Natalia y Noelia, tan iguales, tan diferentes

Iguales, pero diferentes. Mucho. “Somos el día y la noche”, asegura Noelia Ramos sobre ella y su hermana gemela Natalia. La ‘doble N’ de España. En el equipo ya nadie las confunde. Aunque también hace mucho que no intentan hacerse pasar la una por la otra. “Cuando éramos pequeñas, en el colegio alguna vez nos cambiamos la ropa y gastamos una broma a la profesora. Pero a Toña -la seleccionadora- no la vacilamos, no”, cuenta Noelia.

Ella, portera y una de las capitanas del equipo que está estos días en Jordania disputando la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA 2016, es la más seria. “Yo soy la mandona. La que pone la mano dura. Soy estricta y tengo más genio”. Por eso cuando Natalia, defensa central, y la más presumida a la hora de arreglarse, se retrasa en el vestuario, Noelia no duda en entrar a buscarla para iniciar esta charla con FIFA.com.

“Nacimos con un balón en las venas. Todo era fútbol. Nos regalaban muñecas en el día de Reyes y nosotros siempre las rechazábamos y pedíamos balones”, revela Natalia. Con un padre, Miguel, y un tío, Eduardo, que jugaron en la primera división española con el Tenerife, la pasión futbolera les vino de serie. “Hacíamos pachanguitas con los primos, a veces se unían mis padres…”, rememora Noelia.

El siguiente paso lógico era ingresar en un club, aunque no lo pudieron hacer a la vez. “Yo empecé un año antes, a los 5, porque mi hermana tuvo un problema de corazón”, revela Natalia. Afortunadamente para la familia Ramos, con el tiempo todo quedó en un susto y ambas pueden dedicarse ahora a lo que más les gusta.

Desde entonces es raro verlas separadas. Con apenas 17 años juegan en primera en el Granadilla tinerfeño. Natalia siempre pendiente de guardar las espaldas de Noelia, que se pasa todo el partido hablando y dando órdenes. “Estoy acostumbrada a que, cuando miro atrás, está ella, aunque también me siento agusto cuando juego con las demás compañeras”, señala Natalia, tirando de diplomacia.

Siempre juntas De momento, en Jordania han jugado juntas un partido. Ante Nueva Zelanda, Natalia era la última defensora, siempre atenta para evitar que su hermana tuviera que emplearse a fondo. Porque lo suyo siempre ha sido trabajar en equipo, desde bien pequeñas, cuando en vez de dedicarse a impedir goles… los marcaban.

“Empecé de portera, pero en el que equipo en el que estaba se marcaban muchos goles y yo me aburría, así que me pasé un tiempo a la delantera”, recuerda Noelia. “Yo tengo buen disparo de lejos, y un año fui máxima goleadora con 81 goles y mi hermana detrás con 56. En los córners yo le centraba los balones y ella remataba, y viceversa”, cuenta divertida Natalia.

En casa comparten habitación, pero no en las concentraciones de la Rojita, donde las compañeras de cuarto se eligen por posición. “Y al final lo agradecemos, porque estamos juntas las 24 horas del día”, dice Natalia.

Así se evitan las clásicas peleas por el orden de las cosas o la tardanza en el baño, aunque ambas aseguran llevarse bien y saber respetar su espacio. “Hay momentos en que me gusta estar a mi bola, sola en la habitación”, señala la defensora. “Y yo soy más inquieta. No paro, escucho música…” dice la portera, antes de que su hermana la interrumpa: “sí, pero eso es en casa, porque la DJ del equipo soy yo”. Y se echan a reír.

Ambas ya han acordado lo que van a hacer si ganan el Mundial con España. “Antes de venir habíamos pensado en hacernos un mismo tatuaje las dos, y ahora hemos decidido que si ganamos será algo relacionado con este Mundial, porque esto es algo único”, afirma Natalia.

Pero el camino que le aguarda a España hasta el título es largo aún, y nada sencillo. Superada la fase de grupos, el miércoles se verán las caras con Alemania, su verdugo en la final del último Europeo. “Es un rival que ya conocemos, y ellas nos conocen a nosotras, pero miedo nunca. Toca ir a por todas, porque queremos seguir viviendo este sueño”, asegura Noelia. La ‘doble N’ está Lista para afrontar el reto.