de por medio, todo es más grande. El Mundial es el mejor torneo que uno puede jugar".

Hace diez años, no obstante, Ott tenía unos planes totalmente distintos. Ingresó en las categorías inferiores del Grasshoppers Club de Zúrich con apenas 12 años, y fue pasando por todos los equipos juveniles del club. Sin embargo, no logró dar el salto al sub-21. "Fue una decepción tremenda", admite Ott.

Franziska Steinemann, amiga de su madre y exjugadora internacional suiza de fútbol playa, le propuso entonces cambiar el césped por la arena. "Me devolvió la alegría por jugar al fútbol. El encanto del fútbol playa es el amor y la pasión por el fútbol. Es un deporte, pero, al mismo tiempo, un estilo de vida".

"En Suiza suele decirse que al fútbol playa sólo juegan aquellos que no consiguieron triunfar en la hierba. Pero no es así. Yo pude elegir y me decanté por el fútbol playa. Para mí, no hay nada más bonito. Es una afición que, además, me permite recorrer el mundo. Desafortunadamente, todavía no es más que un hobby, porque mi sueño sería vivir algún día del fútbol playa. De momento, no ganamos dinero, sino que lo hacemos como una actividad aparte de nuestros trabajos. Creo que casi ningún jugador del mundo puede vivir de esto".

En 2012 llegó su primera convocatoria con la selección y su ascenso a la élite de esta disciplina. "Noel es un chico fantástico. Tiene los pies en el suelo y es un jugador de equipo. Sus cualidades están por encima de la media", analiza el seleccionador helvético, Angelo Schirinzi. "Su velocidad, su control del balón, su coordinación y, por supuesto, sus chilenas perfectas, son extraordinarias".

Ott tratará de sacarlas a relucir nuevamente en la gran palestra internacional dentro de apenas unas semanas, nada menos que a 7.700 kilómetros de casa. Lo que no podrá es enfrentarse en Bahamas a los compatriotas de Messi, ya que la Albiceleste cayó en penales a manos de Ecuador en el clasificatorio y se perderá por primera vez la gran cita mundial.