sábado 09 abril 2016, 09:46

Ma Li, orgullo y dolor de la primera goleadora mundialista

  • Ma Li marcó el primer gol en la historia de la Copa Mundial Femenina de la FIFA

  • Fue ante Noruega, eventual finalista de 1991

  • Ma reflexiona sobre el torneo inaugural, la rivalidad con Michelle Akers y mucho más

El gol de Tobin Heath contra Japón que cerró el marcador de la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Canadá 2015™ fue el 771º tanto logrado en la cita mundialista desde la edición inaugural celebrada en la RP China.

Sin embargo, entre todos esos goles marcados durante 232 partidos correspondientes a siete ediciones, uno sigue siendo único: el que abrió la goleada de las anfitrionas chinas contra Noruega en el partido inaugural del primer Mundial femenino, obra de Ma Li.

Ocurrió el 16 de noviembre de 1991, con el Estadio Tianhe de Guangzhou como escenario. Las anfitrionas se enfrentaban a las noruegas en un choque histórico: el primero de la primera Copa Mundial Femenina. Espoleadas por los aficionados locales, las Rosas de Acero dominaron desde el principio, y sólo necesitaron 22 minutos para romper el 0-0.

La china Ma Li se anticipó a las defensas rivales para cabecear a la red el primer gol en una Copa Mundial Femenina de la FIFA, provocando el delirio en el público y encarrilando un memorable 4-0 a favor de China. Ha pasado un cuarto de siglo desde entonces, pero el recuerdo sigue muy vivo para la goleadora.

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“Estoy orgullosa de haber marcado el primer gol en un Mundial femenino”, admite a FIFA.com Ma. “Pero no era consciente de ello cuando lo marqué, con toda la tensión que afrontábamos en el encuentro inaugural… y yo estaba plenamente concentrada en mi juego. Fue una acción a balón parado desde la derecha. Wu Weiying sacó el libre indirecto tan rápido que yo sólo tuve que lanzarme y cabecear a gol casi sin esfuerzo.

“Después de abrir el marcador, seguía estando tensa”, continúa la ex defensa. “No tuve tiempo para celebrarlo. Ni siquiera podía escuchar la ovación de los aficionados. Solamente pensaba en una cosa: las rivales volverían a la carga con fuerza, pues querrían empatar a toda costa. Debía hacer todo lo posible para no dejar un solo hueco en nuestra zaga”.

Reconvertida a futbolista

A día de hoy, se podría perdonar a los aficionados que piensen que aquel histórico tanto fue producto de la suerte. Ma, no obstante, lo achaca todo al entrenamiento y a los planteamientos de su técnico. “Para nosotras, el gol fue una prueba de nuestro duro trabajo”, explica. “El seleccionador Shang (Ruihua) nos encomendaba un trabajo extra a las tres jugadoras altas del equipo: Niu Lijie, Zhou Yang y yo. A menudo nos pedía que nos quedásemos al final de la jornada y practicásemos los saltos y remates de cabeza. Normalmente, yo debía estar cerca de la portera, mientras que las otras dos se ocupaban de los rechaces. Por tanto, las tres cubríamos todo el área en nuestras estrategias a balón parado”.

Lo que no menciona Ma son sus excepcionales dotes por alto, que pulió como antigua figura del baloncesto. De hecho, había ganado casi todas las competiciones locales de baloncesto con el equipo de su colegio antes de que la convencieran para pasarse al fútbol. Y pese a iniciarse tardíamente en el balompié, la defensa progresó y prosperó con rapidez.

“Era alta (1,71m) y se me daba bien saltar, así que mis entrenadores pensaron que la posición de defensa me venía bien. No tardé mucho en adaptarme a mi nuevo deporte. Cuando saltaba para cabecear un balón al fondo de las mallas, sentía como si estuviese saltando y lanzando a canasta”, añade sonriendo.

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La rivalidad con Michelle Akers

Inspirada por ese triunfo inicial, China se lució en la liguilla y pasó como primera de grupo tras empatar con Dinamarca (2-2) y arrollar a Nueva Zelanda (4-1). Sin embargo, la andadura de las locales terminó de repente tras una inesperada derrota por 0-1 ante Suecia en cuartos de final.

Y a pesar de que los años pasan, a Ma le sigue doliendo mucho aquella eliminación: “Partíamos como las principales favoritas para muchos, por lo que resultó desgarrador acabar nuestro recorrido de esa forma. Estábamos muy tristes, y lloramos mucho. Todavía hoy tengo una espina clavada en el corazón. El dolor de esa derrota es peor aún que el de un amor fracasado”.

“Pese a ello, conservo un magnífico recuerdo del primer Mundial femenino”, matiza. “Echo de menos a las compañeras y al cuerpo técnico. Pasamos juntas un periodo verdaderamente memorable preparándonos para el campeonato”.

Por consiguiente, Ma y sus compañeras tuvieron que ver desde la grada cómo Noruega, a la que habían derrotado en el partido inaugural, llegaba hasta la final para enfrentarse a Estados Unidos. Ma cree que China era perfectamente capaz de haberse plantado en el choque decisivo del certamen y que, de haberlo hecho, habría tenido muchas opciones de vencer a las estadounidenses y ceñirse la corona inaugural.

“Pensábamos que las estadounidenses eran quizá la única selección del campeonato que estaba a nuestra altura”, señala Ma. “Y no les teníamos miedo. Habíamos jugado una serie de amistosos contra ellas previamente al Mundial, y demostramos que podíamos competir con ellas”.

Ma nos revela que cultivó una especie de rivalidad personal con la capitana y delantera estelar de Estados Unidos, Michelle Akers, quien marcó los dos goles de su equipo en la final contra Noruega (2-1) y levantó el codiciado trofeo. “Mi trabajo en esos amistosos consistía en frenarla”, explica Ma, en relación a la Jugadora del Siglo de la FIFA. “[Akers] era una jugadora dura. Cada vez que nos enfrentábamos, salía magullada por todas partes después de marcarla, y supongo que ella igual. Creo que me tenía miedo [risas]. Así que quién sabe lo que habría pasado si ambas selecciones nos hubiésemos enfrentado en la final…”.