jueves 11 noviembre 2021, 11:00

Hjulmand: "Es magnífico que consideren a Dinamarca como tapada para el Mundial"

  • Dinamarca se clasificó para Catar 2022 sin ceder ningún punto ni encajar un solo gol

  • Su seleccionador, Kasper Hjulmand, ha sido elogiado por sus jugadores por saber lidiar con hechos traumático

  • Hjulmand habla con FIFA.com sobre sus metas de unir a una nación y aspirar alto en la cita mundialista

Con 8 victorias en 8 partidos, 27 goles a favor y 0 en contra, Dinamarca se clasificó para la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022™ de forma espectacular e impresionante. Pero cuando Politiken, uno de los diarios del país, calificó a 2021 como "un año casi perfecto", el motivo para no considerarlo perfecto del todo era evidente.

Lo acaecido el 12 de junio, con el espeluznante paro cardiaco sufrido en el campo por Christian Eriksen, sigue muy presente en las mentes de los daneses… o en las conversaciones en torno a su selección. Sin embargo, en vez de ensombrecer el ambiente, el traumático incidente de Eriksen –y la respuesta al mismo– ha servido para fortalecer los vínculos en el seno de la plantilla de Kasper Hjulmand y unir a la nación en torno a la Dinamita danesa. Todo el que haya presenciado escenas recientes en el Parken de Copenhague sabrá que las emociones en los partidos de Dinamarca como local se han visto intensificadas por ese amargo trago, y los éxitos posteriores se han recibido con una euforia aún mayor por haber sufrido y sobrellevado colectivamente una experiencia tan terrible y angustiosa.

Hjulmand habla de que "lo superamos juntos", y nadie fue más importante en eso –al menos según sus jugadores– que el propio seleccionador de Dinamarca. El capitán Simon Kjaer ha calificado de "increíble" la forma en que manejó la situación Hjulmand, a quien ha elogiado como "un fantástico seleccionador y líder". Joakim Maehle añadió que, aunque los jugadores siempre habían admirado al técnico de 49 años por su trabajo en los entrenamientos y su pizarra táctica, "ahora también es un amigo para nosotros".

Si a esa unidad y ese sentido del compañerismo le añadimos el fútbol atractivo y sumamente eficaz que está creando, no es de extrañar que se esté hablando de Dinamarca como una posible candidata al título en el Mundial. Hjulmand también está dispuesto a asumir ese recién adquirido estatus y a disfrutar de él, como explica a FIFA.com en esta entrevista exclusiva.

Landstraener Kasper Hjulmand under mixed zone og traening med herrelandsholdet i fodbold i Helsingoer mandag den 4. okto

FIFA.com: Kasper, 8 victorias consecutivas, 27 goles a favor, 0 en contra y la clasificación asegurada a falta de dos encuentros. No está siendo una mala campaña clasificatoria, ¿verdad?

Kasper Hjulmand: Ha sido increíble. Además de los goles y la portería imbatida, hay otro dato increíble: que Kasper Schmeichel solo ha tenido que hacer 4 paradas en esos 8 encuentros. Eso demuestra lo fuertes que hemos estado. Nunca podríamos haber esperado unas estadísticas semejantes, y es algo muy especial. Pero aunque estamos muy contentos con cómo venimos jugando, queremos ser todavía mejores; y creo que este equipo tiene potencial para alcanzar otro nivel. Cuando recuerdo esa semifinal de la Eurocopa contra Inglaterra en Wembley, por ejemplo, sé que podemos jugar mucho mejor de lo que lo hicimos ese día.

Ha mencionado el partido contra Inglaterra. Si tuviera que enfrentarse a otra selección de ese calibre en la semifinal de un Mundial, ¿qué procuraría hacer de forma distinta?

De hecho, ya vi un modelo de lo que me gustaría ver en nuestro encuentro de la primera fase contra Bélgica. Ese día jugamos súper bien, dominamos de verdad a una selección puntera, nos expresamos sobre el césped y, por desgracia, básicamente acabamos perdiendo por dos momentos de auténtica clase a cargo de extraordinarias individualidades como Kevin [De Bruyne] y Romelu [Lukaku]. Pero incluso perdiendo, marcamos una pauta –algo a lo que aspirar–, y mostramos el tipo de fútbol que podemos jugar contra los mejores del mundo. También fuimos muy competitivos contra Inglaterra. Pero no nos expresamos de la misma forma ofensivamente, y eso es algo que podemos mejorar.

¿Y psicológicamente? ¿Existe el peligro, al venir de un país pequeño, de que sus jugadores lleguen a las últimas rondas y pongan sus miras un poco más abajo que selecciones de la talla de Italia, Brasil o Alemania, que están acostumbradas a aspirar al trofeo?

[Niega con la cabeza enérgicamente]. Ni hablar. Nosotros no somos así. Cuando recuerdo aquel vestuario en Wembley, los jugadores estaban muy decepcionados, porque sentíamos que podríamos haber ganado ese partido y haber acabado ganando la final. Además, cuando pruebas un poco cómo son las semifinales y otros partidos importantes, eso hace que solamente quieras más, y te da un plus de ambición cuando llega el siguiente campeonato. Sabemos que esos países más grandes que menciona tienen más posibilidades objetivamente de ganar los trofeos importantes. Pero nosotros tenemos nuestros sueños.

Muchos expertos están señalando a Dinamarca como una tapada de cara al Mundial. ¿Está contento con ese estatus, o preferiría mantener unas expectativas más prudentes?

No, creo que es magnífico, porque eso significa que, lógicamente, algo estamos haciendo bien. ¡Para mí, lo único mejor sería si dijeran que somos una de las favoritas! No creo que seamos mejores que las demás, pero sabemos que somos una buena selección y que podemos competir con cualquiera. Y si hay una presión derivada de que te consideren como una de las candidatas, no tenemos problema con eso.

Una de las razones de que los partidos de Dinamarca se hayan vuelto tan agradables de ver, además del fútbol que viene creando el equipo, es el ambiente que reina en vuestros partidos en Copenhague, y el evidente vínculo entre la afición y los jugadores. ¿Le satisface mucho esa proximidad? 

Así es. Y debo decir que esa es la belleza del fútbol internacional. Siempre he dicho que nada puede superar las emociones de los partidos de selecciones. Se puede argumentar que el mejor fútbol hoy en día se juega en la Liga de Campeones, donde los mejores equipos pueden comprar jugadores que se adapten perfectamente a sus deseos y estilos de juego. Pero las mayores emociones, sin duda, vienen de los partidos de selecciones. Siempre que oigo que el fútbol de clubes está tomando el poder, y que el fútbol internacional se está volviendo menos importante, discrepo totalmente.

Aquí en Dinamarca se está viendo ahora mismo una clara muestra de lo mucho que una selección nacional puede reunir a la gente. Todos quieren formar parte de este viaje y, cuando miras por todo el estadio, puedes ver que son mujeres y hombres, jóvenes y mayores… es muy diverso. Es maravilloso de ver, porque tenemos dos objetivos con este equipo: uno es ganar algo, y el otro es inspirar y unir a nuestro país. Ahora mismo podemos sentir de verdad que estamos haciendo lo segundo, y es algo de lo que estamos muy orgullosos. El siguiente paso, por supuesto, es ganar.

Su ayudante, Morten Wieghorst, nos habló del cariño que sigue teniendo Dinamarca por aquella gran selección del Mundial de 1986, y de cómo se la aprecia incluso más que al combinado danés que ganó la Eurocopa 1992. ¿Siente que el país se está enamorando de su equipo de una forma similar?

Claramente. Es difícil comparar los dos periodos, pero tiene razón respecto a aquella selección de los años 80. La gente puede decir que no ganó nada, pero conquistó corazones; los aficionados al fútbol de todo el mundo hablaban de ella. Era un equipo que causó un verdadero impacto con el fútbol que jugaba, y creo que eso es algo muy importante. No todos pueden ganar los grandes trofeos –aunque se puede contar con nosotros para intentarlo–, pero se puede ganar también de otras formas. Ahora mismo, podemos sentir que nuestra selección está haciendo eso.

Los aficionados, lógicamente, se han acercado más a su selección por todos los magníficos resultados que ha obtenido y el fútbol que está jugando. ¿Pero se puede decir que el trauma por la situación de Christian Eriksen, y el modo en que se manejó, ha unido mucho más estrechamente a todos (aficionados y jugadores, jugadores y cuerpo técnico…)?

Tiene razón. Íbamos por buen camino en ese aspecto incluso antes de lo que le ocurrió a Christian. Pero cuando experimentas algo tan traumático como lo que sucedió ese día, eso pone a prueba tu identidad y los valores de tu equipo. Puedes decir que tienes un gran espíritu de equipo, pero es en los momentos así –cuando pasa algo realmente malo– cuando ves de verdad si ese espíritu es tan grande o no. Debo decir que estoy orgullosísimo de mi cuerpo técnico, de mis jugadores y también de mi país, porque, al echar la vista atrás, puedo ver que lo superamos juntos. Y creo que la gente también lo siente así; que ellos nos ayudaron a recuperarnos, y que la selección hizo lo mismo por ellos con nuestras actuaciones. Nos curamos juntos.

Es otro ejemplo de lo mucho que puede hacer el fútbol. No creo que se pueda encontrar un momento en la historia de Dinamarca en el que la gente se quedase tan callada como en la hora posterior a lo que le pasó a Christian. Y tampoco creo que se pueda encontrar un momento de una alegría y felicidad tan puras –compartida entre todos– que después de que Andreas Christensen metiese dentro ese misil contra Rusia [en la victoria por 4-1 que clasificó a Dinamarca para la segunda fase]. El fútbol posee ese fantástico poder.

COPENHAGEN, DENMARK - JUNE 21: Kasper Hjulmand, Head Coach of Denmark celebrates after victory during the UEFA Euro 2020 Championship Group B match between Russia and Denmark at Parken Stadium on June 21, 2021 in Copenhagen, Denmark. (Photo by Martin Rose - UEFA/UEFA via Getty Images)

¿También está orgulloso de cómo sus jugadores han redoblado sus esfuerzos en el campo para asumir la responsabilidad de cubrir el vacío dejado por Christian, que ha sido un jugador tan carismático en todos estos años?

Desde luego. He oído decir que estamos jugando incluso mejor sin Christian, y eso no es cierto. Habríamos sido todavía mejores si él hubiese estado en el campo. Pero el fútbol es colectivo y sistémico y, mientras Christian no ha estado ahí, no se trata de que otro jugador haya entrado en escena para desempeñar su papel. El equipo en sí ha cambiado y hemos encontrado un nuevo sistema, un nuevo ritmo y otra forma de hacer las cosas sin Christian. Los jugadores se han adaptado muy bien, y estoy muy orgulloso de ello.