Los Santizo, un sello de familia en Guatemala

A punto de disputar su segunda Copa Mundial de Fútsal de la FIFA consecutiva juntos, para Miguel y Edgar Santizo el fútbol siempre ha sido una cuestión de familia. Y no es broma...

Desde sus inicios en las calles de Colonia Santa Ana, su barrio en ciudad de Guatemala, ambos formaban equipo con mama Rosa, que iba al arco, y sus hermanas Sindy e Ingrid. Ante la atenta mirada de papá Miguel Ángel y dirigidos por el abuelo José Ricardo, ganaron más partidos de los que perdieron, y comenzaron a forjar así sus carreras con un balón.

"Creo que es gracias a mi abuelo que nosotros estamos donde estamos. Él nos dirigía en sus equipos, nos entrenaba todos los días, aunque siempre en fútbol de campo", explica Edgar, de 29 años, el menor de los Santizo. El mismo que a los 13 tuvo una chance de irse a probar a Europa, pero Rosa prefirió que siguiera estudiando.

Aquel que suponga que la relación de Miguel y Edgar con el fútsal nació en 2000, cuando Guatemala fue sede de la cuarta Copa Mundial de Fútsal de la FIFA, se equivoca: ambos deben a sus hermanas mayores la llegada al deporte del que viven y que les apasiona.

"Sucedió en 2008. Un sábado a la noche fuimos a verlas jugar en un equipo de fútbol de salón que dirigía Pablo Morales, quien también entrenaba a hombres. Ese día le faltó gente, nos invitó a participar y bueno, aquí estamos", sintetiza Miguel, de 31.

Sentados frente a FIFA.com en su hotel de Buenos Aires, donde la selección chapín afinó su preparación para Colombia 2016, los hermanos hablan sin interrumpirse. "A pesar de pasar tanto tiempo juntos, realmente nos llevamos bien", afirma Edgar. "Los compañeros nos dicen que les gustaría llevarse así con sus hermanos, pero para nosotros es natural", complementa Miguel.

El sueño cumplido Hasta hoy apenas una vez no compartieron club, durante la temporada 2013. "Jugábamos en Acuasistemas pero el equipo se desintegró. A mí me llamaron de Glucosoral, nuestro club ahora, y a Miguel de Xelas, que era nuevo... ¡Y nos enfrentamos en la final!", rememora Edgar.

"Es más, me pegó una patada contra los bancos que todavía me duele", aclara entre risas. ¿Cómo lo vivió la familia? "Con ansiedad. Si hasta un diario sacó una nota con la foto de mi hijo, que titularon 'mi papá juega contra mi tío'". complementa Miguel, integrante del bando perdedor.

Para ese entonces, el apellido Santizo ya estaba relacionado con la selección. Edgar, un cierre de corte ofensivo, de físico menudo pero hábil y encarador, recibió la primera convocatoria en 2010. "Me puso contento por mí, pero también triste por él", recuerda. Una año después, sin embargo, hicieron realidad el sueño de representar juntos a Guatemala.

Los dos formaron parte del plantel que, como local, termino subcampeón del clasificatorio de la CONCACAF para la Copa Mundial de Tailandia 2012. "Ni entré en la final, por lo que temí que luego no me convocaran. Pero cuando mi esposa me dijo que estábamos los dos en la lista para el Mundial, lloré de alegría", confiesa Miguel, también cierre pero de corte defensivo, quizás por físico más armado.

Objetivos y anhelos Edgar tiene un sabor agridulce del debut allí, contra Colombia. "¡Me echaron en mi primer partido en un Mundial! Diga que ganamos, sino...". Esa fue la única victoria de Guatemala, que tras ser goleada por Rusia, se jugó el pase a octavos contra Islas Salomón. "Salimos tan confiados que perdimos y quedamos eliminados. Cuando pienso que Colombia tenía hechas las maletas y luego fue cuarta me da más bronca".

"Esa es una lección que aprendimos como grupo, no se repetirá", avisa Miguel. En lo personal también aprendió algo. "Jugué sólo dos minutos contra Rusia, pero cuando uno llega a la selección, debe estar listo para aportar su parte. Ahora intento transmitírselo a los jóvenes: no es fácil jugar un Mundial, deben aprovechar cada instante".

Su rol en el proceso que conduce el español Tomás de Dios es distinto: pese a sus características más defensivas, Miguel aportó cuatro goles en el clasificatorio de la CONCACAF para Colombia 2016, dos en la victoria clave contra México (6-2), por la fase de grupos, y otros dos ante Cuba (3-2), en el duelo por el tercer lugar.

Guatemala compartirá el Grupo C con Italia, Paraguay y la debutante Vietnam. "El objetivo es pasar a octavos aunque sea como uno de los mejores terceros", reconoce Edgar. "Igual, creo que podemos pelear por el segundo lugar. Con Paraguay hemos ganado y perdido en igual medida. Italia no es imposible, pero sí muy difícil", acota Miguel.

Por edad, Edgar aspira a un Mundial más en su futuro. Miguel, en cambio, parece listo para "darle espacio a los que viene atrás", más allá del pedido de sus compañeros para que reevalúe su decisión. Los dos, sin embargo, anhelan lo mismo: "Que el apellido Santizo deje su legado en el fútsal de Guatemala".