Londres dará la bienvenida a las estrellas del firmamento futbolístico el lunes 23 de octubre, día en el que la ciudad se convertirá en anfitriona de los The Best FIFA Football Awards™.

Como no podía ser menos, las hazañas de los grandes del deporte rey se homenajearán en una ciudad que atesora historia futbolística por los cuatro costados. FIFA.com presenta a algunos de los capitanes más notables de la selección de Inglaterra, todos ellos nacidos en la capital del país.

Hay un par de jugadores que podrían reclamar para sí el honor de haber sido los primeros londinenses que han capitaneado la selección inglesa, como el guardameta Alec Morten (en 1873) y el delantero Hubert Heron (en 1876). Sin embargo, Norman Bailey destaca por encima de todos los futbolistas nacidos en la capital que lideraron a Inglaterra en aquellos partidos incipientes.

Bailey, abogado de profesión en una era en la que todos los jugadores de fútbol eran amateurs, nació en Streatham en 1857 y capitaneó por primera vez la selección inglesa a los 23 años de edad, en un partido contra Escocia saldado con la derrota de los suyos por 6-1.

Sin embargo, el corpulento central tuvo más éxito en el resto de su trayectoria como capitán del equipo nacional, durante la que perdió únicamente dos partidos oficiales en el British Championship. Bailey fue capitán de la selección inglesa en 15 de las 19 internacionalidades que figuran en su palmarés.

Smith, uno de los primeros grandes delanteros centro que ha dado el fútbol, poseía una puntería letal ante las metas rivales y un gran acierto a la hora de brindar pases de gol a sus compañeros.

Nacido en Croydon, capitaneó a Inglaterra al menos en 13 ocasiones (los registros oficiales no son muy claros). El momento cumbre de su trayectoria como capitán se produjo contra Irlanda en el Roker Park en 1899, donde marcó cuatro tantos en la goleada por 13-2 que infligieron los ingleses a sus rivales más directos.

Smith, director de escuela de profesión, fue también un notable jugador de críquet, un deporte en el que sobresalió como representante de la Universidad de Oxford y del Surrey.

Muy pocos londinenses han capitaneado a la selección de Inglaterra en la Copa Mundial de la FIFA™. Johnny Haynes, nacido en Kentish Town, fue el primero de ese selecto grupo. “El Maestro”, como lo llamaban por su habilidad suprema en el pase y por su repertorio técnico, lideró a Inglaterra en 22 ocasiones en total, incluidos los cuatro partidos que disputó el combinado en Chile 1962.

La última participación de este interior en las filas del equipo nacional se produjo contra Brasil, a la postre campeona, en cuartos de final del Mundial de 1962. Pelé, que observó el partido desde el banquillo, describió a Haynes como “el mejor pasador del balón que he visto jamás”.

El irrefrenable lateral Stuart Pearce, nacido en Hammersmith, está intrínsecamente ligado a los momentos más emblemáticos del fútbol inglés de la década de 1990. Marró su lanzamiento en la tanda de penales con la que se saldó la semifinal del Mundial de 1990 contra la República Federal de Alemania, pero se reivindicó a lo grande al ver puerta en dos tandas de penales, contra España y Alemania, en la Eurocopa de la UEFA de 1996.

Capitaneó a Inglaterra en diez ocasiones. En 1997, durante un amistoso contra Sudáfrica, se convirtió con 35 años de edad en uno de los jugadores de campo más veteranos que se han ceñido el brazalete de la selección.

A pesar de haberse formado en la cantera del Manchester United, David Beckham nació en Leytonstone, en la capital de Inglaterra, y es el londinense que más partidos ha disputado con la selección nacional de su país.

Tan solo otros tres jugadores, Bryan Robson, Billy Wright y Bobby Moore, han lucido más veces el brazalete de capitán de Inglaterra que las 59 de Beckham, y nadie ha dirigido a los Tres Leones en más encuentros del Mundial (empatado a diez con Bobby Moore).

De hecho, dos de los momentos más destacados de Beckham como capitán de Inglaterra están directamente relacionados con el Mundial. Su impresionante actuación y su soberbio lanzamiento de falta contra Grecia, que sirvieron a los suyos para clasificarse para Corea/Japón 2002, forman parte de la memoria colectiva del fútbol inglés, al igual que la transformación del penal que otorgó a los suyos la victoria contra Argentina en la fase final de 2002.

Con este último gol volvió a congraciarse con la afición después de haber visto la tarjeta roja contra el mismo rival en octavos de final de Francia 1998.