En la Copa Mundial de Futsal de 2012 de Tailandia, Panamá se llevó un golpe de realidad del que aún se acuerda. En su debut, dio la machada superando la fase de grupos gracias a los tres puntos del triunfo por 8-3 ante Marruecos en su primer partido dentro del Grupo B.

Clasificada como una de las mejores terceras, el rival en octavos sería el líder de otro grupo. Apareció Brasil… Y Panamá pagó la novatada. Una derrota por 16-0 ante la posterior campeona y la victoria más abultada de aquel torneo. "Nos comieron las ansias. Queríamos hacer las cosas a nuestro modo y salimos a presionarles arriba. Nos mataron", recuerda sobre aquel día Claudio Goodridge a FIFA.com.

Para Panamá, aquel fue el partido de futsal más importante de su historia hasta que en Lituania 2021 el destino le ha puesto delante otro gran envite, y por desgracia, ante el mismo rival. Con Brasil ya clasificada para octavos dentro del Grupo D, necesita ganarle para apurar sus opciones de pasar de ronda como una de las mejores terceras tras perder 1-5 con la República Checa y 2-3 con Vietnam.

"Se tienen que dar los resultados en otros grupos. Nosotros ganando a Brasil está la posibilidad de ser uno de los mejores terceros. Tiene que ganar uno entre Vietnam y República Checa… Sería un milagro, hay que mirar otros resultados de otros grupos, la cantidad de goles si logramos ganar…", nos reflexiona sin mucho entusiasmo, aunque al instante se intenta animar.

"Para nosotros es un partido sumamente importante ante una de las potencias mundiales”, continúa Goodridge, que con 31 años disputa su tercera Copa Mundial y que junto al capitán Michael De León y Edgar Rivas (que se perdió el encuentro por sanción) son en la actual plantilla los únicos supervivientes de aquel partido ante Brasil en Tailandia.

"En el 2012 nos ganaron y tenemos esa sensación de que puede ser una revancha. Nosotros los experimentados y los muchachos nuevos que están debutando en un Mundial queremos hacer historia. Nos hemos concentrado en este partido para tratar de ganar a Brasil", resalta, a la vez que se le nota más positivo con el devenir de la conversación.

Goodridge llega a su punto álgido, y no tarda en agarrarse a ese rayo de esperanza y a lo que supondría ganar: "Nos hemos reunido, hemos hablado y motivado entre nosotros… Tenemos mucho que ganar y poco que perder y que mejor que demostrarlo ante una grande como Brasil. Haciendo un buen partido haríamos historia para nosotros mismos y nos sentiríamos satisfechos con lo hecho en este Mundial".

Hay pequeños motivos para la esperanza. Con el primer puesto prácticamente sentenciado, es posible que Xavier Marquinhos dé algún descanso, aunque la nómina de Brasil asusta.

"Va a ser sumamente complicado… Rodrigo con su pase desde atrás, Dyego, Pito o Gadeia apareciendo por las alas… ¡Y Ferrao!. Prácticamente él solo ha solucionado los dos partidos. Se la tiran, se gira y así ha hecho varios goles”, destaca Goodridge, que tiene clara la solución. "Hay que intentar anticipar a Ferrao, que no reciba, que Rodrigo no tire los pases largos al centro. Es lo que hemos trabajado estos días", comenta.

Aquel Mundial de 2012 no fue solo el de aquella derrota. Fue el germen de una Panamá que ha ido evolucionando y ahora nueve años más tarde busca mostrar otra cara.

“Con el ‘profe’ [el seleccionador Jose Botana] se trabaja mucho. La Panamá de 2012 debutaba en un Mundial y no teníamos muchas armas. Ahora nos ha implementado un estilo de juego europeo, con más recursos. Se ha visto en los dos anteriores partidos que tenemos ataque, que llegamos. Nos falta concretar", nos cuenta Goodridge, que milita en el San Martín Futsal de su país.

Pase lo que pase, lo importante es que en el que es su tercer Mundial consecutivo, la evolución sigue su curso: "Panamá está haciendo un gran trabajo con el futsal. Podemos decir que en Concacaf ya somos potencia. Ahora solo estamos tres jugadores expertos y con el cambio generacional que implementó el 'profe', somos la mejor selección de nuestros tres mundiales. En Lituania solo nos está faltando el toque final”, afirma.

Por eso Goodridge se despide mandando un mensaje para el futuro: "Para Lituania quizás no había toda la confianza, nos pasó por encima la presión, pero de cara a 2024 veo una selección muy fuerte que puede hacer historia. Solo hay que darles confianza", concluye.