domingo 14 agosto 2016, 18:14

Miguel Nebel, capitán de la primera hazaña charrúa

Hay algo de Miguel Nebel en todos aquellos que alguna vez llevaron la cinta de capitán de la selección uruguaya. Sobre todo en héroes de grandes hazañas como José Nasazzi, quien alzó la Copa Mundial de la FIFA en 1930, y Obdulio Varela, símbolo del Maracanazo de 1950.

Por un lado, por la sencilla razón de que Nebel fue el capitán de Uruguay en el primer partido internacional de su historia, aquel con Argentina en Montevideo del 20 de julio de 1902, que se saldó con un duro 0-6.

Por el otro, porque volvió a cumplir ese rol en la madre de todas las hazañas, aquella primera victoria que, contra todos los pronósticos, logró en la revancha contra los argentinos el año siguiente en Buenos Aires. No en vano alguno se animaría a considerar al 13 de septiembre de 1903 como el hito fundacional de la famosa garra charrúa.

Ese éxito, cuando ni siquiera se vestía de celeste todavía, marcó un antes y un después en el fútbol uruguayo, pero también en la vida de Nebel.

El antesNo existe registro fehaciente del lugar o fecha de su nacimiento, aunque nadie duda de su nacionalidad: Miguelón fue un uruguayo de pura cepa. Por eso en su época de universitario despuntó como mediocampista en el Albion FC, el primer club de fútbol del país, que en principio sólo aceptaba criollos.

Nebel convivió allí con su fundador, Herny Candid Lichtenberger, también uruguayo pese a su nombre y apellido. Lichtenberger era discípulo del inglés William Leslie Poole, el padre del fútbol uruguayo, y fue para incorporar al mismo Poole que cambió los estatutos del Albion.

El objetivo era competir con su gran rival, el CURCC (Central Uruguay Railway Cricket Club), o "el equipo de los ingleses del ferrocarril", institución de rol clave en esta historia. Sucesivas decisiones y el jugar poco provocaron que Nebel y otros jugadores abandonaran el Albion a fines de 1898.

Su inquietud coincidió con la de otros estudiantes, también deseosos de crear una institución futbolera alejada de las influencias inglesas. Como resultado, el 14 de mayo de ese año nació el Club Nacional de Fútbol, y con él otra de las piezas importantes de la gesta de 1903.

Progresista y visionario, el protagonismo de Nebel creció rápidamente. En 1900 sugirió al club Defensa fusionarse con Nacional, fue designado vicepresidente y cumplió un rol clave para recibir las tierras del Gran Parque Central, donde todavía tiene su cancha.

Ese mismo año, los clubes de origen extranjero le negaron a Nacional la afiliación a la novel The Uruguay Association Football League (promovida por Lichtenberger), por considerar que "no era lo suficientemente competitivo". La aprobación llegó en 1901.

"Nebel integró la primer dupla de delegados del club en la Liga, y fue uno de los que más luchó para que en las reuniones se hablara español, la lengua oficial del Uruguay, cosa que debió ser acatada por los ingleses", puntualiza Juan José Melos, de la Comisión de Historia y Estadística del Club Nacional.

Para 1902 era capitán y técnico del equipo que ganó invicto su primer título, pero también estaba en los detalles. Como la camiseta roja con puños azules desteñía, propuso adoptar una blanca, aunque sin perder los otros colores. Para eso se agregó un bolsillo con el escudo, de ahí el mote de bolsilludos que, igual que la casaca, siguen identificando al club.

El partido y el después Un gira por Argentina plantó la semilla para que las Leagues armaran aquel histórico partido de 1902. Uruguay estuvo representado por jugadores de Nacional y Albion, y CURCC le dio la espalda. Nebel fue el capitán de un equipo que generó gran expectativa, pero perdió 6-0. "No fue una goleada, fue un escarmiento", afirmó un cronista.

La revancha debía jugarse en septiembre de 1903. Tres semanas antes, la Liga designó titulares a ocho jugadores de Nacional y a tres del CURCC, protagonistas del torneo. Los del CURCC lo consideraron una injusticia y negaron a sus futbolistas.

"Pocos días antes del inolvidable triunfo, decía a mis compañeros de la primera Liga de Fútbol, con acertada inspiración, que si votaban para que fuera Nacional solo a luchar contra el combinado argentino, como capitán del cuadro, yo me comprometía a ganar la partida", escribió Nebel desde Nueva York al recordar la hazaña en 1949.

No todos tenían su confianza. Representado sólo por futbolistas de Nacional, el combinado uruguayo llegó a Buenos Aires el 12 bañado de pesimismo. "Sabemos que no podemos ganar; venimos como hermanos a cumplir", dijo el dirigente Eusebio Céspedes.

Sin embargo, ante la atónita mirada de unos 8.000 espectadores, Uruguay, que vistió casaca azul con una banda diagonal blanca y como escudo la bandera del país, se impuso por 3-2 ante el asombro de los locales, con dos goles de Carlos Céspedes y uno de su hermano Bolívar, ambos hijos de Eusebio. "Los miembros del team oriental se han portado como héroes", rezaba el telegrama de felicitaciones de la Liga argentina.

Ese fue el último partido de Nebel con Uruguay. Miguelón siguió ligado a Nacional, incluso después de la Guerra Civil, durante la cual defendió al bando del gobierno, hecho que le impidió jugar la final del campeonato uruguayo de 1904 ante CURCC .En 1908 regresó al Albion, en un intento infructuoso por reflotar al club.

Culto e inquieto, emigró joven a Nueva York, primero, y a Barcelona, después, donde murió con más de 100 años. Nebel nunca perdió contacto con Nacional, y su historia quedó definitivamente ligada a la gesta de 1903 con Uruguay: fue el último sobreviviente de la madre de todas las hazañas.

* FIFA.com agradece a Santiago Rodríguez, asesor en historia y estadísticas de la selección uruguaya de fútbol, y a Juan José Melos, integrante de la Comisión de Historia y Estadística del Club Nacional, por su colaboración con el material utilizado para la historia.